La duda fue más fuerte y los absolvieron 26-4-03

Los camaristas no consideraron probada la culpabilidad de los dos imputados y los liberaron. NEUQUEN (AN)- Por el beneficio de la duda, la justicia absolvió a dos jóvenes que estaban acusados de asesinar a otro en una presunta venganza consumada el año pasado en un barrio del oeste neuquino. El fallo conocido ayer benefició a Pablo Bernardo Cides, de 24 años, y Juan Carlos Naiman Olavarría, de 27. Estaban acusados de asesinar a balazos a Raúl Leandro Inostroza, de 25 años, el pasado 11 de agosto a las 21.30 en el barrio 192 viviendas de Neuquén. En esa ocasión el padrastro de la víctima fatal, Carlos Rubilar, resultó herido de un disparo. Las dudas de los testigos del crimen, que dijeron estar alcoholizados esa noche; sus vacilaciones en los reconocimientos de los autores, y la animosidad que al parecer abrigan en contra de los imputados, fueron los elementos que tuvieron en cuenta los jueces de la Cámara Primera para dictar la sentencia absolutoria. Al parecer Inostroza tenía una fuerte rivalidad con Naiman Olavarría y Cides, por motivos que se desconocen. Una antigua enemistad Cinco años atrás, Inostroza le vació un ojo a Naiman de un balazo, y también a un hermano suyo le habría inutilizado un ojo a los tiros. Por eso, Nai-man usó mucho tiempo un parche, hasta que consiguió un ojo de vidrio. Por otra parte, un mes antes del crimen Cides habría herido de bala a Inostroza, quien se negó a denunciar el hecho. De acuerdo con la sentencia conocida ayer, la noche en que lo asesinaron Inostroza caminaba junto a tres personas (Rubilar, Blas Mella y Ernesto Solorza) por la calle Estatales Neuquinos cuando fue interceptado por dos personas, una de las cuales llevaba un arma de fuego. Este individuo estaba efectuando disparos al aire; cuando se toparon cara a cara, apuntó a Inostroza y sus acompañantes. Los tres salieron corriendo; Rubilar recibió un impacto en una pierna, mientras que la víctima fatal recibió dos balazos: uno le ingresó por la espalda y le destrozó el hígado, el otro en el glúteo. Cuando cayó, gravemente herido, el acompañante del sujeto armado se acercó y le pegó varios piedrazos en la cabeza. Los tres testigos del crimen dudaron al señalar a los autores, y algunos de ellos cambiaron varias veces su declaración argumentando que tenían miedo. De acuerdo con el fallo de la cámara, ni siquiera se pusieron de acuerdo respecto de si esa noche uno de los sospechosos llevaba un parche en el ojo o no, detalle que había sido utilizado para incriminar a Naiman. Aunque el fiscal había pedido prisión para los imputados, los camaristas Jorge Sommariva, Roberto Fernández y Cecilia Luzuriaga consideraron que las dudas eran demasiadas y no se podía aplicar una sentencia condenatoria. En consecuencia, absolvieron a los imputados y ordenaron su inmediata libertad.