“Me molieron a palos en el calabozo”, dijo Ariel Balladini

Sigue en Cipolletti el juicio contra cinco policías acusados de vejaciones.

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CIPOLLETTI (AC).- Declaró ayer Ariel Balladini, denunciante de un presunto caso de vejaciones, y contó que los policías los arrastraron “de pies y manos” desde el patrullero hasta el calabozo. Dijo que lo “molieron a palos” cuando estaba “tirado en la celda, a oscuras”. En la segunda audiencia del juicios se presentaron también tres testigos que vieron al joven abogado “muy alterado” la madrugada que terminó con su detención.

El denunciante reconoció que aquel 2 de octubre de 2005 había tomado tres vasos de una bebida alcohólica y dijo que estaba “ofuscado” porque le pareció injusto que no lo dejaran ingresar al boliche que está sobre la Ruta 22, en Cipolletti. Dijo que se negó a pasar por el detector de metales porque “los que pasaron antes” no se habían sometido a ese control. Entonces discutió con el empleado de admisión y se cruzó a la sede de la Policía Caminera. Antes llamó al fiscal de turno, Oscar Cid, para denunciar un caso de “discriminación”. El suboficial de la Caminera dijo ayer en el juicio que no le tomó la denuncia y que era bastante habitual que la gente se quejara allí por cuestiones de admisión u otros temas que no son “estrictamente policiales”.

Balladini, hijo del entonces juez del Superior Tribunal de Justicia Alberto Balladini, declaró que ante la negativa de Cid y del sargento de Caminera, convocó a los policías de la Comisaría Cuarta. Reconoció que discutió con esos oficiales y que entonces se lo llevaron detenido. Sostuvo que en el patrullero subieron el volumen de la música para que él no pudiera hablar por teléfono con su padre y que al llegar a la comisaría lo “arrastraron” hasta el calabozo. En la celda, aseguró, le pegaron en todo el cuerpo. “Lo único que veía eran los botines, eran más de cuatro policías seguro”, atestiguó.

Después llegó su padre y lo trasladaron a la oficina del comisario José Dutra, donde mantuvieron una conversación y Ariel volvió a “ofuscarse” porque consideró que el jefe de la unidad tenía una “actitud corporativa” con los subalternos que lo habían golpeado. Reconoció que se alteró mucho y que le quiso pegar a Javier Martín, uno de los cinco policías procesados, y se cayó al piso. Insistió con que se sintió “ofuscado, indignado y humillado”. “En el calabozo los policías me decían ‘maricón, levantate’ y me golpeaban hasta que me callaba la boca”, relató.

Uno de los encargados de admisión del boliche también declaró ayer y dijo que le negó el ingreso a Balladini porque presumió que era “conflictivo”, debido a que no quiso pasar por el detector de metales. Afirmó que no le sintió aliento etílico pero que le dio la sensación de que estaba bajo el efecto de “algún estupefaciente” por el grado de “excitación” en el que se encontraba.


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