La clave está en cómo elegimos carrera u oficio

No hay una única profesión u ocupación que abarque los múltiples intereses, gustos y habilidades de una persona. En la exploración de ese universo personal y en el autoconocimiento están las pistas para decidir qué hacer al terminar el secundario.

Redacción

Por Redacción

Cada persona tiene gustos, intereses y habilidades por mucho más que un solo tema. Por lo tanto comenzar la búsqueda de qué estudios o capacitaciones iniciar al terminar el colegio secundario pensando en una única y reveladora respuesta es el primer error en que suelen caer los chicos en este momento del año.

Luego, transcurridos los primeros días o meses en un instituto, academia, escuela o universidad, el riesgo de desilusionarse o asustarse demasiado rápido con las complicaciones del cursado es una trampa falsa –por desgracia muy efectiva– de la que apenas 3 o 4 jóvenes cada diez logran zafar en nuestro país.

Para colaborar con adolescentes y jóvenes “Río Negro” acudió a una experta barilochense en orientación vocacional y laboral, la licenciada Liliana Llamas (UBA), quien además es investigadora, formadora de recursos humanos y entrenadora personal (ver perfil). Ella tiene mucho que decir al respecto pues lleva trabajando en el área más de tres décadas y además está preocupada por otro fenómeno, que es la altísima tasa de deserción universitaria en la Argentina, la mayor del mundo.


P- ¿Cuáles son las mayores preocupaciones o temores que tienen los chicos en el último tramo del secundario?
R- Los temores están relacionados a no encontrar trabajo, con que la carrera no les guste y con no poder hacer frente a la partida de sus sitios de origen; porque estamos hablando de lugares donde muchos chicos tienen que trasladarse porque las carreras no existen en donde viven. Son tres grandes temores.
Después están las causas de deserción que son sumamente importantes e interesantes. Te aclaro que la Argentina es el país con mayor deserción universitaria en el mundo. Son cuatro:

La primera causa es el desfasaje entre el nivel académico y de exigencia del secundario y la universidad. Los chicos en general no están acostumbrados a sentarse a estudiar, a leer, a hacer láminas –por ejemplo– si estudian alguna ingeniería, arquitectura, maestro mayor de obra; no tienen adquirido el hábito de estar horas analizando, interpretando textos, pensando. Ahí hay una primera causa de deserción muy importante que se viene repitiendo hace muchos años.

La segunda: las dificultades económicas, como para poder afrontar y permanecer dentro de una universidad (u otra institución) que aunque sea pública requiere materiales y recursos financieros de manutención que mucha gente no tiene.

La tercera: la desadaptación afectiva de los chicos cuando se van a estudiar a otros lugares. ¡Que suelen irse fascinados! Idealizando que van a estar libres, independientes, que no van a tener que rendir cuentas a nadie y se encuentran con que además del estudio tienen que hacerse la comida, las compras, están solos, a veces en residenciales donde no se sienten cómodos con otros chicos o en departamentos de familiares con los cuales tampoco tienen demasiado contacto. Entonces extrañan más de lo que creían y se vuelven.

La última causa y la más significativa: Una mala elección vocacional. ¿Qué quiere decir esto? ¿Cómo eligen estas personas que en su inmensa mayoría terminando primer año desertan? Se calcula que –depende la universidad– hay un 60 o 70 por ciento de chicos que se inscribieron y que a fin de año ya dejaron esa carrera, lo que es altísimo.


¿Entonces cómo eligieron? –se pregunta Llamas– Por una parte fijándose o poniendo el foco en las materias que van a tener o que no van a tener.
Les insisto siempre en esto. Los chicos y no tanto –a veces son jóvenes– cuando eligen en función de las materias y no tienen en cuenta que siempre van a tener materias que les gustan y otras que no u otras que les van a resultar sencillas y otras muy difíciles. ¡Y que sobre todo pueden estar estudiando dos, tres, ocho años de su vida, pero pueden estar trabajando y van a estar trabajando –de hecho– el doble, el triple o el cuádruple de tiempo!

El foco tiene que estar ahí y viene la primera sugerencia: No elegir por las materias que van a tener sino en función de lo que sí van a estar haciendo en la práctica laboral buena parte de las horas, semanas, meses y años de su vida.

Hay que responderse a las siguientes preguntas:

¿Qué les gustaría estar “haciendo” buena parte de horas de trabajo?
• Investigando, asesorando, llevando la contabilidad, entrenando deportivamente a otro…

Colaborando con algo concreto ¿En qué?
• En salud, en educación, en vivienda…

¿Con qué o con quién les gusta o se sienten más cómodos desempeñándose?
• Con personas, con animales, con plantas, con sustancias químicas, con elementos de dibujo, diseño, elementos deportivos, con alimentos, cocinando…


¿Dónde les gustaría trabajar?
• Al aire libre o en lugares cerrados, en el mar, en la montaña, en la estepa, en la llanura; embarcados, debajo del agua (“como los geólogos marinos” -ejemplifica Liliana-).
• En una escuela primaria, secundaria, jardín de infantes; con niños pequeños, con adolescentes, con sus pares…
• En un instituto de investigación. ¿En qué? Genética, física, química, biología…

¿Cómo?
• Les gusta estar la mayor parte del tiempo solos, en grupos o en equipo. ¿En grupos pequeños se sienten más cómodos y son más efectivos y eficientes?

