Marcados por el virus: empezaron la escuela con gripe A y la terminan con Covid

La generación de jóvenes que hoy está en quinto año ya pasó una epidemia justo cuando arrancaba su vida estudiantil. El cierre de un ciclo, los amigos y el futuro en un mar de incertidumbre.

La promoción de jóvenes que este año, en medio de una pandemia por coronavirus, soñaba terminar la secundaria es la misma que 11 años atrás arrancaba la escuela primaria con un brote de gripe A.

Comenzaron su vida escolar rodeados de barbijos, advertencias sobre el lavado de manos y la recomendación del alcohol en gel. Ahora, le ponen punto final a la escuela de la misma manera.

Unos tres meses atrás, la vida de estos chicos resultaba un remolino de intensidad, con el final de las vacaciones, los festejos del llamado “Último Primer Día” de clases, el comienzo de cursada y, planes, planes y más planes. De golpe, un parate absoluto y constante.

Morena Montesino, del colegio Dante Alighieri, reconoció que el último día de clases –anterior a la cuarentena- abandonaron el establecimiento con la incertidumbre de si podrían volver en el corto plazo. “Pensábamos que era un problema de China y que no se extendería tanto. Todavía no caemos”, admitió.

“No lo esperábamos. Soñábamos con el viaje de egresados, la expectativa de estar a un paso de la universidad, un año más y ser adultos. En definitiva, ser quinto año, los más grandes del colegio. Era todo una nube de emociones”, definió la joven que anhela estudiar Medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

El día de Morena es como el de tantos otros chicos. Todo depende de las clases por Zoom que largan a las 10. “Me conecto, hago la tarea, almuerzo y más tarea. Cuando ya estoy muy agobiada de estar todo el día encerrada, salgo al patio y juego con mi perro. A la noche trato de relajarme y no pensar. Veo noticieros o una serie para distraerme”, puntualizó.

Las videollamadas son el medio para comunicarse entre amigos y tener, al menos, “un ida y vuelta de lo que está pasando”.

Con 16 años, Christian Vera, alumno de la escuela 123, contó que su deseo es estudiar Administración en Bariloche. “Con mis compañeros estamos sorprendidos y todavía hoy no sabemos si podremos terminar quinto. En este momento, me animo a decir que el mayor temor es que sea un año perdido”, lamentó.

Confió que la idea con sus compañeros era “cambiar la movida de quinto año y estar más con los otros años más chicos, acompañándolos más”. También juntar dinero para irse de viaje de egresados a Las Grutas. “Nos llevamos muy bien y nos comunicamos seguido para ver cómo estamos. Tratamos de mantenernos ocupados y tranquilos”, aseguró.

La rutina de Valentina Condori, del colegio 123, es diferente. Aprovecha las mañanas para practicar gimnasia artística y por las tardes se dedica a las tareas de la escuela. Le gusta dibujar, leer y mirar series. Lo que más extraña, aclaró, es la vida social.

“Este año empecé a salir de noche y le empezás a agarrar el gustito. Ahora se extraña. Con los chicos de la escuela, hablamos y nos pasamos información de último momento de lo que pasa en Bariloche, las decisiones que se toman. Con otros amigos, jugamos juegos on line, vemos películas. Pasar una pandemia con tecnología facilita mucho”, señaló.

Hace unos días, en la escuela de los kilómetros hicieron una encuesta para que los chicos contaran qué les parecían las clases virtuales y detallaran qué les gustaría al regreso a las aulas. “Muchos votamos que nos gustaría hacer quinto de vuelta. Pero entendemos que hay compañeros que querían irse a estudiar a otras ciudades. Sabemos que es complicado volver a hacer el año”, aseguró Condori que sueña con estudiar Ingeniería Civil en Buenos Aires y por eso, “tenía esperanza de fortalecer el estudio en matemáticas este año”.

Trayectoria

11 años
pasaron desde que esta generación inició su escolaridad. No saben si habrá un año más de secundaria.

Sayi Mella, alumna del colegio Don Bosco, entiende que “viven un momento histórico. Es re loco pasar el último año en tu casa”.

En un principio, a esta joven de 17 años le resultó complicado organizarse con el estudio y administrar su tiempo. “De repente, subían tres tareas en un día y no me daban los tiempos. Me frustraba, me estresaba. Ahora, empezamos con clases on line y es mejor porque si tengo alguna duda, la despejo ahí”, explicó.

Nicole Cepeda, de la escuela 105, comentó: “Pensamos que esto duraba una semana y volvía todo a la normalidad y acá estamos desde hace tres meses, con clases online. No es fácil porque no todos tienen la misma capacidad para comprender sin un profesor adelante”.

En su caso, la cuarentena le sirvió para pensar qué rumbo tomaría una vez que egrese del secundario. “Me inclino hacia la carrera de Administración de Empresas porque no me tendría que ir de Bariloche ni dejar a mi familia. Esta situación no me afecta porque trato de ocupar la cabeza en estos temas, de definir mis cosas”, añadió.

Nicole Barría, de 17 años, admitió que tiene necesidad de volver al colegio para aprender mejor.“No es lo mismo estar atrás de una pantalla. Me distraigo, no tomo bien los apuntes. En la escuela no tenés internet entonces no te distraés”, apuntó pero aclaró: “Me encantaría volver al colegio en septiembre, como dicen, siempre y cuando no haya más casos en Bariloche. Si no, es re peligroso”.

Román Sandoval, también del colegio 105, admitió: “Es la primera vez que tengo ganas de ir a la escuela. Es un bajón que esto haya pasado en nuestro último año porque no es lo que esperábamos”.

Sebastián Fuentes, otro estudiante de la escuela 105, piensa estudiar kinesiología en Córdoba. “Quería terminar el año con mis compañeros y jugar al vóley porque sería mi último año acá. No encarábamos este año al igual que todos colegios con el viaje de egresados por un tema de plata. Pero nos hicimos buzos y la idea era hacer salidas y acampar. Nuestro grupo es muy unido. Hoy no sabemos qué va a pasar”, indicó.

Hoy, al igual que sucedió cuando cursaban primer grado, deben usar barbijos y tomar medidas de prevención. “De la gripe A no me acuerdo pero me han comentado mis papás que se suspendieron las clases durante dos semanas. Me pregunto qué irá a pasar cuando nos recibamos de la universidad”, dijo Montesino.

Morena a los seis años, al arrancar la primaria. Foto: gentileza

Demasiada angustia en un momento clave de la vida

La angustia de no saber si podrán terminar el secundario y la incertidumbre del reencuentro prevalecen en los chicos de quinto año. Muchos se mostraron consternados por el impacto de la crisis económica.   

“Hay que ponerse en el lugar del otro. A no todos nos afecta esto de la misma manera. Me preocupa el camino que estamos tomando económicamente o las problemáticas de ciertas familias que no la están pasando nada bien. Lo veo en muchos compañeros”, recalcó Cepeda.

Condori prefirió rescatar lo bueno de la cuarentena. “Agradezco tener un techo y tener comida. Soy consciente de que hay otras realidades y eso me entristece. Me angustia pensar en otras familias con otras realidades”, mencionó. El viaje de egresados, la fiesta de fin de curso y la Fiesta de la Primavera ya pasaron a segundo plano para la gran mayoría.

Valentina Condori cuando estaba en primer grado. Foto: gentileza

“Hoy me angustia la incertidumbre de saber qué va a pasar con nosotros. Cómo vamos a seguir porque necesitamos la formación para la universidad. Pero hay que verle la parte positiva: esto nos va a ayudar para terminar de madurar y dar el gran paso”, esgrimió Montesino.


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