La violencia contra niños en el ámbito familiar es la denuncia que más se recibe

La violencia intrafamiliar es una de las situaciones más denunciadas a las que se enfrenta la niñez en Neuquén. El interior de la provincia está desprovisto de dispositivos de atención particular en estos casos.

En Neuquén, el caso del crimen del nene que fue llevado muerto al hospital Heller despertó las alarmas. Integrantes de organizaciones dieron a conocer que la principal denuncia sobre la situación de las infancias va de la mano del «maltrato físico en las familias, que siempre es el primer motivo de llamada y es el primero de detección en las guardias pediátricas, después el emocional y las negligencias, seguido del abuso sexual”, explicó Monica Gatti, referente a cargo del equipo de la línea de Atención al Maltrato y Abuso Sexual Infantil en el hospital Castro Rendón. 

Por otro lado, la referente del foro en defensa de la Ley 2302, Marcela Lorente, señaló que también detectaron la violencia intrafamiliar como la más denunciada. Pero también expresaron que tuvieron llamadas donde se reflejan “violencias producidas en las instituciones, como por ejemplo los hogares que dependen de distintos organismos en la provincia”.

A nivel país, los reiterados casos de violencia hacia la niñez están adquiriendo relevancia. Según los últimos datos publicados por Unicef, en Argentina más del 80% de niños y niñas sufren algún tipo de violencia: en primer lugar se ubica la física, seguido por negligencias y después abuso sexual, replicándose lo mismo en Neuquén.

En términos generales, la vulneración de derechos del niño se encuentra atravesado por numerosas condiciones. Pero “sin dudas, uno de los factores determinantes es la situación socioeconómica, el crecimiento de la pobreza ha sido muchísimo en el país”, explicó Lorente. En efecto, según los últimos datos arrojados por Unicef, hay 3,8 millones, es decir un 28,4% de niños del país en la pobreza y con derechos vulnerados como el acceso a la educación, la vivienda o al tratamiento de residuos cloacales.

Sin embargo, los perjuicios a la integridad física de los niños y niñas no saben de situaciones económicas. “La génesis del maltrato no es la condición socioeconómica, si puede suceder que un niño es maltratado física, sexual, emocionalmente, y a su vez vive en una familia en donde las necesidades básicas no están cubiertas, por lo que va a tener mucho más daño y mucho más sufrimiento. Pero el abuso sexual y el maltrato transverzaliza todas las clases sociales”.

En la provincia de Neuquén hay distintas leyes destinadas a la protección integral del niño, al tratamiento de los casos de violencia familiar, a la prevención de violencia escolar y al régimen de hogares de niños, niñas y adolescentes. 

En particular, la ley 2302, de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, como así también la 2785 de régimen de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia familiar, son las más nombradas en estos días. “Estas leyes y sus modificaciones ya tienen más de diez años la mayoría”, advirtió Gatti, y señaló que “en salud recae una responsabilidad importante en toda la provincia porque está en todas las localidades y que tiene que asistir y capacitar, pero salud pública nunca se adecuó a esas leyes, no puso más gente para atender los reclamos” por lo que todas las consultas “tienen que ser atendidos por el mismo equipo”.

Esto refleja una deficiencia importante en el resguardo de los niños y niñas de la provincia ya que los equipos terminan desbordados y con una reducida capacidad de acción para atender casos de gravedad, que en algunas ocasiones terminan derivados al 102 de la ciudad. 

Los organismos que intervienen en el cumplimiento de estas dos leyes son varios: entre ellos se destacan Desarrollo Social, Ministerio de Salud, distintas secretarías y el Consejo provincial de la niñez, adolescencia y familia, creado a partir de la ley 2302.

“Lo que se está observando desde hace años es que las escuelas recurren a Desarrollo Social para denunciar alguna situación y la respuesta que obtienen desde el organismo es que no pueden hacer ese tipo de actividades porque ellos trabajan otras cosas”, explicó Lorente. Y señaló: “las escuelas quedan entrampadas pensando a quién recurrir y llegan a salud que también están complicados porque están carentes de recursos”.

En septiembre, la línea 102 difundió la falta de personal que estaban atravesando. Según comentaron, en respuesta a este conflicto abrieron la vacante para que se sumen dos nuevas duplas al trabajo multidisciplinario que se lleva a cabo. Al respecto, Lorente señaló que desde el foro añadieron al reclamo la necesidad de que “en cada hospital de cabecera, en cada localidad del interior se creara un dispositivo parecido al existente en Neuquén, para que todos los niños tuviesen la misma posibilidad de que haya equidad en este derecho a un trato respetuoso y digno”.

