Lecturas recomendadas: “1982”, de Sergio Olguín

En esta oportunidad, la profesora de Lengua y Literatura Cecilia Boggio nos recomienda una novela de Sergio Olguiín con gran impronta nacional, que comienza como una historia de amor prohibido (sin fórmulas repetidas) y adquiere tintes de tragedia con el pasar del texto.

Leí en estos días “1982” (Alfaguara 2017) venía aplazando su lectura porque el título me recordaba ese difícil año que nos tocó vivir a todos los argentinos y también porque, inevitablemente, en el trasfondo de los hechos narrados iba a aparecerla guerra de las Malvinas.


Al comienzo de la lectura me encontré con un texto que avanzaba hacia una historia de amor prohibido, y luego quedé sorprendida con un desenlace muy perturbador.

El autor de “1982” es Sergio Olguín, el argentino que nació en Lanús en 1967, estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA), fundó la revista de cine “El amante” y fue su primer director oficial.

Además, en su función como periodista ha colaborado en varios medios como en Página 12, La Nación y Tiempo Argentino, entre otros.

Olguín tiene publicadas catorce obras narrativas. Las más conocidas son “Oscura monótona sangre”, acreedora del Premio Tusquet 2009; y la trilogía policial de Verónica Rosenthal, compuesta por “La fragilidad de los cuerpos” (llevada a televisión), “Las extranjeras” y “No hay amores felices”.


Ya el primer epígrafe de “1982” nos da una pauta de lectura: es la transcripción de un párrafo de “Fedra”, la obra del clásico francés Jean Racine. Un triángulo amoroso: el marido poderoso, su esposa insatisfecha y el hijo del primer matrimonio, joven y atractivo.

Aquí el primero es Augusto Vida, teniente coronel del ejército argentino, hijo de un padre también coronel, viudo y casado en segundas nupcias con Fátima, una joven belleza tucumana; y padre de Pedro, un joven soberbio y melancólico que rechaza desde su infancia seguir la tradición familiar. Pedro no será militar, puesto que estudia Letras y refugia sus inseguridades en la literatura y la música.

La narración, situada en gran parte en Buenos Aires, comienza el 2 de abril, con el desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas, donde Augusto Vidal ha sido destinado.

Madrastra e hijo quedan en la casa junto a Lorena, una niñita de dos años hija de este segundo matrimonio.


Es entonces cuando el autor se desvía de la tragedia y del míto. Olguín declaró que quiso escribir una tragedia “no clásica”, escapando de los lugares comunes de este género.

Fátima y Pedro se enamoran y son capaces de abandonar todo solo para amarse, también a través del amor físico, que ocupa un espacio importante en el texto.

La novela está dividida en cuatro partes cuyos títulos son muy precisos sobre los contenidos: la primera parte se llama “Pedro”, la segunda “Fátima”, la tercera “Pedro y Fátima” y la última se denomina “Los Otros”, y está escrita a través de un narrador en tercera persona que cuenta los hechos desde el punto de vista de cada uno de los protagonistas.

Así nos enteramos de cuál es el sentido que les da razón de vida y de la moral que guía sus acciones.


Es en la cuarta parte donde aparecen los otros, “los villanos” como difícilmente podríamos esperarlos en una novela sentimental y nos pone a los lectores frente al final trágico.

El lenguaje muy argentino hace que avancemos rápidamente en la trama y hasta nos deleitemos con la presencia de amigos entrañables, referencias a mucha música, a libros indispensables, a detalles culinarios y bellas descripciones del mar, pero siempre estaremos esperando algo más que nos llega con un final atroz, angustiante. No obstante es recomendable leerla, hay cosas que no conviene olvidar.


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