La cultura busca alternativas para poder sobrevivir

En la ciudad de Neuquén funciona Cuatro Elementos, un grupo de artistas que se unió para dictar clases, cada uno en su especialidad. Tienen alumnos de diferentes edades.

Los parámetros que dibuja el ámbito del arte visual y plástico son muy desalentadores. Los artistas, profesores, talleristas y estudiantes de esta profesión desafían el poder desarrollar este oficio sin prejuicios ni límites, ya que poder mantener los gastos que implican las herramientas y materiales que necesitan resulta imposible para muchos y, además, a la mayoría les hace falta un espacio físico donde desarrollar el trabajo.

Para derribar esta pared, un grupo de jóvenes artistas, decidió empezar a trabajar en conjunto para unir, generar e intercambiar sus conocimientos y también autogestionar los gastos que generan las actividades que realizan y pagar un espacio donde puedan producir y enseñar lo que les apasiona.

“Hace 6 años empezamos a ejercer este trabajo con una chica que era artesana y hacia cerámica. Alquilamos la casa para utilizarla como espacio para producir en ese momento. Hasta que nos dimos cuenta que podíamos dar clases y recaudar más plata para poder mantener el lugar y usarlo como taller de arte. Éramos tres las que primero dábamos clases en el taller; hoy ya somos más de diez, todos especializados en diferentes temas y oficios en el arte”, relató Jimena Sánchez, creadora del taller de arte ubicado en Santa Fe al 565.

La necesidad de empezar a incursionar en la docencia instó a las demás a desarrollar diferentes disciplinas relacionadas con las artes visuales y plásticas. “Había gente que sabía que tenía una casa alquilada para dar clases de cerámica y se me acercaba y me preguntaba si podían sumarse al lugar y colaborar con algún otro taller, porque ellos no contaban con el espacio para hacerlo y tampoco podían mantenerlo”, explicó Jimena.

“La posibilidad de dar clases o mostrar algún proyecto, para dictar seminarios vinculados al arte, siempre esta vigente. A todos nos conviene que otras personas se sigan sumando, porque podemos dar otras técnicas abocadas al arte. Siempre y cuando se apueste a este taller como un trabajo del cual se pueda vivir y no como un hobbie”, agregó.

Las experiencias de cada uno de los integrantes del taller es diferente. Dan cursos que abarcan una porción del arte que ellos tienen para expresar.

“Cuando llegué a Neuquén hace tres años (la actividad) no estaba promocionada, o quizá era porque yo no conocía, pero no encontré lugares que me permitieran seguir desarrollando mi profesión. Tenía un espacio en mi casa pero era chico para dar clases o para producir mis piezas. Así que el primer año no hice nada hasta que conocí a Jimena y me invitó a su taller. Primero necesite el espacio para producir lo que yo creaba pero después empecé a dar clases de lo que estudié”, comentó Lorena Fiorelli, profesora de artes visuales especializada en tejido, telar, tapices y cerámica con estilo litoraleña.

A pesar de que el espacio recreativo sea privado, todos los integrantes del taller apuestan a que deberían apoyar aún más los espacios públicos que ofrecen talleres de cualquier tipo.

“Al no haber una innovación y una mejora con los talleres, la gente se cansa y termina yendo a lugares privados, como este por ejemplo. Hay algunos que ofrecen talleres copados pero les termina costando mucho mantenerse porque no todos tienen el dinero para comprar los materiales y para pagar los impuestos”, sostuvo Jimena.

Espacio para crear

El objetivo principal del taller de arte es poder tener movilidad creativa y que pueda satisfacer la necesidad de algunos artistas que no tienen espacio para poder producir sus trabajos y para aquellos que quieren exhibir sus conocimientos.

“Que alguien venga y te diga ‘te alquilo el espacio para que puedas producir por poca plata’, esta bueno porque podemos mantener esto y desarrollarnos todos en lo que nos gusta. No es fácil pagar la luz , los impuestos cuando uno está solo. Nosotros entre todos nos autogestionamos para que el taller siga funcionando. Y así poder vivir de este trabajo”, concluyó Jimena Sánchez, creadora del taller de arte Cuatro Elementos.

“Es necesario tener un espacio porque sirve como desarrollo personal para poder expresarte de distintas formas. Aquel que viene como alumno aprende y nosotros que venimos como profesores enseñamos y seguimos la contracción de nuestros trabajos. Porque no solo vengo a enseñar, también cuando tengo tiempo vengo a elaborar mis piezas. Llevo mi obra a cabo y al mismo tiempo enseño lo que hago”, relató Lorena Fiorelli.

“Estoy convencida de que hay que sostener este espacio. Pagar los gastos con un grupo que también se dedica al arte me enorgullece”,

expresó Jimena Sánchez, creadora del espacio
Cuatro Elementos.

“Es un desarrollo personal tener el espacio para poder expresarte de distintas formas y conectarse con la creatividad”,

contó Lorena Fiorelli, profesora en artes visuales y plásticas.

En números

Datos

“Estoy convencida de que hay que sostener este espacio. Pagar los gastos con un grupo que también se dedica al arte me enorgullece”,
“Es un desarrollo personal tener el espacio para poder expresarte de distintas formas y conectarse con la creatividad”,
150
son aproximadamente los alumnos que asisten al taller de arte que se ubica en Santa Fe al 565.
12
son los profesores, talleristas y estudiantes que forman parte de la autogestión del proyecto de artes visuales y plásticas.

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