Alquileres: no fracasan las leyes, fracasa la política y gana el mercado

Roberto Díaz *


Mientras el mundo le pone límites y regulaciones a las inmobiliarias, en Argentina el Gobierno pretende volver para atrás. Retroceder, ante un mercado que no quiere ningún tipo de control ni de tope.


Para muchos inquilinos, acceder a un alquiler accesible a su nivel salarial se volvió una tarea imposible.

Nadie quiere decir qué fracasó de la ley. Ni Cambiemos (JxC), ni el FdT, ni el mercado inmobiliario mismo. Simplemente se repite la frase sin mayor información, o dato de la realidad que lo sustente.

Ocurre que la ley no fracasó. Muy por el contrario, le faltó control y aplicación. Por eso, la frase no es más que un balance de gestión del Ministerio de Hábitat, que sí fracasó rotundamente: sólo se inscribieron en AFIP 140 mil contratos sobre 2,5 millones de viviendas. Es decir, el Estado no controla ningún contrato (no se puede controlar lo que no está registrado), y las inmobiliarias siguen con sus negocios en negro y sometiendo a los inquilinos que tienen una necesidad de la que no pueden escapar.

Hace pocas semanas, a través del Diario La Nación el mercado se animó a decir su verdad: con la nueva Ley de Alquileres, los inquilinos e inquilinas pagan dos meses menos de alquiler por año. Y, en tres, se ahorrarían seis. Por eso, señala la nota, quieren volver a las actualizaciones semestrales y los contratos cada dos años.

Este es el punto central del debate: cuánto se quieren llevar los que viven de renta, de los que trabajan todos los días. Si se volviera a las actualizaciones cada seis meses, ocurrirá lo siguiente: cada diez mil pesos, en tres años, el aumento para los inquilinos sería del 145%. Eso, sin contar que a los 24 meses hay una renovación, y actualización del precio base, siempre por encima de la inflación.

Los aumentos en los contratos bajo la nueva ley de alquileres, han sido entre un 44 y 48,5%. Muy por debajo de la inflación (y del resto de los rubros: carnes 63,4%; vestimenta 70%; medicamentos 59%). Los contratos que se inician o renuevan, al no estar con los precios regulados por ley, están teniendo aumentos hasta el 120%. Es decir, lo que pretende el Mercado, es que ese 48,5% se transforme en un 120%. Y para ello necesitan quitar la ley de alquileres.

Pero eso no es todo: los proyectos que se quieren tratar en el Congreso fueron escritos por las inmobiliarias. En otra nota en La Nación (30 de noviembre), Enrique Abatti (uno de los “capi de tutti capi” del mercado inmobiliario), dijo que los precios no tienen que tener topes, que se tienen que volver a pedir más garantías para ingresar, se deberían volver a pegar dos meses de depósito, y los contratos deben tener un máximo de dos años. Otro de los proyectos, directamente señala que los aumentos deberían ser mensuales.

¿Cuál de esos puntos mejora la situación de los inquilinos?

Ninguno. Todos, hacen que se garantice el negocio de las inmobiliarias, y que los inquilinos paguen más alquiler. ¡Ah, pero eso no es un fracaso!

Todos los países del mundo tienen importantes niveles de inflación luego de la Pandemia, por la importante emisión que tuvieron que realizar los gobiernos para sostener la economía. La diferencia, es que está haciendo cada uno para combatirla.

Francia, Alemania, Inglaterra, parte de España, Holanda, Estados Unidos ( por citar algunos ejemplos), congelaron los precios, subsidian los alquileres, y hasta expropiaron viviendas para evitar la especulación y garantizar el techo a sus ciudadanos que perdieron ingresos, o sus trabajos, y que quedaban vulnerables . Se le pusieron límites a la especulación, que es la que sube los precios y destruye el salario en cada hogar.

Es decir, mientras el mundo le pone límites y regulaciones a las inmobiliarias, en Argentina el Gobierno pretende volver para atrás. Retroceder, ante un Mercado que no quiere ningún control ni de tope, para seguir llevándose más del 58% del ingreso de cada familia que trabaja. En la provincia de Río Negro, las encuestas señalan que, según el sector de la economía, los inquilinos destinan entre el 30% y el 80% de sus ingresos.

¿Se quieren llevar más? La respuesta es sí.

Pero eso no es todo, el esquema va camino a dejar fuera del sistema a importantes sectores de clase media y baja, porque no pueden reunir los requisitos para ingresar a una vivienda. Esto, ya está sucediendo hoy y va a ser peor si no hay una intervención por parte del Estado.

La propuesta de los inquilinos

Para los inquilinos e inquilinas de la Argentina, la única modificación posible es regular el precio entre contrato y contrato. Porque es ahí en donde las inmobiliarias tienen la posibilidad de imponer un precio sin ningún tipo de control ni tope. Como un inquilino no tiene vivienda, no le queda otra que someterse y entregar más de la mitad de su salario.

Argentina necesita el control de precios en los contratos de alquiler para cuidar el ingreso de las familias trabajadoras; tener una fuerte política de blanqueo de contratos para poder controlarlos; ponerle límites a la vivienda ociosa a través de los impuestos, para que se ofrezcan en el mercado de alquileres; facilitar el acceso a créditos para la compra y construcción (y que se empiecen a pagar cuando se ocupan las viviendas), y fundamentalmente, escuchar el mensaje de las últimas elecciones.

¿Cuál fue el mensaje de las urnas? Esto fue claro: los argentinos y argentinas dijeron, pidieron, rogaron, que se les cuide el bolsillo, dijeron que no dan más con su economía. ¿Con estas reformas a la Ley de Alquileres eso sucederá? No.

* Asociación de inquilinos de Río Negro.


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