Natalia: “quería que esta experiencia fuera diferente”

Vive en Roca, es madre de un bebé de 1 mes. Tras una cesárea tuvo parto natural en una institución.

Era mi tercer embarazo pero mi pareja era primeriza. Mis experiencias de parto anteriores (el primero fue natural pero el segundo fue una cesárea que ahora considero injustificada) estaban llenas de cosas no decididas y quería que esta fuera diferente. Yo quería en casa y mi pareja no estaba seguro, entonces acordamos algo intermedio: hacer todo el trabajo de parto en casa y la atención concreta del parto en una institución de salud.

Si bien está la ley de parto respetado, no todos los profesionales tienen la actitud de darte a elegir o de informarte de las opciones. Si no estás informada, sólo podés dejarte llevar. En mi caso, el profesional nos escuchó mucho y respetó las decisiones que fuimos tomando.

Llegamos a la instancia del parto, seguros y tranquilos, sabiendo que habíamos elegido al profesional adecuado y sintiéndonos protagonistas… esperando que el parto se desencadene.

Entiendo que hay prácticas médicas que se realizan para preservar la salud del bebé y la mamá pero también hay otras que no.

Mis tres embarazos fueron saludables pero han sido largos. Mi último bebé nació a las 41 semanas y media, con el consentimiento del ginecólogo que estaba al tanto de todo y que había realizado todos los controles. En el transcurso fuimos esperando, el acompañamiento de la doula en ese tiempo fue invalorable. Y así llegamos a la institución. El trabajo de parto más intensivo duró cuatro horas pero durante ese lapso me respetaron mucho, no me pusieron sonda, no me rompieron bolsa, cortamos el cordón cuando dejó de latir y me dieron la placenta. Fueron todas decisiones que nosotros habíamos tomado.


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