La campaña, orientada a no perder ni un solo voto propio

Los analistas de opinión pública coinciden en que se arriesgó poco en busca del votante independiente. La apelación al miedo, un factor clave en el mensaje de los dos principales antagonistas.

Desde el sábado pasado, 8 días antes de las PASO, no pueden publicarse números de encuestas: siguen habiendo sondeos, los partidos conocen los últimos números, lo que no se puede -a costo de la ansiedad del votante más comprometido- es difundirlos. Pero lo que sí pueden publicarse son análisis, evaluaciones cualitativas más que cuantitativas.

Al cierre de la campaña -la primera de por lo menos dos; de tres si hubiera ballotage- “Río Negro” consultó a tres de los principales encuestadores: Jorge Giacobbe, Enrique Zuleta Puceiro y Ricardo Rouvier. Cuatro claves que la veda permite discutir: una campaña floja, cautelosa, orientada a no perder ni un voto propio, pero poco jugada al votante independiente; el voto de la frustración; la participación como dato central de cara a octubre; y una votación de posible fin de época, para el kirchnerismo o para el gobierno.

Política cautelosa, siempre con el temor de que toda acción genera una reacción, pero la reacción puede ser mayor que la acción”.

Enrique Zuleta Puceiro; analista político, titular de OPSM.


Del “está en peligro la República” al “están en peligro la patria y su pueblo”, al final el discurso del oficialismo y del kirchnerismo apeló al miedo. “Hay estilo hiperbólico, parecido al del lenguaje publicitario comercial, se exageran las bondades del producto y se exagera el peligro de no usar el producto. Pero no hay esa idea generalizada en el votante: la Argentina no corre peligro, ni el sistema republicano o democrático, ni va a haber fraude. Este discurso ratifica a los propios, prepara a las propias fuerzas”, afirma Rouvier.

Zuleta coincide en que la campaña fue pensada en ambos casos para el “hard-core, el carozo de la coalición”, que las acciones dirigidas al electorado independiente han sido pobres, estuvieron fuera de la agenda.

Esta elección lleva a un cono frustración. Aunque gane el que uno va a votar, la frustración va a estar, porque no hay alegría en el voto”.

Jorge Giacobbe; analista político, titular de Giacobbe & Asociados.


“Nadie ha arriesgado. No hubo conferencias de prensa, sólo entrevistas acordadas. No gastaron un cartucho. Es una característica propia de liderazgos inestables, que se mueven con mucha cautela y con mucho temor por la capacidad de respuesta y tergiversación que hoy alcanza cualquier adversario gracias a las redes sociales y también a las fake news. Un tipo se equivoca en una palabra, un gesto o un jopo mal peinado y ya es viralizable”, analiza Puceiro, presidente de OPSM.

“Política defensiva” lo llama Puceiro.“Hoy la política se ha hecho muy peligrosa, cualquier argumento puede ser dado vuelta: y es una política temerosa, cautelosa, siempre con el temor de que toda acción genera una reacción, pero la reacción puede ser mayor que la acción. En la política tradicional se tomaban más riesgos, porque había también menos capacidad de respuesta. La política contemporánea es una política defensiva”, afirma.

Argentina no corre peligro, ni el sistema republicano o democrático, ni va a haber fraude. No hay en el votante esa idea generalizada”.

Ricardo Rouvier; analista político, titular de Rouvier & Asociados.


Según Giacobbe, gane quien gane, habrá frustración y no sólo en los votantes cuyo candidato perdió. “Sabemos que el sistema emocional predomina sobre el racional en los seres humanos. Lo que no solemos preguntar es cuál de las emociones predomina. No es lo mismo votar con alegría y esperanza, que ir con miedos y fobias, que es lo que sucede en este 2019. La relación emocional-racional es siempre la misma: uno toma decisiones y después busca los argumentos para poder justificar esa decisión que ya tomó. Y esa decisión tiene que ver con el miedo ahora. Para esta elección las emociones son absolutamente negativas. Pase lo que pase te lleva a un cono de frustración. Aunque gane el que uno va a votar la frustración va a estar, porque no hay alegría en el voto”, describe.

Si no es el fin de la República ni el fin de la patria, sí podría ser, sin embargo, un fin de época política. Así opina Rouvier. “El peligro para el PRO es terminar su experiencia política nacional en 4 años , volver a ser un partido local, porteño. La derrota podría significar la ruptura de la alianza con laUCR. Y el peronismo aglutinado detrás de Cristina Kirchner también se juega su suerte o verdad. En la derrota, una crisis interna es inevitable”, concluye.


La participación, un dato decisivo


Tanto Giacobbe con Rouvier consideran que uno de los grandes datos del domingo será el nivel de participación.

El primero recuerda que en las PASO presidenciales del 2015 votó el 72,37% de los electores: dos meses mas tarde, en las generales de octubre la participación alcanzó el 81%. “Entre la PASO y la general Scioli creció 40 mil votos y Macri 1.200.000, la diferencia fue brutal. Nosotros sabemos que cuánto más ausentismo, peor para Macri. Cuando hay ausentismo hay dos componentes: principalmente el voto más cercano a Macri, pero también hay voto joven”, afirma Giacobbe. Es por eso, destacan ambos consultores, que el gobierno salió con fuerza a llamar a votar luego de haber cuestionado al inicio de la campaña la utilidad de las PASO y es por eso también que el Frente de Todos convoca a los jóvenes, segmento donde ha tenido mayor apoyo, a ir a las urnas. Este domingo, además de los resultados habrá que observar la participación.


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