La poda en cítricos y plantas de carozo: consejos y recomendaciones
A medida que se acerca la época idónea para llevar adelante la poda, vale la pena repasar algunos tips fundamentales para el procedimiento. Consejos y recomendaciones del Ingeniero Agrónomo Sergio Ziaurriz, de la Agencia de Extensión Rural de INTA en Regina.
La poda de cítricos, plantas de carozo o frutales trae grandes beneficios. Entre ellos, uno de los primeros es la posibilidad de guiar a la planta para que forme un “esqueleto equilibrado y fuerte”, capaz de soportar el peso de los frutos, las inclemencias climáticas y los fenómenos ambientales en general.
Por otro lado, también tiene un aporte sanitario, ya que elimina las ramas internas o debilitadas que suelen alojar plagas y enfermedades, además de regular el tamaño y reducir la altura. Al mismo tiempo, la poda asegura un equilibro óptimo entre vegetación, estructura y producción, que ayuda a mantener el balance de la planta y favorece la entrada de luz; y a eliminar el follaje excesivo y controlar el ángulo de crecimiento, permitiendo que los árboles reciban mayor cantidad de luz directa sobre una mayor superficie y aumenten su capacidad de fotosíntesis.
En el caso de cítricos y en general de todas las especies y variedades, es preferible hacer los trabajos de poda en julio al compás del inicio invernal y elegir el tipo de poda acorde a la necesidad de las plantas. Para lograr con eficacia la poda en cítricos es necesario observar primero el estado del árbol y luego saber elegir cuál es la opción más conveniente para la especie a tratar.
“En los primeros años de la planta, se aplica la poda de formación con el objetivo de lograr una distribución equilibrada de las ramas que serán las principales”, indica Sergio Ziaurriz, Ingeniero Agrónomo de la Agencia de Extensión Rural de INTA, de Villa Regina. Este trabajo se extiende de 12 a 18 meses desde la plantación y se realiza manualmente con tijeras.
La sugerencia de Ziaurriz es que los cítricos se implanten con un tallo único de 60 a 70 centímetros de altura, sin ramificaciones; y sobre los primeros 10 centímetros superiores, se dejan crecer entre tres y seis ramas distribuidas alrededor del tallo principal, en forma de hélice.
“A mayor grosor del tallo, más ramas. A su vez, estas ramas –que alcanzan los 50 centímetros– deben desarrollar brotes laterales en forma alternada, a fin de que no se superpongan unas con otras”, explica el profesional, quien agrega que “a partir de allí, la planta se deja crecer casi libremente”.
Dentro de estas labores artesanales, también se destaca la poda de limpieza para quitar ramas secas, quebradas, enfermas o afectadas por plagas o heladas. Es importante contar con las herramientas necesarias y limpias: tijera, serruchos o podones para evitar que frutos y ramas se raspen y se deterioren, así como la aparición de problemas sanitarios como la cochinilla, que suele atacar estas especies.
Por último, podemos encontrar una poda que permite “rejuvenecer” plantaciones que presentan daños: “Su aplicación significa la pérdida productiva durante los años siguientes, pero una vez restablecido el equilibrio de la planta, se manifiestan los beneficios”, señala Ziaurriz.
Aunque implica eliminar una gran parte de la copa, la poda en este tipo de plantas consiste en recortar las ramas de gran diámetro ubicadas por arriba del árbol, en busca de yemas fisiológicamente jóvenes, que permitan el surgimiento de brotes vigorosos. “Pueden utilizarse motosierras comunes, extensión de la espada, tijeras o podones”, señala el experto.
Ziaurriz recomienda también desinfectar los cortes para evitar daños por enfermedades, pintar los tallos para evitar que se quemen por el sol y realizar la poda en los meses indicados, ya que, si la planta se encuentra en actividad, puede disminuir gravemente la próxima brotación”.
Especies con carozo
Para la poda en especies con carozo, conviene dejar las brindillas más jóvenes, siempre que se encuentran erectas y de color verde claro o apenas rojizas con yemas de flor globosas. Los aspectos generales que se debe tener en cuenta no varían a otras especies, porque el objetivo es el mismo de lograr calidad de fruta.
Hay que podar las ramas más viejas, que son de color gris oscuro o rojo y suelen estar curvadas hacia abajo. Las ramas viejas se van alejando de la rama principal y alejándose de la comida para el fruto.
De a poco hay que podar las ramas fuertes sacándolas, ya que estas no dejan que revienten yemas del tronco, que sería la renovación y fuente de mejor calidad de fruta. “Es importante que el estilo elegido se mantenga”, concluye el profesional.
Comentarios