Comallo: inyectaron una medicación equivocada a una paciente y causaron su muerte

Una fiscal de Bariloche acusó a un médico y un enfermero de homicidio culposo. La mujer había concurrido por un dolor de muela a la guardia del hospital y murió tras recibir una inyección de cloruro de potasio.

Un grito resonó en la sala de espera del hospital de Comallo y a Miguel Serpentegui se le erizó la piel. El hombre reconoció que era la voz de su esposa, Susana Raquel Muñoz, y se preocupó. La mujer había entrado a las 13.25 a la guardia por un dolor de muela que no la dejaba en paz.

Tras el grito de dolor de la paciente, Serpentegui observó a médicos y enfermeras que corrían, urgidos, a la sala donde estaba su esposa. Minutos después, le informaron que su esposa había muerto. Era el 26 de julio de 2020.

La audiencia se hizo este mediodía de jueves por videoconferencia. (Foto Gentileza)

A partir de ese momento, comenzó la investigación preliminar para tratar de esclarecer qué había pasado. El caso lo tomó la fiscal Betiana Cendón que este jueves acusó al médico (N.A.) y al auxiliar de enfermería (G.A.) de haber causado la muerte de la paciente.

Cendón relató al juez de garantías Ricardo Calcagno y los defensores de los imputados y el abogado por la familia de la víctima, que es querellante en la causa, que la mujer había concurrido el 26 de julio pasado a la guardia por un fuerte dolor de muela, a partir de la recomendación de su odontólogo. Contó que había llegado acompañada por su esposo.

El auxiliar de enfermería revisó a la paciente en la sala de guardia y le avisó al médico por radio el cuadro que presentaba. El médico de guardia estaba en su domicilio, según la fiscal. Sin embargo, le ordenó al auxiliar que le aplique una inyección de Ceftriaxone de un gramo diluido.

La fiscal sostuvo que el auxiliar le había aplicado en forma errónea como diluyente una ampolla de cloruro de potasio, con inscripción roja Lavimar”, sin supervisión médica.

Dijo que la paciente se había descompensado de manera inmediata. Y minutos después murió a pesar de los esfuerzos por tratar de reanimarla. Comentó que el marido había “escuchado un grito de dolor” de su esposa. Minutos después, lo notificaron del deceso.

Cendón informó las pruebas acopiadas durante estos meses y los testimonios del personal del hospital que había recolectado. Relató que se ordenó una extracción de sangre a la víctima para determinar con una peritación qué sustancia había causado posiblemente la muerte como parte de la investigación preliminar.

Cuatro días después de la tragedia, la jefa de enfermería del hospital de Comallo advirtió, junto con otra enfermera, que faltaban 3 ampollas de cloruro de potasio. Tras una búsqueda, las encontró usadas y arrojadas en el box de desperdicios.

Cendón dijo que la jefa de enfermería había comenzado a indagar si se había usado con algún paciente, porque es una medicación que se aplica, por lo general, a personas con insuficiencia renal. No encontró nada y le avisó al director.

La fiscal dijo en la audiencia que la jefa del laboratorio del hospital Ramón Carrillo de Bariloche propuso hacer un análisis con la muestra que se había tomado a la víctima tras su deceso, para descubrir si tenía cloruro de potasio en sangre.

Cendón afirmó que esa medicación se aplica por goteo o en muy poca cantidad y mencionó dosis que oscilan entre los 3,5 y los 5 miligramos. Sin embargo, informó que el análisis del laboratorio había arrojado que la víctima tenía 22,37 miligramos por litro de sangre. Y advirtió que esa muestra de sangre se había tomado 3 horas después de que ocurriera la muerte.

Por eso, afirmó que la teoría de la fiscalía es que la causa de la muerte fue por haberle inyectado de manera equivocada como diluyente cloruro de potasio, en lugar de solución fisiológica. Y les atribuyó al médico y al auxiliar de enfermería haber cometido el delito de homicidio culposo.

Sostuvo que el auxiliar había actuado en forma negligente y antirreglamentaria sin cumplir el reglamento y la ley de Enfermería de la provincia. Mientras que al médico le reprochó no haber estado en la guardia para supervisar el desempeño del auxiliar. Para la fiscal, incumplió el reglamento y la normativa vigente.

Los imputados optaron por no declarar en esta etapa. Aunque el defensor oficial Marcos Miguel, que asiste al auxiliar de enfermería, adelantó que tienen otra teoría del caso y que en una próxima instancia el imputado la contará.

Miguel y los defensores particulares del médico, Alejandra Marina Luna y José Ignacio Luquin, no se opusieron a los cargos formulados por Cendón. Tampoco al plazo de 4 meses para hacer la investigación que había pedido la fiscal.

El abogado Alejandro Pschunder, en representación de la querella, adhirió a la acusación fiscal, pero imputó además al médico del delito de falsedad ideológica. Argumentó que el profesional consignó en el certificado de defunción que la paciente “había muerto por un shock anafiláctico”.

Sin embargo, advirtió Pschunder, la mujer murió por hipotasemia. “Le inyectaron un exceso de cloruro de potasio y le explotó el corazón”, afirmó. Planteó que hubo “un envenenamiento involuntario”. Los defensores particulares del médico no rechazaron el pedido del querellante.

Calcagno admitió los cargos formulados por la fiscalía y la querella y dispuso abrir la investigación por un plazo de 4 meses. La víctima tenía 56 años y era enfermera retirada y, justamente, había trabajado en el hospital de Comallo.


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