Putin y Xi Jinping en un encuentro central: las cinco claves políticas a mirar

Cronología de uno de los encuentros del mandatario chino con su par ruso Vladimir Putin y resultado de los primeros encuentros oficiales: la paz en Ucrania entre las prioridades.

El presidente de China, Xi Jinping, quien fue recibido «calurosamente» en el Kremlin donde pronto estrechó la mano de Vladimir Putin, lo invitó a visitar su país y marcó la agenda de la relación con Rusia, en tanto que cuando se abordó la cuestión de Ucrania, ambas partes coincidieron en la necesidad de buscar una salida pacífica.

Cuando llegaron a ese punto, fue el mandatario ruso quien se mostró dispuesto a iniciar cuanto antes conversaciones para el restablecimiento de la paz, con China en la mediación.

«Rusia estudió cuidadosamente el documento sobre la posición de China sobre la solución política para el tema de Ucrania y está abierta a conversaciones de paz. Rusia da la bienvenida a China para que desempeñe un papel constructivo en este sentido», comentó Putin.

Putin no recibió a Xi Jinping en el aeropuerto

El presidente Vladímir Putin no estaba aguardando al final de la alfombra roja para saludar al mandatario chino Xi Jinping a su llegada a Rusia el lunes para una visita de alto perfil. Pero no fue un desaire. El protocolo estándar de Rusia para los dignatarios visitantes establece que sean recibidos en el aeropuerto por un funcionario de menor rango del gabinete.

Muchos observadores alegan que los combates en Ucrania han hecho que Rusia dependa cada vez más de China para recibir apoyo, en un momento en que el Kremlin está aislado de Occidente. Pero Putin no se apartó de lo establecido y el inicio de la visita de Xi fue similar a la de cualquier otro gobernante que acude a Rusia.

Putin envió al viceprimer ministro Dmitry Chernyshenko al aeropuerto Vnukovo de la capital rusa para que recibiera a Xi después de que descendió de su Boeing 747. Mientras tanto, el presidente ruso estaba lejos, en el centro de Moscú, ocupado en otros compromisos antes de su cena con Xi por la noche, en la que había mucho en juego.

Putin inició su día presentándose en una reunión de los funcionarios de mayor rango del Ministerio del Interior. También asistió a un congreso parlamentario en el que participaron legisladores de naciones africanas.

De vuelta en el aeropuerto, Xi escuchó mientras una banda militar rusa interpretaba los himnos nacionales de China y Rusia. Luego pasó revista a una hilera de guardias honorarios acompañado por Chernyshenko.

Putin y su envidia a Xi Jinping

Aunque Putin no rompió el protocolo y no mimó a Xi con una presentación sorpresiva en el aeropuerto, el mandatario ruso colmó de elogios a su huésped chino cuando lo saludó dentro del Kremlin para una cena privada.

De frente al presidente chino con una mesa pequeña de por medio después que se estrecharon las manos, Putin elogió lo que dijo es el «salto colosal hacia adelante» de China bajo el liderazgo de Xi, y añadió que siente un poco de envidia, afirmación que generó una tenue sonrisa en el rostro de su homólogo chino.

El apoyo de Xi Jinping a la reelección de Putin

Xi respondió de manera igualmente cortés, diciendo que está seguro que Putin recibirá un firme respaldo en los comicios del año próximo, aunque el gobernante ruso aún no ha anunciado su intención de postularse.

Pasaron unas 4 horas y media en una cena de siete tiempos, la cual incluyó un plato de mariscos del Pacífico, sopa de esturión, codorniz, tortitas de hongos y venado asado en salsa de cerezas. Putin salió para despedir a Xi y volvieron a estrecharse las manos.

Antes de que la reunión comenzara, Putin dijo que la visita de Xi era un «evento sobresaliente» en un artículo publicado en el periódico Diario del Pueblo —el oficial del Partido Comunista de China, diciendo que ofrece una «gran oportunidad para reunirme con mi viejo buen amigo con el que disfrutamos la relación más cálida». Escribió en detalle acerca de su primera reunión en 2010, y agregó que él y Xi se han reunido unas 40 veces. Citó también una frase del filósofo chino Confucio: «¿No es una alegría tener amigos que vienen de lejos?»

La visita de Xi le da un fuerte impulso político a Putin apenas unos días después de que la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto para el mandatario ruso bajo cargos de su presunto involucramiento en el secuestro de miles de niños ucranianos.

Moscú, que no reconoce la jurisdicción de la corte, rechazó la medida, considerándola «jurídicamente nula e inválida», pero de todas formas representa una presión adicional sobre el gobernante ruso.

Tras la cena privada del lunes, Putin y Xi sostendrán conversaciones oficiales este martes, a las que también acudirán altos funcionarios de ambos países. Se prevé que posteriormente se emitan declaraciones de conclusión.

¿China está sobre Rusia?

