Opinión: Qué lindo hacer un puente

Cientos y cientos de vehículos sacudieron el silencio y la soledad del tercer puente durante el fin de semana. La postal se completó con los ciclistas y corredores que aprovecharon las cálidas jornadas primaverales para recorrer parte de los 10 kilómetros que tiene la obra.

El presidente Mauricio Macri se anotó un poroto importante en la región con la inauguración de la tercera conexión entre Cipolletti y Neuquén. En un viaje fugaz y sin contacto con la prensa ni con los seguidores que lograron atravesar el imponente operativo policial, el mandatario salió en la foto de una obra que inició en 1997 y dos décadas después se habilitó. El presidente sólo se limitó a bromear con una cartera que una artesana cipoleña le regaló para la primera dama Juliana Awada.

Es cierto que “fin de obra” por ahora es un eufemismo, ya que restan varios detalles para concluirla. Pero los tiempos políticos, con la elección para definir congresistas en dos semanas, obligaron a realizar las obras necesarias para que los vehículos puedan circular y atravesar el río Neuquén.

Los usuarios no demoraron en copar la calzada, que aún tiene la líneas amarillas y blancas que dividen los carriles, frescas. Durante el fin de semana la máquina que pinta esas líneas estuvo trabajando en la zona de la rotonda cipoleña.

Las principales obras que faltan están en la terminal neuquina, donde todavía no habilitaron el puente aéreo que atraviesa la Ruta 7 y desemboca en la autovía norte. Además resta realizar dos nudos viales en el Cañadón de las Cabras.


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