No es hora de improvisar

El gobierno realizará el próximo sábado, con representantes de todos los partidos que competirán, un segundo simulacro de escrutinio provisorio, con un nuevo sistema digitalizado que, si bien podría agilizar el recuento y evitar sesgos en la carga de datos, generó suspicacias en la oposición y preocupación entre los expertos, al aplicarse un sistema desconocido en medio del proceso electoral, luego de dos improvisados intentos de reforma en plena campaña.

El escrutinio provisorio es solo de referencia y no tiene valor legal, que sí tiene el definitivo, que termina días después del comicio. Por eso termina con el 90/95% y rara vez llega al total de votos escrutados. Pero permite que en elecciones con margen claro se pueda proclamar ganadores en la noche de la jornada de votación.

Básicamente, la novedad en este recuento provisorio está en la transmisión digital de las actas de escrutinio de mesa directamente desde cada centro de votación, evitando el paso de enviar los “telegramas” a los Centros de Digitalización y Transmisión (CDT) del Correo Argentino, que luego se envían al centro de cómputos. Cada escuela donde se vote tendrá un escáner que digitalizará y transmitirá directamente los datos, agilizando el envío en casi una hora, según el gobierno, y generará copias para los apoderados de los partidos. El software, provisto por la firma Smarmatic, tendrá tres niveles de seguridad y los paquetes de transmisión serán cifrados y firmados digitalmente, de forma que sean autenticados y validados como provenientes de fuentes seguras, antes de procesarlos.

Desde el kirchnerismo comenzó una intensa campaña de desprestigio contra el sistema, alertando sobre un intento de fraude, al señalar que es posible vulnerar la seguridad de los envíos y alterar los resultados.

Más allá de las explicaciones oficiales, este es el tercer intento del oficialismo por cambiar reglas en medio del proceso electoral.

Las denuncia fue descalificada por expertos informáticos y electorales, varios de ellos opositores, quienes explicaron que el riesgo es más una falla del sistema que el fraude, ya que “para hacer fraude se necesita un sistema que funcione bien”, como señaló el informático Javier Smaldone. Entre las debilidades que mostró el nuevo sistema figuran: la falta de transparencia al contratar la empresa de software (concurso de precios del Correo y no licitación pública), la no entrega de detalles técnicos para auditar el programa en forma independiente y que el cambio se realizó en forma apresurada en una elección general.

“Usualmente estos cambios se hacen en forma progresiva, con tiempo, empezando en elecciones legislativas, menos traumáticas”, señaló el experto. De hecho, en el primer simulacro hubo fallas de conexión con el servidor que generaron que, a más de seis horas de terminada la votación, solo se cargara un 15% de las mesas, lo que en una elección real habría generado un escándalo. Ante las críticas, el gobierno aseguró que el ensayo sirvió para corregir errores y espera que con la nueva prueba el sistema funcionará sin problemas en las PASO.

Los funcionarios recordaron que el antiguo sistema de carga manual de datos en el Correo también tenía errores: en las PASO de 2015 el análisis de 16.311 telegramas arrojó que el 48% presentó irregularidades y un 36% tenía casilleros vacíos, pasibles de adulteraciones.

Más allá de las explicaciones, este es el tercer intento del oficialismo por cambiar reglas en medio del proceso electoral. Al llamar a comicios, el gobierno prohibió las listas “colectoras” para “hacer más trasparente” la presentación de candidatos. Sin embargo, poco después intentó reponerlas en Buenos Aires, al considerar que podría ayudar a la gobernadora María Eugenia Vidal. Ante las protestas, la maniobra fue desactivada. También hubo un intento de suspender las PASO en varios distritos donde había listas únicas, previendo resultados adversos. La reacción de las fuerzas opositoras, que recordaron que el sistema está regulado por ley, hizo retrotraer la iniciativa.

Por eso, más allá de los resultados de las pruebas finales, es positiva la convocatoria a tosas las fuerzas y a la prensa, ya que, en términos deportivos, improvisar unilateralmente nuevas reglas del juego en medio del partido sólo alimenta sospechas y denuncias que, con asidero o no, pueden afectar la confianza ciudadana en el comicio.


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