El MPN y su shock: empezó el rolismo

Andrea Durán

Editora Jefa de Neuquén. Nació en 1988 en Neuquén capital. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional del Comahue y diplomada en Comunicación Política por la UBA. Escribe sobre la actualidad del gobierno y la política de la provincia. Colabora en medios nacionales como Econojournal y Letra P. En Diario RÍO NEGRO desde 2013.

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Con victoria en mano, Figueroa logró ampliar: le arrebató a Libres al médico “elefante”, Walter Erdozain, un candidato competitivo para Rincón.


Sorpresa y conmoción fueron algunas de las palabras que más sonaron entre los dirigentes del Movimiento Popular Neuquino tras perder una elección provincial por primera vez. Lo que se trató de hacer ver por autocrítica, hasta el momento, no fueron más que repartos de culpas, como si la derrota fuera una papa caliente que cada quien le va arrojando al de al lado para no quemarse.

Otras lecturas, en cambio, recuerdan que hubo advertencias. Había descontento en las bases del partido y del Estado, además del que manifestaron otros sectores de la sociedad no directamente involucrados con el núcleo de la gestión.

Desde ministros que no atienden los teléfonos hasta expedientes que no salen y deudas por retrasos burocráticos que ya no se contenían en las oficinas estatales con un buen acuerdo salarial. Rolando Figueroa apareció allí como un vehículo para marcar el descontento, sin evaluar en su figura el mentado “salto al vacío”.

Su triunfo fue confirmado el viernes por el escrutinio definitivo de la justicia electoral. Se selló con un fuerte aplauso (no para el ganador, sino para el proceso democrático) y a nadie le quedaron dudas del resultado. Un homenaje a una democracia de 40 años que pudo darse el lujo de alternar, por primera vez en seis décadas, el sello político que administrará la provincia.

Y decimos el sello porque Figueroa es, ante todo, un hombre del MPN y lo seguirá siendo. No dirá inmediatamente que regresará a los brazos del partido pues necesita mantener contenidos a los espacios políticos de su armado electoral. Es más, con la victoria en la mano, logró ampliar: le arrebató a Libres del Sur al médico “elefante”, Walter Erdozain, y ya tiene un candidato competitivo para Rincón de los Sauces.

Cuando en diciembre comience la era del rolismo, habrá reparto de cargos para las colectoras, pero también seguramente otros para el (hoy) oficialismo, principalmente en puestos técnicos y de mandos medios. “Si vienen con sed de venganza, eso la gente no lo va a tolerar”, evaluó esta semana un dirigente sindical.

No es, a priori, lo que mostró el primer acercamiento entre Figueroa y el gobernador Omar Gutiérrez, quienes se sobreesmeraron por mostrar institucionalidad y buena onda tras el cimbronazo.


“No había más votos de dónde sacar”, fue una evaluación desde adentro. El techo era el techo del partido: el MPN dependía de que sus rivales dividieran.


Antes, el jueves, el mandatario hasta el 10 de diciembre recibió a los intendentes y tuvo las charlas obligadas con el de la capital, Mariano Gaido, y el líder de la lista Azul, Jorge Sapag. El exgobernador quedó “conmocionado” tras los resultados y permaneció en la ciudad de Neuquén después del domingo para hablar con referentes. “Está trabajando hacia adentro. Todavía le faltan contestar cientos de llamados y mensajes. Fueron más de 4.500 fiscales, más 700 candidatos. Es un universo grande para cubrir pero se va a hacer”, reveló una fuente cercana.

A Marcos Koopmann lo esperó su equipo el lunes en la Legislatura, pero el ahora excandidato se acercó al edificio de Leloir recién el miércoles, para la primera sesión post elecciones. En ese lapso habló con Sapag y otros dirigentes del partido, cumplió asuntos familiares y se dedicó a los estudios médicos que tenía pendientes tras el desgarro que sufrió en el último tramo de la campaña.

No volvió a salir en público pues prefiere un análisis más calmado. Tampoco ha anticipado planes para su futuro político, pero se quedó con un piso electoral suficiente para pedir otra chance en 2027. ¿O son votos que le corresponden al “mapita”?

Esa será una de las lecturas que deberá hacer el partido perdedor. El candidato tuvo buena imagen toda la campaña, pero fue tanta la predominancia de la estructura emepenista en su estrategia que jamás alcanzó un protagonismo convincente para capturar nuevos públicos. Todo lo contrario a Figueroa.

“No había más votos de dónde sacar”, fue una evaluación desde adentro esta semana. El techo era el techo del partido: el MPN dependía exclusivamente de que sus rivales dividieran. Esta vez no funcionó.


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