La vieja estación de trenes de Valcheta y la “piedra templaria”

Un verdadero hito en la historia de esta localidad constituye haberse cumplido más de cien años de la inauguración de la llegada del ferrocarril a Valcheta con la presencia del entonces presidente de la Nación Dr. Julio Figueroa Alcorta y funcionarios de su gobierno, destacando la presencia del ministro Ezequiel Ramos Mexía, verdadero impulsor de las obras para el desarrollo de la Patagonia y el responsable de las obras ingeniero Guido Jacobacci.

Según expresa Emir Martín, uno de los memoriosos ferroviarios, “la construcción del edificio de la estación se compone de chapas de zinc y maderas de pinotea en su pared interior. Cuenta con tres habitaciones: oficina de trenes y telégrafo, boletería y sala de espera, baño público de materiales sobre plataforma norte y adjunto. Posee vivienda para personal de auxiliares, actual vivienda del jefe de estación, compuesta de cocina, pasillo, dormitorio y baño”.

Martín recuerda que “concluido el ramal hacia la Línea Sur fue muy importante para la economía de esta zona, referida a la producción de frutas y verduras en cantidades suficientes para transportar esta mercadería en vagones cubiertos a toda la línea, incluyendo el ramal de trocha angosta de Jacobacci a Esquel construido entre 1920 y 1935. El monto de lo transportado de la Colonia Valcheta rondaba entre las cinco y ocho toneladas semanales de frutas y verduras en cajones y bolsas siendo los principales despachantes las familias Bellini, Sella, Valentini, Voltolini, Rada, Ruiz y Seleme entre otros menores.

“El servicio telegráfico se inauguró en el año 1918 de comunicación por sistema cableado desnudo de alambres con aisladores sostenido por postes de palmera, rieles y aisladores enclavados a una distancia de 80 metros cada uno, prestando su servicio hasta el año 1993”.

Entre los últimos jefes de estación Martín recuerda por orden cronológico a Eugenio Montoro, Américo Belsa, Domingo Palacios, Alfredo Quaini, Oscar Acuña, Gerente Montoro, Ricardo Scrochi, Emilio Leuze, Américo Martínez, Justo Lado, Juan Billiet, Juan C. Giunta, Norberto Rondeau, Antonio Derecho, Carlos Iribarne, José Pérez Capel y Emir Abel Martín, todos estos bajo la empresa Ferrocarriles Argentinos. Y ya con la firma Tren Patagónico José Luis Gómez, Emilio Díaz, Rubén Sosa, Juan Bernabé y otros.

El actual edificio se encuentra en un perfecto estado de conservación donde todo reluce como si fuera nuevo. Desde los mostradores, los brillos del telégrafo y el teléfono, el viejo y redondo reloj que sigue contando las horas y la campana que como hace cien años continúa con su llamado en los andenes, donde los turistas asombrados toman fotos y filman el viejo edificio que no se niega a morir.

Finaliza Martín expresando que “por sus características la estación de Valcheta posee una rica historia, teniendo en cuenta la función social que cumplió para beneficio de toda la población, a través de los únicos medios de comunicación existentes: telégrafo, teléfono de control y trenes, de gran utilidad para sus habitantes, cumpliendo funciones de servicio social, comercial, bancario, etc. Y un medio de transporte diario a través de trenes aguateros, entre Valcheta y San Antonio Oeste, por más de sesenta años”.

Como un dato curioso podemos citar que cuando se realizaron unos trabajos en la playa de cargas una topadora desenterró una piedra basáltica negra con una cruz templaria de brazos iguales tallada en la misma y que durante muchos años estuvo en el andén hasta que una noche desapareció del lugar y nunca más se tuvo noticias de la misma. Osados investigadores estiman que dicha piedra sería uno de los testimonios más fehacientes del paso de los caballeros del Temple por esta zona de la Patagonia.

Por lo tanto Valcheta es una localidad de rica historia donde como en la aldea célebre de Macondo se confunde la fantasía con la realidad.

*Escritor de Valcheta

Cuando se realizaron unos trabajos en la playa de cargas, una topadora desenterró una piedra basáltica negra con una cruz templaria de brazos iguales tallada en la misma y que durante muchos años estuvo en el andén hasta que una noche desapareció.

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Cuando se realizaron unos trabajos en la playa de cargas, una topadora desenterró una piedra basáltica negra con una cruz templaria de brazos iguales tallada en la misma y que durante muchos años estuvo en el andén hasta que una noche desapareció.

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