“No hay un proyecto nacional de desprendimiento de retina”

Advierte Roberto Zysler, doctor en física e investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que hace años trabaja en el diseño de un tratamiento a través de la nanotecnología.

El desarrollo de un tratamiento para el desprendimiento de retina avanza a paso lento. Se trata de un procedimiento que se realiza a través de la nanotecnología en el Centro Atómico de la Comisión Nacional de Energía Atómica en Bariloche junto con oftalmólogos y otros especialistas médicos de otras instituciones del país.

El desprendimiento de retina afecta a 1 de cada 10.000 personas por año en el mundo, y es una urgencia médica ya que si no se trata a tiempo puede dejar una secuela visual irreversible. Se puede generar a partir de un golpe, una caída o un mal movimiento. La intervención convencional del desprendimiento de retina incluye una burbuja de gas que mantiene la retina en su lugar. Pero no resuelve de forma definitiva los casos en los que la lesión se encuentra en la parte inferior del ojo.

Roberto Zysler, doctor en física, investigador superior del Conicet en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en Bariloche, coordina el nuevo desarrollo y contó a RIO NEGRO que las primeras pruebas se hicieron en conejos, cerdos y luego en un grupo de 8 personas. En todos los casos de esa fase 1 de investigación del potencial tratamiento, el resultado fue positivo. “En varios congresos científicos ya se publicaron los resultados pre-clínicos. Ahora se está haciendo un capítulo de un libro en el que se presenta la propuesta”, contó Zysler.

El tratamiento usa nanopartículas magnéticas. El equipo de Zysler busca que se pueda pasar a las Fases II y III para brindar una mejor solución a los pacientes. “Con los primeros resultados, hicimos un rediseño del dispositivo, mejoras en las partículas, en el imán y en cómo se cubre para que no haya rechazo. Se pulieron detalles. El año pasado había 6 o 7 personas operadas, con todo el seguimiento hecho y con una efectividad del 100%”, dijo Zysler.

La técnica en desarrollo consiste en colocar nanopartículas magnéticas en el ojo de la persona afectada. Esas partículas se desplazan con un imán para mantener la retina en posición. Es un proyecto en desarrollo que aún no tiene autorización de la agencia regulatoria.

Las pruebas tardaron mucho tiempo y están en un parate por la pandemia. El doctor cuenta que el proceso es lento porque se hacen a pulmón, con el dinero de cada lugar, usando parte de sus subsidios. “No hay un proyecto nacional de desprendimiento de retina”, dijo y agregó

que si consiguen todos los protocolos de aprobación y se puede hacer masivo será “un gol de media cancha”.

La historia de este proyecto

“La intervención tradicional para el problema de la retina funciona muy bien cuando el desprendimiento es superior, arriba del ojo, bastante bien cuando es en los laterales y muy mal cuando es inferior”, dijo Zysler. Tiene limitaciones para algunos pacientes. Hace unos 9 años, el doctor oftalmólogo Mario Saravia que trabaja con el patólogo ocular Alejandro Berra analizaron que para que funcione el tratamiento funcione en el desprendimiento inferior había que vencer la gravedad y el magnetismo era un camino posible. Les contaron que el experto estaba en Bariloche: Roberto Zysler con su equipo tomaron la posta y se pusieron a desarrollar el proyecto.

El primer desafío era como introducir imanes dentro de un ojo para que se agarre la retina, la empuje hacia donde se necesita y se quede ahí. “Si digo menos de 20 nanómetros no les dice nada. Tal vez si hablo de micrones puedan imaginarlo, es la milésima parte del milímetro. Lo que usamos es más pequeño que dos centésimas de micrón, son 15 o 20 nanómetros. Nosotros fabricamos esas partículas con mucha precisión en el tamaño”, dijo el doctor en física.

El ojo se abre como en el episodio de La naranja Mecánica, la película de los años 70, y se coloca un imán por fuera del ojo (en la parte blanca) y detrás de la lesión, inyectan nanopartículas magnéticas. Las partículas son atraídas por el imán, se desplazan y ubican la retina en su lugar, para mantenerla en posición hasta su recuperación del ojo. Luego de veinte días de realizada la intervención se retira el imán y las nanopartículas pasan al sistema circulatorio y se eliminan a través del riñón.

“Es increíble que cosas tan pequeñas sean atraídas. Ves la nube del chorro que inyectaste que va directo al imán. Eso hace que empujen la retina al fondo del ojo donde tiene que estar. Se puede mantener el imán 20 días o 1 mes, hasta que se repara el sistema que retiene a la retina. Luego se saca y las partículas al ser tan pequeñas se eliminan por la orina”, dijo.

El tratamiento sería útil y no tendría los efectos secundarios que implica el tratamiento tradicional. Zysler asegura que los oftalmólogos del mundo están ansiosos para que pase a la Fase II. “En congresos de retinólogos hizo explosión. Fue declarada la mejor charla en reuniones específicas. El tema es financiero, para que se pueda hacer en más pacientes. Con los fondos, en poco tiempo, que sería un par de años, se podría usar masivamente«, concluyó el doctor.


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