Murió Farías Barrera, la cara visible de la dictadura en el Comando de Neuquén

Atendía a los familiares de los desaparecidos en el Comando de Neuquén y les mentía sobre su paradero. Daba ingreso a "la Escuelita" de Neuquén y trasladaba a los secuestrados a centros clandestinos. Sacó a cuatro presos políticos de Rawson en noviembre de 1976, que siguen desaparecidos.

El responsable de los cautivos en el centro clandestino «La Escuelita» de Neuquén, falleció hoy a los 90 años por COVID: Luis Alberto Farías Barrera, apodado «el Laucha», mayor del Ejército.

Fue condenado en 2.008 a 21 años de prisión. Luego tuvo otras 3 condenas, acusado de más de 60 casos de tormentos, secuestros y desaparición forzada de jóvenes de la región.

Estuvo en la ex U9 por seis años desde su indagatoria (en 2007) y cuando quedó firme su primera condena (2012) logró la prisión domiciliaria.

Vivía en Alta Barda y debía cumplir prisión con esa modalidad al menos hasta 2.024; sin embargo hubo denuncias que lo indicaron en el centro de Neuquén más de una vez. En una de ellas, se lo halló solo en una visita al centro médico.

Debido a su condición de senilidad, fue excluído de los últimos tres juicios. En el Comando, desde 1.976 recibía a las madres, hermanas y amigos de los detenidos – desaparecidos. Trajo a David Lugones desde la Plata a los 19 años y lo dejó en la casa de sus padres en la capital neuquina, después de haber pasado por los tormentos en el predio del Batallón en Lanin y Chaco.


Entre otros detalles ventilados en los juicios, fue estremecedor el relato de una maestra que, en el mismo centro clandestino de Neuquén, Farías le escribió a máquina un certificado de honorabilidad mientras estaba aún tabicada, antes de regresarla en el Falcon hasta Planicie Banderita.

Los padres del soldado Omar Méndez lograron interceder ante él para que los dejara ver al conscripto en el mismo predio del Batallón -no en los fondos donde funcionaba el centro clandestino- cuando deambulaban desesperados en busca del soldado desaparecido del regimiento en Las Lajas en paralelo al desarrollo del «Operativo Cutral Co» en la comarca petrolera.

Fueron vanos los reclamos de las Madres de Plaza de Mayo en las audiencias para que dijera el destino final de los desaparecidos, como el de los cuatro jóvenes de Neuquén y Cutral Co que sacó de la cárcel de Rawson el 3 y 4 de noviembre de 1976 y que aún permanecen desaparecidos.

En las entrevistas con sus esposas, hermanas o padres, Farías Barrera les dijo que se podrían haber ido con otras mujeres, o que los secuestró la subversión.

En democracia y tras la reapertura de los juicios penales, Farías Barrera visitó a víctimas para recordarles su buen trato, en los momentos en que no estaban vendados.

Para el juicio que arranca en diciembre próximo, debía responder por el destino de varias desaparecidas y desaparecidos secuestrados en Neuquén y derivadas a la tortura en Bahia Blanca, sin embargo, ya no estaba en condiciones mentales para enfrentar el proceso judicial.

Residía en un hogar de Ancianos de Centenario pero había sido trasladado al dispositivo Nazareth, un centro asistencial en Neuquén capital para aislar a adultos mayores con coronavirus. Murió por Covid a los 90.


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