El cementerio de Bariloche está al borde del colapso

El Soyem denunció que solo quedan dos fosas disponibles y alrededor de 100 nichos. Estos últimos no cuentan con el sistema de ventilación adecuada.

Trabajar en el armado de fosas, el traslado de ataúdes y las exhumaciones en el cementerio de Bariloche debe ser una de las tareas municipales más complejas y delicadas. Pero más aún informar sobre la falta de lugares disponibles a una persona en el momento de la pérdida de un ser querido.

María Fernanda Alonso, secretaria adjunta del Soyem, advirtió que la situación es «sumamente compleja». «Hace un mes y medio, hicimos una recorrida ante la falta de tierra para realizar fosas para entierros. Hoy quedan apenas unas pocas fosas. Los osarios están completos. No hay espacios para las sepulturas«, señaló.

Comentó que semanas atrás, se recibió una orden para abrir fosas en una calle interna del cementerio, pero se denunció ya que no era un lugar apto para sepulturas. «Se hicieron fosas con una máquina. En primer lugar, no tenían las dimensiones adecuadas. Además, no era tierra: era todo piedra. Logramos frenarlo y terminaron cortando otra calle interna, con tierra y menos piedra. Quedó un área de paso más angosta. Si seguimos así, no habrá por dónde circular», manifestó Alonso.

En una reunión con los dirigentes del Soyem, el secretario de Obras y Servicios Públicos de Bariloche, Eduardo Garza, aseguró que hay un proyecto de establecer otro cementerio, con crematorio -la necrópolis actual no cuenta con este servicio- en un predio cercano al aeropuerto. Otra opción son las tierras del Ejército, camino al cerro Catedral. Este diario intentó comunicarse con el funcionario, sin éxito.

El Soyem pide respuestas al Ejecutivo Municipal. Foto: Chino Leiva

Alonso recalcó que quedan disponibles, al menos, unos 100 nichos, pero advirtió que «el problema es que no cuentan con la ventilación correspondiente». «Lleva un sistema de ventilación por los gases pero no hay paredón de salida. Al no tener ese sistema, los gases quedan en el nicho y hay riesgos para la salud de los trabajadores y la gente que va a visitar a sus fallecidos. Basta con acercarse para sentir olores«, dijo la dirigente.

Aclaró además que «no todos pueden ir a nichos. Hay diversas situaciones por las cuales las personas deben ser sepultadas en tierra. En su momento, por ejemplo, por Covid. Y hay personas con sobrepeso mórbido que no pueden ir a nichos».

La crítica situación del colapso del cementerio ya lleva más de dos años, aunque durante la pandemia se profundizó.

Plantean que quedan unos 100 nichos. Foto: Chino Leiva

«La preocupación es que estamos acercándonos al otoño, ya llega el invierno y puede haber complicaciones mayores. Con un nuevo brote de Covid, no habría forma de afrontar esta situación. Es compleja la situación también para los trabajadores a nivel psicológico, por las discusiones que se generan con los familiares de las personas fallecidas», comentó y agregó: «Pasan momentos desagradables tratando de contener a las familias, pero a la vez, tienen que lidiar con estas situaciones cuando no tendrían por qué hacerlo. Deben confrontar con las familias cuando es una cuestión de estado».

Calificó las condiciones laborales de los trabajadores del cementerio como «pésimas» ya que no cuentan con baños, ni vestuarios ni un lugar donde tomar un refrigerio.

«La política piensa que el cementerio es olvido. Que ahí queda el que no está, pero ahí hay gente en el medio, envuelta en el dolor por la pérdida de un familiar«, concluyó Alonso.

El Soyem pide respuestas al Ejecutivo Municipal. Foto: Chino Leiva

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