Nuestramérica, un elenco que se arriesga

El grupo reginense Nuestramérica representó a Río Negro en el encuentro teatral

por: EDUARDO ROUILLET

EDUARDO ROUILLET

Inalterable en la limpieza de su organización, las funciones comenzaron puntualmente, no hubo cambios de salas ni de programación, los elencos llegaban con tiempo a la ciudad que los recibió pegajosa, calurosa; razonablemente despareja en los niveles de calidad que las realizaciones exhibieron en la gran muestra anual del teatro que finalizó el fin de semana pasado.

En la sala de prensa instalada en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC), no fue raro escuchar que alguien invocaba un día equivocado, que no recordaba dónde estuvo anteanoche, que preguntara la fecha para orientarse en la guía con todos los programas. El tiempo se volvió de goma, se durmió poco, se acumularon los apuntes de los jurados que fueron de un teatro a otro con su propia organización para no perder obra alguna.

Carlos Pacheco –coordinador de Comunicación de la FNT– confesaba a «Río Negro» sus dificultades para ubicar a los teatristas fuera de los horarios que rondaban cada función, porque aprovechaban para comprar encargos de la familia, libros, medicamentos, una pavadita para los chicos; visitaban familiares o se encontraban con ellos en algún bar del centro; recorrían Buenos Aires como cualquier turista y como no la conocen bien demoraban más de la cuenta en ir y volver a cualquier parte. Los elencos que actuaban en cada jornada llegaban a la sala en combis para evitar retrasos, dispersiones, que alguno se perdiera.

Otros teatristas aprovecharon para hacer cursos… Justo frente al CCC, el Teatro General San Martín está para eso en verano. Y el equipo de la Cooperativa de Trabajo Artístico La Hormiga Circular Ltda., vino también para tomar clases sobre cuestiones técnicas de la puesta, luminotecnia, luces, bah… En patota arribaron a la oficina del segundo piso de Corrientes 1.543, haciéndose bromas, llenos de energía y se repartieron para un par de entrevistas.

Juan Carlos «Tatalo» Muzzín –con Rubén Petricio, uno de los dos titiriteros intérpretes de «Pata de fierro» que representó a Río Negro–se sentó a la mesa de diálogo con este medio definiendo que en estas muestras del teatro nacional, hay cuatro ciudades –Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario– separadas del resto por la alta calidad de puestas y propuestas; otras están en el extremo opuesto; y hay pocas que en el medio «vamos y venimos», usando la primera persona del plural.

«Tenemos una provincia bien federal en cuanto a calidad artística. No está como en la mayoría de las provincias concentrada en su capital. Están Bariloche, Río Colorado, Luis Beltrán, Viedma, Regina, en Roca, es la tiene más lugares que la han representado en la Fiesta Nacional».

–El Bolsón…

–¡También! Nosotros tratamos de tener un nivel de excelencia, pero competimos contra nuestras propias limitaciones de formación y demás. Creo que Río Negro está posicionada en el segundo lote, si se pudiera hacer una escala de valores de ese tipo. Somos una cooperativa de trabajo con 18 años de vida, con nueve obras en cartel, estamos en un buen nivel en nuestra zona y cuando competimos en otros lugares, bueno, con «Pata de fierro», hemos ganado dos premios nacionales; pero son una excepción. Cuando uno compite, siente la diferencia de producción.

– A la región viajan maestros, referentes que acercan técnicas nuevas para explotar la luz, el espacio, otras posibilidades en el crecimiento actoral…

– Hay un grave error en el interior que es instalarse en la queja. Nosotros tenemos más posibilidades de desarrollo en Río Negro que acá.

Nos perfeccionamos permanentemente con quien deseamos; es muy atractivo para muchos directores ir a Patagonia. Van para cursos anuales, hemos tomado clases con técnicos en iluminación que se han instalado en nuestra sala. Con capacidad orga

nizativa y si sos medianamente serio, se puede tranquilamente conseguir capacitación. El tema es no quedarse y no decir ya estamos. En esto te estás muriendo y aprendiendo.

– ¿Qué recepción tiene en el público cuando proponen un nuevo lenguaje?

–Son desafíos, el arte es provocador. Hay que hacerse cargo. Hay obras para las cuales pensamos claramente en el mercado, antes de concebirlas; la que traemos a Buenos Aires tiene 120 funciones en un año y monedas, pensada para trabajar sobre los valores cooperativos, donde las cooperativas financian nuestra labor porque les interesa difundirlos. Hay otras de mayor riesgo y no sabemos qué ocurrirá con ellas. Ninguna obra garantiza previamente la recepción del público. No tenemos definida una estética particular. Aprobamos los proyectos según quien los haga, según pautas que la organización fija y a partir de allí, todos nos hacemos cargo del proyecto. Queremos que sea el mejor, pero no siempre lo logramos… Lo bueno está en probar, en arriesgarse.

– Cuando se expone y no funciona, qué sucede?

– Hay que seguir arriesgando. De lo contrario, terminás haciendo un modelito de teatro encajado, para esta zona sí y para ésta, no. Eso es un absurdo, una forma de mentir. Las que funcionan acá, deben hacerlo allá y en la China. Si está bien hecha, si cuenta una historia, si se la concibió profesionalmente, con buenos actores, buena dirección, todos los aspectos de la escenografía cuidados, tiene que funcionar.

Mi referente es mi mamá en Regina. ¿Es de las que se entienden? me pregunta. Es de las que te gustan, le digo… Sé qué me está diciendo. Hay veces que no entiende, yo tampoco, pero hay otras que te vas pleno, movilizado, inquieto, que la obra te produjo un cambio. Ahí está…

David Fernández, es el asistente técnico de «Pata de fierro»; también fue parte de la delegación rionegrina y tomó clases en el San Martín. «Haciendo cursos, leyendo, intento cubrir la información que necesito para mi trabajo. Yo vengo de la música. Una vez que me invitaron a iluminar una obra de teatro, me encontré con un mundo totalmente distinto al de las puestas de los recitales. Dije: quiero iluminar teatro. Quiero más esto de interactuar, de la creación. No sólo iluminaba, apoyaba, actuaba. En música, se ilumina, el público tiene que ver, hacés ambientes y punto. En teatro, sos parte de… Si el actor, en un momento de la acción, se conmueve, tenés que apoyarlo con la luz, lograr que lo que siente, se vea bien, se magnifique. Se trata de realzar un sentimiento. Me hizo crack la cabeza…

–Eso fue hace?

– Cinco años. Desde entonces estoy en La Hormiga ya estable; y hace cuatro, como asociado en la cooperativa.


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