Los fanáticos que cambiaron la siesta por el remo en el río Negro
Las 14 es el horario ideal para bajar el kayak. A esa hora, viedmenses y maragatos pueblan las aguas del río. En la capital rionegrina hay siete escuelas especializadas y doce colegios, con 600 alumnos que participan del plan de canotaje escolar.
Contra viento y marea. La metáfora le cae como anillo al dedo a una inmensa mayoría de viedmenses y maragatos que viven contagiados por la manía del canotaje. Para ellos, la siesta ha dejado de ser sagrada porque el mejor momento para bajar los kayak es a partir de las 14.
Aun en condiciones extremas de frío y lluvia, y aún cuando hay miles de factores que se deben controlar para no tener ningún problema serio, se los ve disfrutar del aire libre y de la naturaleza entre las islas, los cisnes y los sauces que circundan el río Negro.
Esta pasión por subirse a una canoa y dedicarse a una disciplina ideal para descargar adrenalina reúne a corazones aventureros. Hay hombres y mujeres, de todas las edades, que suman a medio millar de personas en forma permanente.
El despliegue y el compromiso lo asumen siete instituciones, entre los cuales se destacan cuatro clubes y tres escuelas públicas pertenecientes al Estado rionegrino y las municipales de ambas ciudades.
La fascinación dio lugar a que el Estado impulse un Plan de Canotaje Escolar. En la capital rionegrina, 12 colegios con más de 600 alumnos participan de la actividad. Luego se buscó incentivar a chicos de otros puntos de la provincia como Conesa, Río Colorado, Guardia Mitre, Lamarque, Choele Choel, y Cipolletti.
En Viedma, las actividades se desarrollan en las horas de Educación Física y son dictadas por los profesores de Educación Física junto a los de la Escuela Náutica Provincial Basilio Villarino, construida en lo que fue el primer enclave del Club Náutico La Ribera (ver aparte).
La predisposición de los docentes, el entusiasmo de los propios alumnos y el acompañamiento de los equipos directivos escolares de todo los niveles (primario, secundario y especial) garantizan y generan el compromiso de redoblar los esfuerzos para enriquecer la propuesta en la conquista y dominio del medio natural que nos rodea.
“Este acercamiento de mucha gente, con el aprovechamiento de un espacio natural como el río, el trabajo de las estructuras privadas y públicas fortalece también el proyecto de construcción de una pista olímpica”, es el fundamento que brinda sobre este fenómeno el ex campeón e instructor, Mauricio Vergauben, del Náutico Piedra Buena de Patagones.
En la relación entre la práctica y los asistentes, destaca que favorece el mejoramiento de la calidad de vida porque “no hay lesiones deportivas; sólo a veces algunas cinturas se reacomodan. Lo bueno es que los grupos se mantienen invierno y verano”.
Las facilidades están al orden del día. Marcelo Barra, coordinador de La Ribera, sostiene que “hay palistas del mundo que nos envidian y quieren venir a Viedma a remar porque parte de nuestra idiosincracia es vivir del canotaje, y además las costas son de libre acceso: en otras regiones, no se permite bajar un kayac del auto en cualquier a lugar, y salir a remar como lo podemos hacer aquí”.
Los chinos y el río
Ante la creciente popularidad, y cuando los que se le animan al río, no cuentan con una embarcación propia pueden recurrir a una novedosa práctica de remo con el “Dragon Boat”.
Se trata de un proyecto turístico-deportivo compuesto por un bote tradicional proveniente de la cultura china que tiene más de 2.000 años de historia.
Uno de los impulsores, Julián Algañaraz, cuenta que la práctica no exige demasiada experiencia náutica previa ni condición física privilegiada, es decir que con un simple movimiento de la pala y sin dificultades de estabilidad, permite compartir una salida recreacional o de entrenamiento.
Eso sí, todos los tripulantes deben acompañar las paladas al ritmo que marque el tambor situado en la proa de la embarcación y a cargo de un guía.
Éste, es acompañado por un timonel que se encarga de imprimir un curso a la embarcación de 12 metros de largo.
Dos ciudades unidas
La experiencia en primera persona
Jonathan Rojas comenzó su historia dentro del canotaje cuando trepó a la embarcación gracias al Plan Provincial al cual adhirió su colegio, el Centro de Educación Media (CEM) Nº 146. Es una “experiencia interesante, y es distinto que hacer Educación Física en la escuela .
Gastón Vega era jugador de Rugby en su Valcheta natal. Por cuestiones familiares se radicó en Viedma. Hace dos meses se subió por primera vez a un kayak. “Al principio me costó un poco pero luego me fui acomodando”, cuenta el joven de 15 años.
El profesor Maximiliano Díaz, a cargo del programa de canotaje con el CEM 146, asegura que esto es ideal porque “los chicos pueden disfrutar al aire libre, descubren algo nuevo y asisten (a clases) con más afluencia”.
Datos
- Viedma y Patagones tienen una larga historia náutica por lo que en 2016 se les hizo un reconocimiento: fueron declaradas cuna del canotaje. La iniciativa destaca al Club Náutico La Ribera, fundado en 1933. Esta disciplina la irradió a través de la Regata del Río Negro, considerada la más larga del mundo que se viene disputando desde 1965, oportunidad en que fue ganada por Oscar Focarazzo-Oscar Roza Apycar (Roca)-Bomberos (Neuquén). El surco sobre el espejo de agua lo trazaron otros dos antecedentes como para iniciar una vasta y rica trayectoria. En 1933, entre el 2 y 17 de diciembre, dos de los socios del club, Helmut Riechert y Oscar Fermín Lapalma hicieron un recorrido en una pequeña canoa de lona, desde Bariloche a la costa de Viedma. En 1964, otros tres socios de La Ribera, el fallecido Néstor Gómez, junto a Alberto López Krusse y Oscar Sanguinetti, emprendieron un nuevo desafío: con “chalanas” recorrieron de punta a punta el Negro desde su naciente en Neuquén hasta el muelle viedmense en ocho días.
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