Algunos analistas dicen que las sanciones de Occidente han obligado a Rusia a depender cada vez más de China.

«La relación es cada vez más asimétrica, China tiene mucho más ventaja«, dijo Alexander Gabuev, miembro destacado del Carnegie Endowment que desde hace tiempo estudia las relaciones entre Moscú y Beijing.

Gabuev hizo notar que se prevé que Xi mantenga un respaldo firme a Putin en medio de la creciente presión occidental.

«La realidad es que China no ve absolutamente ninguna ventaja en abandonar a Vladímir Putin, porque no habrá incentivos ni ganará puntos en la relación con Estados Unidos», manifestó.

Aunque la mayoría de los observadores dicen que es improbable que Beijing le ofrezca a Moscú asistencia militar, algo que Estados Unidos y otros aliados occidentales temen, la alianza con el gobierno chino le permitiría al mandatario ruso continuar sus acciones en Ucrania.

«Esto le ayuda a Rusia a mantenerse desafiante frente a las sanciones occidentales», tuiteó Chris Weafer, director general y analista de la economía rusa en la firma consultora Macro-Advisory. «Mientras Rusia pueda comerciar con China y otros Estados de Asia, no corre peligro de quedarse sin dinero ni de ser obligada a reconocer una derrota en el campo de batalla».

La respuesta sorpresa de Japón

El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, llegó el martes a Kiev para una visita sorpresa a Ucrania, horas después de que el presidente de China, Xi Jinping, llegara a la vecina Rusia para una estancia de tres días. La invasión rusa era un tema crucial en ambas reuniones.

No estaba claro si alguna de las dos cumbres cambiaría el rumbo de la guerra tras casi 13 meses, pero las conversaciones celebradas a unos 800 kilómetros (500 millas) de distancia reflejaban las repercusiones de la guerra para la diplomacia internacional, mientras los países se posicionaban a favor de uno u otro bando.

Tanto China como Japón han anunciado en los últimos días sendos éxitos diplomáticos que han reforzado su política exterior.

Kishida tenía previsto reunirse en la capital ucraniana con el presidente, Volodymyr Zelenskyy. «Expresará respeto por el valor y la paciencia del pueblo ucraniano, que se alza para defender su patria bajo el liderazgo del presidente Zelenskyy, y mostrará solidaridad y un apoyo inquebrantable a Ucrania como líder de Japón y presidente del G-7» durante su visita, según dijo el Ministerio japonés de Exteriores al anunciar el viaje a Kiev.

En las reuniones, Kishida mostrará su «rechazo absoluto al cambio unilateral ruso del status quo por invasión y fuerza, y afirmará su compromiso con la defensa del orden internacional basado en normas», añadió el comunicado ministerial.

La televisora pública japonesa NTV mostró imágenes de Kishida montado en un tren desde Polonia en dirección a Kiev. Su viaje no anunciado a Ucrania se producía apenas unas horas después de su reunión con el primer ministro de India, Narendra Modi, en Nueva Delhi, y a la semana siguiente de una importante cumbre con el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yoel.

En Nueva Delhi, Kishida pidió que los países en desarrollo y del sur global alzaran la voz para defender el orden internacional basado en normas y ayudaran a detener la guerra de Rusia.

Japón, que tiene disputas territoriales por islas tanto con China como con Rusia, está especialmente preocupado por la estrecha relación entre Beijing y Moscú, que han realizado maniobras militares conjuntas cerca de las costas japonesas.

Kishida, que preside la cumbre del Grupo de los Siete en mayo, era el único líder del G7 que no había visitado Ucrania y enfrentaba presiones para hacerlo en su país. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, empleó una ruta similar para visitar Kiev el mes pasado, justo antes del primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania.

Japón se ha sumado a Estados Unidos y las naciones europeas en las sanciones a Rusia por su invasión y proporciona ayuda humanitaria y económica a Ucrania.

Tokio fue rápida en reaccionar porque le preocupa el posible impacto de una guerra en el este de Asia, donde el ejército chino es cada vez más asertivo y ha aumentado las tensiones en torno a la autogobernada Taiwán, que Beijing reclama como parte de su territorio.

Se esperaba que Kishida reiterase su apoyo continuado a Ucrania en su encuentro con Zelenksyy.
Imágenes de televisión de NTV mostraban a Kishida subiendo a un tren en la estación polaca de Przemysl, cerca de la frontera con Ucrania, con un grupo de funcionarios.

Debido a sus principios pacifistas, el apoyo de Japón a Ucrania también se ha limitado a equipamiento militar que no es de combate, como cascos, chalecos antibalas y drones, así como suministros humanitarios como generadores.

Japón ha contribuido más de 7.000 millones de dólares a Ucrania y aceptó más de 2.000 ucranianos desplazados, a los que asistió con alojamiento y ayuda para encontrar empleo y educación, algo inusual en un país conocido por su estricta política de inmigración.

Agencias AP y Noticias Argentinas

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