La muerte de Parsons divide opiniones
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La conmoción que produjo el suicidio del contador José Luis Parsons pocos días después de que lo alojaran en la cárcel de Bariloche causó conmoción en varios sectores de la ciudad, por las circunstancias que rodearon el suceso y porque el profesional pertenecía a una familia radicada en la región desde hace casi un siglo. El padre de Parsons, fallecido hace exactamente un año, fue un reconocido y documentado historiador, se desempeñó como empleado de correos durante varias décadas y también estuvo encargado de recorrer y controlar las líneas telegráficas de esta parte de la Patagonia. No hubo justificación oficial por la muerte del contador Parsons, pero los argumentos en que asientan su queja los familiares y defensores del imputado chocan con los temores de la víctima de su ataque, Daniel Galindo, y con los fundamentos del juez Miguel Ángel Gaimaro Pozzi, quien había dictado su procesamiento y prisión preventiva. Vale recordar que la víctima de la agresión de Parsons, contra quien el imputado tuvo indudable intención homicida, sufrió ataques de pánico al enterarse de que el contador estaba internado en el área de Salud Mental del Hospital Zonal. Al respecto, Gaimaro Pozzi expuso que Parsons “de recuperar su libertad podría influir sobre la persona de la víctima y los testigos” y que “intentará eludir la justicia o se propondrá intimidar a Galindo, quien se encuentra convaleciente todavía”. La valoración que realizó el magistrado está basada en indicios y testimonios, pero no confronta con la reciente sentencia de la Cámara Segunda del Crimen, que advierte que “las personas detenidas están en situación de especial vulnerabilidad y las autoridades que las custodian tienen la obligación de velar por su salud y vida. La muerte de una persona bajo la custodia del Estado, por el solo contexto en que ocurre, genera una presunción de responsabilidad de éste”.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La conmoción que produjo el suicidio del contador José Luis Parsons pocos días después de que lo alojaran en la cárcel de Bariloche causó conmoción en varios sectores de la ciudad, por las circunstancias que rodearon el suceso y porque el profesional pertenecía a una familia radicada en la región desde hace casi un siglo. El padre de Parsons, fallecido hace exactamente un año, fue un reconocido y documentado historiador, se desempeñó como empleado de correos durante varias décadas y también estuvo encargado de recorrer y controlar las líneas telegráficas de esta parte de la Patagonia. No hubo justificación oficial por la muerte del contador Parsons, pero los argumentos en que asientan su queja los familiares y defensores del imputado chocan con los temores de la víctima de su ataque, Daniel Galindo, y con los fundamentos del juez Miguel Ángel Gaimaro Pozzi, quien había dictado su procesamiento y prisión preventiva. Vale recordar que la víctima de la agresión de Parsons, contra quien el imputado tuvo indudable intención homicida, sufrió ataques de pánico al enterarse de que el contador estaba internado en el área de Salud Mental del Hospital Zonal. Al respecto, Gaimaro Pozzi expuso que Parsons “de recuperar su libertad podría influir sobre la persona de la víctima y los testigos” y que “intentará eludir la justicia o se propondrá intimidar a Galindo, quien se encuentra convaleciente todavía”. La valoración que realizó el magistrado está basada en indicios y testimonios, pero no confronta con la reciente sentencia de la Cámara Segunda del Crimen, que advierte que “las personas detenidas están en situación de especial vulnerabilidad y las autoridades que las custodian tienen la obligación de velar por su salud y vida. La muerte de una persona bajo la custodia del Estado, por el solo contexto en que ocurre, genera una presunción de responsabilidad de éste”.
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