Mercosur: una historia con muchos altibajos
Un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea que no termina de concretarse y un arancel externo común imperfecto, alcanzado a duras penas, marcan 30 años de historia del Mercosur, un mosaico de logros y desafíos inconclusos.
El 26 de marzo de 1991 nació el Mercado Común del Sur (Mercosur), con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. “Se reafirma la voluntad política de dejar establecidas las bases para una unión cada vez más estrecha entre nuestros pueblos”, dice el Tratado de Asunción, su acta constitutiva. En 1994, en Ouro Preto (Brasil), se acordó el arancel externo común. Actualmente es una zona de libre comercio con 295 millones de habitantes sobre más de 14 millones de kms cuadrados de territorio.
El embrión había sido en 1985 el entendimiento entre Argentina y Brasil. Pusieron fin a un siglo y medio de peleas e hipótesis de conflicto. La fabricación en escala de sus industrias automotrices obró el milagro. Se miraban en el espejo de la Comunidad Económica Europea.
Cuando se constituyó el Mercosur, imperaban en la región gobiernos de corte económico liberal, aperturistas y partidarios en algunos casos de la privatización de servicios públicos.
Entre 1991 y 1998 las exportaciones intrazona crecieron a una tasa promedio anual de 22%, según la Comisión Económica para América Latina (Cepal). Los stocks de inversión extranjera directa pasaron de 230.000 millones de dólares a 940.000 millones entre 2003 y 2014.
Pero hubo tropiezos de todo tenor. Argentina hizo tambalear la estructura en 2001 con su peor crisis política y económica. Varias devaluaciones en Argentina y Brasil también golpearon el proceso.
“Crisis externas e internas han enlentecido la cristalización de etapas de integración previstas en el Tratado. Debemos hacer una fuerte autocrítica”, declaró el excanciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa.
En 2002 el Mercosur firmó un pacto de complementación económica con México. No se avanzó. El compromiso crucial de México es con Estados Unidos y Canadá.
Otro hito fue en 2003, cuando se estableció el libre comercio con la Comunidad Andina de Naciones, formada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Y Perú se convirtió en el tercer Estado asociado después de Chile y Bolivia en la década de 1990.
En la primera década del siglo XXI predominaban los gobiernos de izquierda en la región. En la Cumbre de las Américas de 2005, en el balneario argentino de Mar del Plata, el Mercosur lideró el rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que propiciaba el presidente estadounidense George W. Bush.
En 2006 Venezuela firmó el Protocolo de Adhesión. En 2012 se convirtió en miembro pleno en una cumbre con Paraguay suspendido. Pero fuertes diferencias comerciales y tensiones políticas conspiraron para una integración fluida con la nación caribeña, dirigida entonces por Hugo Chávez.
En 2009 se fundó el Banco del Sur, con el propósito de eliminar al dólar como referencia y usar monedas nacionales en operaciones intrabloque. No prosperó.
En 2010, se acordó el código aduanero. “Aún en las divergencias nos pusimos de acuerdo”, dijo el entonces presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva. Se dispuso también el libre tránsito de personas.
El arancel externo común, según los especialistas, está “perforado” por múltiples excepciones.
En una cumbre en 2011, en el 20 aniversario, resonaron los reclamos por las asimetrías. Uruguay y Paraguay siempre plantearon a los dos colosos un desarrollo equitativo. Saldos comerciales a favor en Brasil y Argentina crean fuertes desequilibrios en desmedro de Montevideo y Asunción.
En 2012 Bolivia inició su ingreso y en 2015 quedó como Estado parte “en proceso de adhesión”, con voz pero sin voto. En 2012, tras la polémica destitución legislativa del presidente Fernando Lugo, Paraguay quedó fuera del Mercosur por el Protocolo de Ushuaia, que excluye a un país si no respeta las normas democráticas. En 2013, se levantó la suspensión.
Venezuela, ya bajo la presidencia de Nicolás Maduro tras el fallecimiento de Hugo Chávez, fue suspendida en 2017 señalada primero por incumplir con la normativa comercial, y finalmente en aplicación de la cláusula democrática que rige en el bloque sureño.
En 2019, al cabo de 20 años de negociaciones, se firmó el tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, proclamó: “¡Hoy logramos un acuerdo histórico, un hito que culmina con un proceso negociador de 20 años!”. Pero para entrar en vigor el convenio debe ser ratificado por los parlamentos de cada uno de los países, y los europeos se muestran cada día más reticentes.Ahora Brasil, Uruguay y Paraguay propugnan la flexibilización del bloque para que cada país pueda negociar por su cuenta acuerdos comerciales con terceros.
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