Lecturas: la descarnada trilogía de Pablo Ramos

Adrián Merino, profesor de Literatura, eligió para este domingo la trilogía del escritor argentino Pablo Ramos, historias duras sobre el duro pasado del autor. Se trata de “El origen de la tristeza”, “La ley de la ferocidad” y “En cinco minutos levántate María”.

Pablo Ramos nació en 1966 en un suburbio de la provincia de la provincia de Buenos Aires, donde transcurrió su infancia. Vivió la pobreza en primera persona, no terminó la escuela primaria y a los catorce años se fue de su casa.
Tuvo su primer contacto significativo con la literatura en las bibliotecas populares.
Sus textos tienen una fuerte impronta suburbana por los tópicos que evoca: los saca a la luz, los explora y los sacude a través de una escritura fresca y bien cuidada.
Lo primero que señala la crítica en su obra es lo autorreferencial. El autor confirma esta sentencia y divulga que escribe para entender su pasado.
“Mi literatura se construye con verdades que se me revelan en el momento de escribir”.
Transitó años de adicciones, recuperación, y tuvo el desagrado de conocer los daños y las pérdidas en el mundo extremo de las sustancias.


En sus momentos más oscuros se aferró a la escritura y la usó como un instrumento terapéutico. Con el tiempo desarrolló condiciones y agradece poder encontrarle el alma a los hechos mediante su literatura. En su libro “Hasta que puedas quererte solo” (2016) se puede leer, entre otras cosas, su romance con la escritura literaria.
“El origen de la tristeza” es la primera novela de la trilogía de Ramos que tiene como protagonista central a Gabriel Reyes, un chico de barrio quien a pesar de las carencias de su entorno crece cultivando los buenos valores de la fraternidad.
Este libro está compuesto por tres partes, cada uno de los cuales está etiquetado con un título preciso que se vincula con el hecho central del fragmento.
La apertura está a cargo de un personaje muy simpático, Rolando, amigo y consejero del protagonista, que vive mutando su esencia. El alcohol y los estados de ánimo funcionan como variables camaleónicas y hacen que se vea como un filósofo, un vagabundo, un gentleman o simplemente un borrachín. Sea cual sea su estado se mueve fiel a un propósito: ayudar a su amigo en el ahorro de dinero, que luego será destinado a la compra de un regalo para la mamá de Gabriel.
La novela sigue su curso y las andanzas del protagonista junto a su séquito de amigos se suceden con buen ritmo narrativo. Durante este proceso se evidencian las penas y las alegrías que las calles de Avellaneda guardan como una caja de Pandora.
En la última parte del libro el escenario se vuelve un poco más íntimo, la familia de Gabriel queda en el centro de la tormenta y es tironeada desde los cuatro costados por los avatares diarios que angustian a las familias que padecen la falta de trabajo y dinero. Bajo esta tensión los vínculos se agrietan y los protagonistas buscan esa válvula de escape que pueda generar un alivio temporal.
“El origen de la tristeza “es en cierta forma el fin de una etapa, la niñez de Gabriel. La transición a la adolescencia no será fácil y mucho menos si el miedo y la muerte bullen en cada paso que el protagonista intentará trazar en la sinuosa silueta de su destino.


La ley de la ferocidad: segunda entrega

“La ley de la ferocidad” es la segunda novela de la trilogía de Pablo Ramos que tiene como protagonista hegemónico a Gabriel Reyes, su álter ego.
En esta ficción nos vamos a encontrar con un personaje maduro, empresario exitoso, que debe resolver el funeral de su padre.
Esta repentina ausencia física del progenitor es el interruptor que da inicio a la configuración de la sombra de un padre ausente en vida. Gabriel intentará pulir su memoria en busca de una pizca afectiva evidenciada en la figura de su padre.


El gran detalle estético en este texto es el manejo de los tiempos literarios: el tiempo histórico no es determinante y en todo caso se puede deducir que se ubica hacia finales de los noventa. En cuanto al tiempo de la historia, lo más relevante acontece en los días de las exequias del padre. Y por último, el tiempo del relato toma como trampolín temporal el velorio del papá para volver al pasado sentimental del protagonista, donde rascará culpas y obligaciones. Este mismo impulsor nos proyectará a la actualidad de Gabriel, cinco años después del luto, donde vamos a conocer el grado de cauterización de las heridas paternales.
El epicentro de la novela tiene que ver con las honras fúnebres que se dilatan a dos días con sus noches a la espera de un tío siciliano que vieja a Buenos Aires con la intención de llorar al pariente.
Gabriel atesora un año de sobriedad, su recaída será abrumadora y con efectos retroactivos. La densidad tóxica de esos días es equivalente a lo que no consumió durante su abstinencia. Este estado alimenta su sarcasmo, se consolida su carácter agrio y termina por hundirse en una desolación permanente.


“En cinco minutos levántate María” cierra la trilogía, y habla de la madre de Gabriel.


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