«Muchachos, es el fin del ciclo K»

Reutemann y Romero se sumaron a la triada Macri-Solá-De Narváez en una clara señal de un cambio de época en el liderazgo del PJ.

BUENOS AIRES. – «Muchachos, es el final del ciclo de los Kirchner: nos juntamos o la dispersión favorecerá a Lilita Carrió y los radicales».

Así de contundente fue el jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, quien dio el primer paso trascendente del sector que aglutina al peronismo disidente cuando fue el catalizador de la foto en la cual se juntaron con el ex gobernador Felipe Solá y el dipu-empresario Francisco De Narváez.

El clima se palpa y ningún dirigente con aspiraciones políticas quiere quedarse atrás: todo el movimiento de los últimos días tiene la apariencia de una paulatina despedida de época.

Ya en la primera quincena de enero, los senadores Carlos Reutemann (Santa Fe) y Juan Carlos Romero (Salta) habían arreglado su salida del bloque de legisladores oficialistas.

El «Lole» se adelantó agobiado por problemas de salud y por pérdida de imagen ante la crisis del campo.

El ex piloto de Fórmula I observa dos obstáculos en su camino: el peligro de que la crisis agropecuaria se lo lleve puesto en su provincia, para lo cual teje relaciones con los ruralistas (disputa sus preferencias con el mandatario santafesino y directo competidor Hermes Binner) y lo difícil que le significará revertir una imagen de tibio, que se fue ganando por continuos titubeos.

Casi todos los mencionados tienen aspiraciones presidenciables, pero también saben que si no derrotan a Néstor Kirchner, en las parlamentarias de octubre, no habrá 2011.

La próxima jugada del segmento que no integra la Coalición Cívica será armar una mesa federal del peronismo disidente. «La realidad es que la copa del árbol kirchnerista flamea y todavía no hay garantía de quién será el líder indiscutido del naciente escenario», analizó un ex gobernador.

Un armador del nuevo esquema admitió que «es altamente probable que el peronismo, ante esta división, regale el triunfo de octubre a la alianza de Carrió con los radicales».

Al contrario de otras internas, ahora parece ser que el cisma es irreconciliable entre las dos visiones del PJ.

Es un juego de supervivencia política en el cual el recelo por los maltratos de Kirchner y la crisis de representatividad adquieren un valor determinante.

Por su parte, Eduardo Duhalde dio dos mensajes en los últimos días a su circulo íntimo: su garantía de no intervenir públicamente sobre candidaturas y colaborar en una estrategia para ir limando la hegemonía K en el distrito bonaerense. En este sentido, los contactos con algunos intendentes han comenzado. Un hombre cercano a Macri argumenta que, mientras siga timorato en sus críticas al gobierno nacional, el potencial liderazgo opositor en este armado lo seguirá teniendo el líder del Pro.

Prematuro saber lo que terminará pasando. Ridículo pensar que todo seguirá igual.

 

HORACIO CARIDE (ABA)


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