Memo al presidente George W. Bush
Por Andrés Oppenheimer
He aquí un consejo al presidente George W. Bush de cara a su primer debate presidencial: si lo acusan de haber destruido las buenas relaciones de Estados Unidos con el resto del mundo, no replique que los lazos con América Latina se han fortalecido durante su mandato.
Esa respuesta podría ser contraproducente, señor presidente. Aunque sus asesores no lo sepan todavía, una nueva encuesta que será dada a conocer en las próximas horas durante la Conferencia de las Américas del diario «The Miami Herald» dirá que la mayoría de los latinoamericanos cree que las relaciones de sus países con Estados Unidos se han deteriorado en los últimos años.
Usted ya habrá visto las cifras de la encuestadora Latinobarómetro en 18 países de América Latina, según las cuales ha crecido el número de gente que tiene una mala opinión de Estados Unidos. Pero los nuevos datos demuestran también que -salvo escasas excepciones, como Colombia, Chile y Paraguay- los latinoamericanos también creen que hay cada vez mayores tensiones entre sus respectivos gobiernos y Washington D.C.
Considere algunos de los datos que serán dados a conocer:
– En Venezuela, el porcentaje de gente que opina que su país tiene «buenas» o «muy buenas» relaciones con Estados Unidos cayó del 81% en 1997 a un 28% en el 2004, una caída del 53%.
– En Bolivia, el porcentaje disminuyó del 77% en 1997 al 43% en el 2004, una caída del 33%.
– En la Argentina, la cifra cayó de un 76% a un 45% en el mismo período.
– En el Perú, cayó de un 79% a un 70%.
– En el Brasil, de un 71% a un 64%.
– En México, de un 68% a un 57%.
Para su tranquilidad, señor presidente, no todos los resultados de la encuesta le son negativos.
En Colombia, donde su gobierno está dando 700 millones de dólares al año para ayudar al presidente Alvaro Uribe en la lucha contra los narco-terroristas, el porcentaje de personas que considera que las relaciones bilaterales con Estados Unidos mejoraron ha aumentado en un 35% desde 1997. Y algo parecido ocurre en países de América Central, la República Dominicana y Ecuador.
Sin embargo, gran parte de esta mejora se debe a paquetes de ayuda o tratados de libre comercio, más que a la aprobación de su política exterior. Aun en Colombia, sólo el 15% de los encuestados está de acuerdo con las acciones de Estados Unidos en Irak, (y ese porcentaje cae a un 10% en el Brasil, un 4% en México y un 3% en la Argentina).
Y lo que es peor, el apoyo a la democracia y al libre comercio regional se está debilitando en varios Estados, como seguramente usted habrá podido constatar en la primera entrega de la encuesta de Latinobarómetro, publicada el mes pasado en la revista «The Economist».
Y tal como lo adelantamos en esta columna el domingo pasado, el antiamericanismo sigue aumentando en la región.
De manera que, señor presidente, siga mi consejo: si quiere ganar votos entre los votantes hispanos durante su paso por Miami -considerada por muchos la capital de las Américas- no generalice. Limítese a resaltar puntos específicos en que su gobierno puede adjudicarse algunos logros.
Mencione, por ejemplo, su decisión el año pasado de aumentar un 50% la ayuda externa de Estados Unidos a los países más pobres bajo la Cuenta del Milenio, que incluirá un primer desembolso de 1.000 millones de dólares a 15 países de todo el mundo, incluidos Bolivia, Honduras y Nicaragua.
(Evite hablar de «América Latina'' en este contexto, porque Kerry le saldrá al cruce señalando que varios países grandes con un gran número de pobres, como México, Brasil y la Argentina, no recibirán un centavo de este paquete).
Diga, por ejemplo, que bajo su mandato, Chile y cinco países de América Central firmaron tratados de libre comercio con Estados Unidos y que estos acuerdos -tal como ocurrió en México- les permitirán a estos países aumentar significativamente sus exportaciones.
(En este tema, usted podría aprovechar para señalar que el candidato a vicepresidente de Kerry, John Edwards, es un declarado enemigo del libre comercio, cuyas políticas proteccionistas condenarían a América Latina a una mayor pobreza y producirían un mayor éxodo de inmigrantes indocumentados a Estados Unidos).
En suma, cuando se enfrente con Kerry no deje de mencionar estos temas, pero evite ufanarse de una mejoría en las relaciones con América Latina.
Si usted comete ese error, la campaña de Kerry saldrá al aire con un nuevo aviso televisivo confrontando lo que usted dice con los resultados de la encuesta de Latinobarómetro. Y no va a quedar muy bien parado.
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