Críticas y abucheos por la suspensión de la independencia en Cataluña

El gesto generó críticas en la coalición secesionista, pero abriría una puerta para evitar sanciones de Madrid.

El jefe del gobierno regional de Cataluña dijo hoy ante el Parlamento que contaba con el mandato necesario para declarar la independencia de España pero no llegó a proclamar la secesión, pidiendo esperar unas semanas para poder iniciar negociaciones con el gobierno español.

Madrid respondió diciendo que no acepta ninguna declaración de independencia de los separatistas, y que no considera válido el referéndum efectuado el primero de octubre en que una mayoría de los que votaron pidieron la separación.

Una veintena de tractores izando en alto la bandera catalana merodeaban en las cercanías del palacio legislativo, y miles de separatistas de aglomeraron en el Arc de Triomf de Barcelona, en apoyo a la independencia.

Pero un funcionario del gobierno español dijo que el gobierno central no acepta lo que calificó de la “implícita” declaración de independencia formulada por el líder de Cataluña.

Puigdemont fue intensamente crítico de la respuesta del gobierno central a la consulta, en que policías usaron la violencia y dejaron a cientos de personas heridas. Sin embargo, aclaró que los catalanes no tienen nada en contra de España ni de los españoles sino que quieren convivir con ellos.

La dirigente opositora catalana Inés Arrimadas, del partido Ciudadanos, criticó fuertemente el discurso. Arrimadas dijo que se trató de un golpe y que en cualquier caso nadie en España ni en Europa ha reconocido los resultados del referéndum.

Pidió a Puigdemont que deje decir que los catalanes están unidos, y le acusó de llevarles a un conflicto interno, pues la mayoría de los catalanes, según dijo, se sienten parte de Cataluña pero también de España y de Europa.

El líder socialista Miquel Icetam también criticó el discurso y afirmó que Puigdemont no puede suspender una declaración de independencia que nunca se hizo, y que el referéndum del primero de octubre no tenía las garantías necesarias.

Regían estrictas medidas de seguridad en Barcelona y la policía acordonó un parque en torno al edificio del legislativo donde habló Puigdemont.

Una declaración de secesión plena (ni qué hablar de la proclamación de una nueva república catalana) hubiera provocado una dura respuesta de las autoridades centrales españolas, las que podrían tomar la medida sin precedentes de suspender la autonomía catalana y asumir algunos o todos los poderes en la región.


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