“Me aflige que estas calidades sufran el destierro”
Han cesado en su función, no sé si temporariamente o no. En la cima del enero o en los portales del febrero del año en curso, me anoticié que por disposición del Ejecutivo provincial algunos funcionarios han cesado en sus funciones, entre ellos, la subdirectora de Bibliotecas Populares, Marta Marilef. Asimismo, que la subsecretaria de Protección Integral del Niño y el Adolescente del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, Ana Calafat, habría renunciado al cargo. Dejando de lado cualquier emotividad sin frenos, la noticia referenciada en las personas antes mencionadas me llevó a reflexionar acerca de algunos atributos que considero elementales ejercer en la función pública. Es prudente advertir que tal reflexión es con miras a ir más allá de personalismos y, sin ilusiones románticas, contribuir al mejoramiento cualitativo de la democracia. De modo que del conjunto de aquellos atributos básicos se rescatan los siguientes: sentido ético, conocimiento del área, seriedad y sensibilidad social. En efecto, tal es así que, ¿quién desconocería el valor de una gestión cimentada en esas características? No obstante lo anterior, si alguien me preguntara por qué escribo esto respondería que por lo que sé. Por un lado, sé de Marta (Marilef) que ha dedicado buena parte de su vida a la promoción de la Biblioteca Popular y, por otro, conozco el ánimo y la práctica concreta de su gestión, sustentada en la planificación que otorga racionalidad a cualquier gestión de la índole que sea. Además, lo hago por explicitar lo que considero calidades que debiera acreditar, sin excepción alguna, todo funcionario público. También porque me aflige que aquellas calidades o atributos sufran el destierro. Asimismo por el beneplácito que me causa que personas con mérito a cuestas sean convocadas a ocupar cargos públicos. Añádase que es porque reconozco en Ana Calafat cómo desde hace una interesante cantidad de años viene dedicando su saber, tiempo y compromiso en pro del respeto de los derechos humanos, en los arrojados como si fuesen “desechos” al desamparo. Más aún lo hago porque a lo mejor no pocos bibliotecarios/as e integrantes de comisiones directivas de las bibliotecas populares, como no pocos adolescentes y jóvenes carentes del mínimo poder que han sufrido el rigor de violaciones a sus derechos, sienten que participan de los frutos de una gestión de calidad cuando los atiende la persona funcionaria pública que ha pasado la prueba de acreditación de calidades o atributos indispensables para desempeñar la función exigida por el cargo. Han cesado en su función, no sé si temporariamente o no, decía al inicio. Sin cese definitivo la vida continúa, y seguramente ambas personas referidas continuarán trabajando, con o sin cargo público, para concretar los sueños de una sociedad más inclusiva. De la noticia que me llegara (a ciencia cierta no recuerdo muy bien si en la cima del enero o en los pórticos del febrero del año que corre) rescato por encima de todo aquellas características elementales que debieran extremarse como exigencia para quien decide dedicarse a la cosa pública en cualquier gobierno, independientemente del signo político de pertenencia. En fin, que esta carta sirva para fortalecer cualitativamente nuestra democracia. Víctor Alberto Cumio DNI12.698.653 General Roca
Víctor Alberto Cumio DNI12.698.653 General Roca
Han cesado en su función, no sé si temporariamente o no. En la cima del enero o en los portales del febrero del año en curso, me anoticié que por disposición del Ejecutivo provincial algunos funcionarios han cesado en sus funciones, entre ellos, la subdirectora de Bibliotecas Populares, Marta Marilef. Asimismo, que la subsecretaria de Protección Integral del Niño y el Adolescente del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, Ana Calafat, habría renunciado al cargo. Dejando de lado cualquier emotividad sin frenos, la noticia referenciada en las personas antes mencionadas me llevó a reflexionar acerca de algunos atributos que considero elementales ejercer en la función pública. Es prudente advertir que tal reflexión es con miras a ir más allá de personalismos y, sin ilusiones románticas, contribuir al mejoramiento cualitativo de la democracia. De modo que del conjunto de aquellos atributos básicos se rescatan los siguientes: sentido ético, conocimiento del área, seriedad y sensibilidad social. En efecto, tal es así que, ¿quién desconocería el valor de una gestión cimentada en esas características? No obstante lo anterior, si alguien me preguntara por qué escribo esto respondería que por lo que sé. Por un lado, sé de Marta (Marilef) que ha dedicado buena parte de su vida a la promoción de la Biblioteca Popular y, por otro, conozco el ánimo y la práctica concreta de su gestión, sustentada en la planificación que otorga racionalidad a cualquier gestión de la índole que sea. Además, lo hago por explicitar lo que considero calidades que debiera acreditar, sin excepción alguna, todo funcionario público. También porque me aflige que aquellas calidades o atributos sufran el destierro. Asimismo por el beneplácito que me causa que personas con mérito a cuestas sean convocadas a ocupar cargos públicos. Añádase que es porque reconozco en Ana Calafat cómo desde hace una interesante cantidad de años viene dedicando su saber, tiempo y compromiso en pro del respeto de los derechos humanos, en los arrojados como si fuesen “desechos” al desamparo. Más aún lo hago porque a lo mejor no pocos bibliotecarios/as e integrantes de comisiones directivas de las bibliotecas populares, como no pocos adolescentes y jóvenes carentes del mínimo poder que han sufrido el rigor de violaciones a sus derechos, sienten que participan de los frutos de una gestión de calidad cuando los atiende la persona funcionaria pública que ha pasado la prueba de acreditación de calidades o atributos indispensables para desempeñar la función exigida por el cargo. Han cesado en su función, no sé si temporariamente o no, decía al inicio. Sin cese definitivo la vida continúa, y seguramente ambas personas referidas continuarán trabajando, con o sin cargo público, para concretar los sueños de una sociedad más inclusiva. De la noticia que me llegara (a ciencia cierta no recuerdo muy bien si en la cima del enero o en los pórticos del febrero del año que corre) rescato por encima de todo aquellas características elementales que debieran extremarse como exigencia para quien decide dedicarse a la cosa pública en cualquier gobierno, independientemente del signo político de pertenencia. En fin, que esta carta sirva para fortalecer cualitativamente nuestra democracia. Víctor Alberto Cumio DNI12.698.653 General Roca
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