Sin embargo, esto aún no tiene vistas de provincializarse. Por lo que Lorente expresó que el tratamiento “se hace a los ponchazos en el interior de Neuquén” y como los recursos lo permiten. Por su parte, Gatti coincidió en la necesidad de establecer equipos destinados a diferentes públicos en las localidades, no uno que abarque todas las situaciones, pero señaló que “es una decisión que excede al hospital, a nuestro equipo, es una decisión que tiene que tomar del gobierno provincial”.


La línea 148, una opción de 24 horas


La línea 148 publicó esta semana el informe sobre los primeros cinco años de funcionamiento del servicio. Este funciona a nivel provincial como parte del programa de Contención y Acompañamiento en las Violencias, destinado a proteger y asistir en estos casos a mujeres, niños, niñas y adolescentes, personas adultas mayores y personas con discapacidad.

El mismo dejó ver que un 15% de los llamados recibidos proviene de alguna situación de violencia que atraviesan niños, niñas y adolescentes, ubicándose justo después de los llamados por casos de violencia contra mujeres (73%).

Respecto al marco legal en el que se encuentran las intervenciones hechas durante este periodo, un 40% se ubica en la ley provincial 2302, por vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes.

A diferencia de la línea 102, la 148 funciona las 24 horas con operadores, por lo que entre ambas generan un trabajo en conjunto para la atención de casos de violencia en la niñez: «Toman situaciones de niños y después nos las derivan», explicó Gatti. Esto es así ya que la línea 102 funciona con operadora desde las 8 a las 16. Después queda un contestador que recibe los mensajes, «al otro día nosotros nos comunicamos con quien llamó y rastreamos la situación», detalló Gatti.

A pesar de no ser un abordaje específico, la línea 148 representa una opción para el interior de la provincia, que por el momento está desprovisto de equipos destinados a la atención específica en casos de violencia hacia la niñez.


La detección de la violencia, una tarea en conjunto


Detectar un caso de violencia física o mental en un niño, niña o adolescente requiere dejar creencias arraigadas del contexto sociocultural actual, según señalaron las referentes de la línea 102 y el foro por la 2302. Lorente expresó que «todavía está muy metido en el diario de nuestra sociedad que los chicos cuando hablan, mienten» por lo que «es importante empezar a abrir los ojos«.

«En el trato violento de los padres y madres a los niños, tiene incidencia el haber sido criado en un ambiente esas condiciones, donde la violencia ha sido instalada como una pauta de vinculación de resolución de conflicto», explicó Lorente. Al respecto, Gatti agregó que «el niño crece creyendo que los golpes son normales y cuando son grandes dicen: a mí me criaron a los golpes y salí bien».

En la misma línea explicó que en las sociedades actuales «la violencia es el común denominador, con mucha aceptación social«: las personas «recién se espantan cuando es tanta la violencia que lastiman muy seriamente y en realidad el hijo no es propiedad, merece respeto y ternura». Por esta razón recalca en la importancia de reconocer esta «aberración cultural» y actuar al respecto.

Por otro lado, Gatti señaló que «salud privada prácticamente no detecta«, por lo que son contadas las derivaciones que reciben desde este sector al 102. «La detección del maltrato y el abuso sexual es una deuda y es algo gravísimo, porque una gran cantidad de niños se atienden en medicina privada. En salud pública te diría es obligatoria la formación y detección de casos de violencia a los niños».

Según explicaron ambas referentes, la mayor parte de los llamados y contactos se reciben de las escuelas. Gatti explicó que «los docentes detectan la situación y se comunican» pero durante la pandemia, con el corte de las clases, «hubo un parate en las llamadas, después la demanda volvió a subir pero no eran las escuelas las que llamaban si no los familiares, los que escuchan que en alguna casa un niño está siendo sometido algún tipo de maltrato».

Por esta razón, el llamado a actuar ante alguna situación de violencia apunta a cualquier persona que la detecte. Puede ser a través de la línea 102, la 148 o acercándose al hospital Castro Rendón, donde se encuentra el equipo de atención al maltrato y abuso sexual infantil.


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