Microemprendedores y artesanos, casi sin ingresos y con magra perspectiva

Las ferias destinadas a los turistas en Bariloche continúan cerradas. Sus integrantes buscaron alternativas de venta a través de una “feria virtual”, hasta ahora con magro resultado.

Impedidos de montar sus puestos en la zona del Centro Cívico, los feriantes y artesanos que dependen de ese ingreso para vivir enfrentan una situación “muy precupante”, ante los pronósticos que alargan la recuperación de la actividad turística, donde está su principal clientela.

La situación que atraviesan es peor que la de los comercios en general, que en su mayoría ya están abiertos y tienen estrategia y formatos aptos para captar el público local. Incluso los feriantes de la calle Onelli trabajan en general con barilochenses y tiene allí un “salvavidas” distinto. Los que dependen del turismo no encuentran opción y -aunque tal vez podrían, con protocolos y garantías- por ahora desistieron de abrir la globa ubicada frente a Parques Nacionales.

Lo mismo ocurre con la feria de artesanos de la calle Urquiza, emplazada a pocos metros, cuyos integrantes buscaron alternativas de venta a través de una “feria virtual”, hasta ahora con magro resultado.

Ambas ferias permanecen cerradas desde hace más de setenta días, así como los puntos de venta que tiene la agrupación Ecosureños en el puerto San Carlos, la terminal y el cerro Catedral.

Desde el comienzo del aislamiento los microemprendedores se quedaron sin ingresos y penan entre la escasez de la ayuda oficial y la gestión de otros espacios de comercialización, con la urgencia de volver a trabajar y tentar al público barilochense.

Gustavo Hernández, referente de Ecosureños, dijo que son 260 familias, las que participan de la organización y que hoy enfrentan una coyuntura “muy preocupante”. Refirió que tienen en elaboración un informe que publicarán en los próximos días para visibilizar su situación.

A modo de anticipo señaló que los emprendedores en su gran mayoría son monotributistas, entre un 65 y un 70% dependen de las ventas en la feria como principal ingreso y sólo un 52% pudo tramitar y cobrar el Ingreso Familiar de Emergencia.

Otro grupo, igual o más numeroso, recibió módulos alimentarios distribuidos por Desarrollo Social.

“Probamos distintas fórmulas, la página Bariloche Sale, pero se vende muy poco -reconoció Hernández-. La verdad es que no hay estrategias salvadoras”.

La secretaria municipal de Producción, Innovación y Empleo, Eugenia Ordóñez, dijo que trabajan desde el comienzo de la crisis en conjunto con el sector, con propuestas orientadas a “reconvertirlos al mercado local”. Mencionó la difusión de ofertas por facebook, la posibilidad del portal Bariloche Sale de la Cámara de Comercio “que funciona como un Mercado Libre local” y también la puerta que les abrieron para vender en el mercado comunitario municipal de la calle Vereertbrugghen.

Allí pueden ir algunos emprendedodores, pero no todos. Sólo los que elaboran alimentos, y luego se acordó integrar también a los que producen artículos afines con la cocina y la gastronomía, como cuchillos, delantales, mates, repasadores, entre otros.

Hernández valoró esta última opción, pero dijo que “se necesita pensar más allá de las salidas individuales, hace falta una gran mesa de concertación sectorial, que hoy no existe, con los choferes de taxi, los artesanos, la mesa textil, los pequeños productores y toda la economía social. Porque acá nadie se salva solo”.

Reconoció que esa mesa debe surgir no solo de una iniciativa gubernamental sino que depende “del empuje de las organizaciones”.

Dijo que hoy la realidad es dura para los puesteros “porque el que tenía un ahorro se lo comió y porque nadie espera depender del subsidio”, pero al mismo tiempo quieren estar listos para cuando el turismo se empiece a mover. Entonces necesitan adquirir, materiales y producir. En ese sentido Hernández señaló que sería muy útil una linea de crédito a tasa cero.

Ordóñez dijo que siguen muy de cerca la situación de la economía social y trabajan en otras alternativas para brindarles, como un acuerdo con una cadena de supermercados para contar con espacios de venta en sus locales. “Pero en ese caso -dijo- los emprendedores tienen que garantizar la calidad del producto, la continuidad en la provisión y resolver la cuestión del código de barras”.


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