Opinión: ¿les importa realmente el básquet femenino?

Al igual que cualquier actividad social, el deporte está atravesado por las mismas estructuras que rigen la vida cotidiana. El básquet, en este caso, no escapa de la realidad que vivimos los seres humanos en Argentina todos los días.

Es decir: las mujeres tienen que bancarse el doble o el triple de condicionamientos para practicar este deporte.

El ejemplo más cercano fue el Integración 2019. Se presentaron ambos torneos (femenino y masculino) al mismo tiempo. Pero uno se jugó y terminó en tiempo y forma con Independiente como campeón en agosto, y el otro finalizó recién el martes pasado (10 de diciembre).
Las razones fueron varias y las excusas sobran como siempre. A esta altura cansan, nadie puede rasgarse las vestiduras para hablar del tema.

La pregunta es si a los clubes, a los dirigentes y a la comunidad del básquet les importa el femenino.
Muchos responderán que sí y darán ejemplos de lo que hacen en sus clubes. Sin embargo, la realidad marca otra cosa y hasta que no se tomen acciones concretas el femenino seguirá relegado.

Ausencia de horarios razonables para entrenar y jugar, poca competencia, horarios superpuestos con otros espectáculos o falta de rigurosidad para sancionar a quienes no cumplen lo pautado y otras problemáticas a solucionar. De lo contrario seguirá creciendo la brecha con la disciplina en la rama masculina.


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