Estas son pistas muy concretas donde pueden focalizarse y que descubrí que son sumamente efectivas como para poder orientarse”.

Liliana Llamas


Ya en el tiempo de la elección

La especialista apunta aquí dos grandes pautas que son muy importantes y principales. Explorar el mundo laboral y de estudios y conocerse a sí mismos.

Conocer las opciones parece muy evidente pero no lo es porque en realidad hay miles de cursos, talleres, oficios y carreras terciarias y universitarias que los chicos desconocen”.

Liliana Llamas

Para lo primero, recomienda “usar la herramienta de youtube para escuchar charlas sobre opciones alternativas, entrar en google para buscar qué curso, qué oficios, qué carreras cortas -si no les gusta o no pueden tener económicamente la posibilidad de estudiar- es algo que ya los puede orientar muchísimo y no sólo por las Guías del Estudiante (que sirven y están en bibliotecas públicas y privadas y en los colegios -asevera-) pero también los chicos manejan, casi todos, las computadoras y sobre todo los celulares donde pueden buscar y acercarse a muchísimas opciones que se basen, sobre todo en lo que se llama “incumbencias profesionales” que es para qué me habilita este título en la práctica profesional”.

“La segunda gran pregunta y desafío es conocerse a sí mismos

P. Menuda pregunta…
R. “Sí, pero achiquémosla un poco -propone Liliana-. ¿Qué me gusta? Entonces, qué temas me gustaron del colegio, las materias que me interesaron, qué hobbies me atraen, qué temas para buscar y mirar en youtube -que los chicos buscan un montón en sus celus- ¿Qué me gusta? -insiste- ¿Qué onda? ¿Qué me resulta fácil?”

¿Me resulta fácil investigar, leer, los deportes, las manualidades, la música, comprender e interpretar textos, la matemática?”

Liliana Llamas


La tercera clave es ‘qué priorizo para mí’. “Porque me puede resultar fácil o gustarme pero -por ejemplo- en este momento de mi vida necesito o priorizo hacer algo que me guste mucho porque si elijo algo que no me guste demasiado, por mi personalidad tiendo a abandonarlo fácilmente. Entonces algo que me guste mucho para mantener mi motivación, no abandonar rápido lo que hago. Pero para otras personas es tanto o más importante hacer algo que les dé prestigio, reconocimiento de su núcleo familiar o de sus amigos o que les deje tiempo libre para dedicar a sus afectos o a sus hobbies”.

Esas son como patas de una mesa les digo a los chicos en las charlas: ¿Qué me gusta? ¿Qué me resulta fácil? ¿Qué es lo que quiero y priorizo para mí?”

Liliana Llamas

“Por otro lado eso se combina con el estilo de trabajo que voy a tener en distintas ocupaciones, empleos, oficios o carreras. Tiene que ser lo más coherente y armónico posible para poder persistir en eso que elegiste”.


Más de una opción
“Por último recordar que todos los seres humanos tenemos gustos e intereses por mucho más de una cosa. Entonces los chicos que eligen una sola cosa sabiendo que una sola les gusta o creen que les va a gustar tienen un riesgo sumamente importante de desertar porque a lo mejor no era lo que creían o lo que pensaban o les resulta demasiado complicado. No saben que hay muchas otras cosas que pueden llegar a interesarles y que además –lo digo en la charla TED– la mayoría de las carreras, en la manera en que se realizan en la actualidad, van a modificarse por la influencia de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial”.

“Se calcula que –depende el especialista– algunos dicen un 15 un 20 o un 25 por ciento de las carreras que existen van a desaparecer y otras van a ir surgiendo… No están ahora. En consecuencia, con una sola opción es difícil y es riesgoso”.


Liliana Llamas es especialista en orientación vocacional y también formadora de recursos humanos en esa área.
Se licenció en Sociología en la UBA y realizó posgrados en Psicología Educacional y Laboral y reside en Bariloche. Es creadora de un método de orientación vocacional. El año pasado fue seleccionada para dar una charla TED sobre “Aprender a elegir” (buscar así en Youtube).


Hace más de 20 años investigó sobre las causas de la deserción universitaria en nuestro país.
Es titular de su propio gabinete de orientación vocacional y también da cursos y charlas –tanto en Bariloche como en Buenos Aires– sobre comunicación efectiva, gestión de las emociones, autoconocimiento y un método, llamado eneagrama, que se usa en el mundo para recursos humanos, resolución de conflictos y para psicopedagogía.
Los conceptos vertidos en esta entrevista con “Río Negro” están bajo protección de derechos intelectuales pues están contenidos en un libro de su autoría, de próxima publicación.


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