Abril Sanz, la valletana que sueña con hacer cine y que llegó hasta Cannes en busca de financiamiento para su filme

Con su proyecto a cuestas y mientras trabaja para una productora de cine en Montevideo, esta estudiante del IUPA piensa filmar el año que viene su primera película en Cipolletti y Neuquén. De la Patagonia, al mundo.

Ahora está en Barcelona, y en poco días más estará en Montevideo. Antes estuvo en Cannes, la ciudad francesa en la que se habló, se vio y se respiró cine por el famoso festival . Y eso fue a hacer ella, Abril Sanz, neuquina de nacimiento, valletana de crianza, roquense a la hora de estudiar una carrera: licenciatura en artes audiovisuales y la tecnicatura en guión en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA).


Lo que la llevó a cada uno de esos destinos es el cine en general y su proyecto en particular: una película para la que está buscando -y consiguiendo- financiamiento para filmarla en 2024 entre Cipolletti y Neuquén.


Que esas dos ciudades sean las locaciones de la película es una decisión “política”. “Defiendo mucho que sea filmada en Neuquén y Cipoletti, con equipo de allí, con actores de cercanía. Es un poco una decisión política además de creativa. Es defender el cine federal y defender que en nuestras latitudes también hay historias universales. No solo en las capitales pasan estas cosas”.


Estas cosas a las que se refiere es lo que contará el filme. En pocas palabras, la historia seguirá a a Jean, el hijo de un ingeniero en petróleo que se muda de Uruguay a Neuquén. “Jean es un varón trans uruguayo de 20 años. Esta historia empieza cuando su madre, Lila, muere de leucemia poco tiempo después de su mudanza. Jean pierde a su única contención en su proceso de transición y queda viviendo con su padre, con quien tiene una relación distante y algo fría, y en un lugar que no conoce demasiado. Pero, en una marcha del orgullo LGTB conoce a Ramiro, quien se transforma en su mejor amigo, y A Lucia, de quien se enamora. Ella está pasando un duelo reciente también, pero tiene otra perspectiva sobre la muerte y lo acompaña en su proceso”, cuenta Abril, vía Whatsapp, desde Cannes.


“Siempre supimos que lo importante era retratar una historia que nos interpele, que muestre nuestra realidad, la ciudad que habitamos y en donde nos formamos como personas y como artistas. La Patagonia es un lugar que parece muy alejado del mundo y queríamos poder retratar la historia acá”, dice Abril, que habla en plural porque incluye en su proyecto a Facundo Meier, con quien ganó el Fondo de desarrollo de Encina; a los productores Martín Cairo, Jorgelina Suárez y a Pablo Cosco, a la coguionista Lola Lagos, y a Pedro Lafferranderie, de Murdoc Films, todos funamentales para la película.


Una historia con mudanzas y películas


Para Abril, Neuquén sigue siendo acá. Nació en esta ciudad y sus padres vivieron en Allen. “Ambos trabajaban en el Servicio Penitenciario Federal, al igual que mis abuelos maternos. Por eso viví en Esquel, Rawson, Buenos Aires, Ezeiza, Roca, Centenario. Mi infancia fue movimiento y siempre al sur”, dice.


En medio de esos movimientos y mudanzas, hubo una actividad familiar que la marcó. “De niña siempre me gustaba ver películas, era una actividad familiar: traer de la feria pelis compradas en DVD, ir al cine con mi madre y mi hermana, la sala. Uno de mis primeros recuerdos del cine es ir a ver “Las crónicas de Narnia”, en 2005. Recuerdo muy bien que me hizo sentir magia, estaba impresionada y en lo único que pensaba era en volver al cine. El cine era una manera de entrar en un mundo fantástico, me daba libertad y al salir se me ocurrían escenas, me enamoraba”, dice o escribe desde el otro lado del celular y del océano.


Pero fue a los 12 años cuando ese placer por el cine se transformó en vocación. “Vi una película de Lucrecia Martel “La Ciénaga” y hubo algo que me cautivó sobre esa normalidad. Seguí con cineastas latinoamericanos, fanática de ser parte de eso. Iñárritu, las cuerdas de Santaolalla, Cuarón, la fantasía del Fauno de Guillermo del Toro. Siempre quise ser ellos”, se entusiasma. Y cuenta que a los 14, con un amigo, en Allen, filmaban pequeñas historias. Y fue él el que le dio la lista de Universidades de cine del país. Abril eligió el IUPA, y allí estudió, hasta que decidió irse a probar suerte a Buenos Aires primero, y a Montevideo después, donde trabaja actualmente, en Murdoc Films.


Pero será por un tiempo, porque como ella dice, la Patagonia “me influye y me atraviesa en todo. Estoy orgullosa de decir que vengo de allí y tiene un valor muy grande. Todo lo que aprendí desde pequeña tiene que ver con este territorio. Mis abuelos paternos llegaron a Gaiman desde Gales, mis abuelos maternos eligieron la patagonia para vivir sus vidas, toda mi formación en educación pública, todo lo que aprendí a ver habita la Patagonia”.


Si todo sale como lo tiene planeado, el año próximo estará de vuelto en sus pagos, haciendo cine, filmando, como siempre quiso.


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