Llega a los cines la última aventura animada de Pixar

“Un gran dinosaurio”, una película que cuenta la historia de Arlo, un pequequeño dinosaurio que al ser arrastrado por el río pierde contacto con su familia y debe emprender un extraño y largo viaje para volver a casa.

SE ESTRENA EL JUEVES

La película que se estrena simultáneamente en todo el mundo y se verá en cines de todo el país ofreció un anticipo en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, adonde llegó su director, el norteamericano de ascendencia coreana Peter Sohn, que dialogó con Télam el día posterior a la proyección del filme.

Aunque este es su primer largometraje como guionista y director, Sohn acrecienta una extensa foja de servicios en Pixar, adonde se incorporó a fines de los 90 y trabajó en los Departamentos de Animación y de Arte en filmes emblemáticos como “Ratatouille”, “Buscando a Nemo”, “Up”, y “Los Increíbles”, entre otros, además de haber realizado el cortometraje “Parcialmente nublado”, sobre la extenuante tarea de una cigüeña que debe entregar violentos especímenes de animales recién nacidos a sus madres.

En “Un Gran Dinosaurio”, Sohn elige partir de la hipótesis de qué hubiera sucedido si los animales extinguidos del planeta hace más de 60 millones de años hubieran sobrevivido y siguieran dominando el mundo para contar la historia de un dinosaurio de 11 años que alejado de su familia debe realizar un viaje iniciático en el que deberá enfrentar sus miedos y descubrir sus habilidades.

“Estudiamos mucho qué edad debía tener Arlo y en este estudio nos dimos cuenta que hay dos edades clave en la infancia: los dos años, cuando un niño descubre la existencia de su propio yo y su propio punto de vista y los 11 años, que es la edad en que un chico empieza a desarrollar su propia identidad y se prepara para su ingreso en el mundo adulto”, aseguró Sohn en charla con Télam.

El realizador contó que esta película tuvo en principio asignado otro director y que este realizador había imaginado un Arlo con 20 años pero que cuando él se puso al frente del proyecto decidió que la edad del dinosaurio sería de 11 años.

“Arlo, del alguna manera -señaló Sohn-, está reflejando mi propia vida, yo represento una minorí­a en Nueva York, cuando yo era un niño no había allí muchos coreanos y cuando estaba en esa edad de Arlo había muchas cosas que me atemorizaban en el camino de encontrarme a mí mismo”.

“Elegí que Arlo tuviera 11 años porque quería reflejar esa transición de la niñez a la adultez, que se sintiera este proceso de evolución, esa transición es un momento en el que uno puede ver la semilla de lo que va a ser ese niño cuando se convierta en adulto.

Este viaje exploratorio, Arlo se encuentra con una serie de extraños seres y se une a un compañero inseparable y de a momentos molesto e irascible, que es un pequeño niño que no habla y que es un salvaje en estado puro.

“Creo que una de las particularidades de esta película es la naturaleza pintada como personaje y la manera como tratamos de captar y fotografiar la naturaleza”, detalló Sohn.

Consultado sobre el lugar que reserva al autor un cine industrial y destinado a cientos de millones de espectadores como el que propone Disney a través de Pixar, Sohn dice que no cree que exista “cine de autor” en la animación a gran escala que se practica en Hollywood.

“Existen creativos que tienen una visión particular y a veces una gran visión, pero no me parece que haya cine de autor en el ámbito de la animación”, aseguró.

“En lo que a mí respecta, al momento de hacer esta película me recosté mucho en los lí­deres y gerentes de Pixar. Yo vengo de haber trabajado durante años en departamentos artísticos dentro de Pixar pero nunca había tenido contacto con los departamentos técnicos y cuando empecé a dirigir este proyecto tuve que confiar en la experiencia que ellos tení­an en ese ámbito especí­fico”, relató Sohn.

“Lo que sabemos en Pixar -remató- es que una buena idea puede venir de cualquier lado, y la prioridad es hacer la mejor pelí­cula posible, no adoptar la pose de ‘ah, no, yo soy el director y soy el único que toma decisiones y no escucho a nadie’, me parece por el contrario que el camino es utilizar y alentar las ideas de otros para hacer la mejor pelí­cula posible”.

En cuanto a la repercusión de un filme de alcance mundial y lo que implica para su diseño, Sohn dijo que “siempre buscamos una historia que tenga resonancia universal”, y destacó que uno de los primeros pasos en ese sentido es “mirar en nuestro interior”.

“La segunda cuestión -agregó- es ponernos en el lugar del público, tenemos que hacer una película que muestre un mundo atractivo para los niños y los adultos, todos los de Pixar amamos las historias familiares y tratamos de honrarlas”.

“Este -continúo- es un filme que tiene sus momentos intensos porque habla de la supervivencia, por eso el mundo en que se encuentra inmerso Arlo es un mundo bastante árido, a veces agresivo, porque él está a prueba y debe madurar enfrentando situaciones a veces extremas pero que deben estar en un balance para atraer a los adultos teniendo en cuenta también la mirada de los niños”.

Sohn detalló que otras ideas presentes en las películas de Pixar es “encontrar historias con una resonancia emocional donde esté presente el humor e intentando que los personajes representen lo divertido del mundo que estamos mostrando y que reflejen también la profundidad”.

Télam

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