JxC: confluir en una alternativa real o ser funcional al MPN

Daniel Baum

** Exdiputado provincial neuquino, exdiputado nacional, exsenador nacional y exconvencional Nacional Constituyente.

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Un acuerdo político con Rolando Figueroa abre la posibilidad de poner en marcha un nuevo modelo de desarrollo económico y social en Neuquén.


Juntos por el Cambio tiene en 2023 la gran responsabilidad de construir el camino de salida de los graves problemas que aquejan desde hace años a nuestro país. El actual gobierno nacional está fracasando estrepitosamente tanto en su política interna como en su política exterior. Una creciente protesta social está mostrando el agotamiento del modelo de confrontación “amigo – enemigo” que con mucho éxito el kirchnerismo le impuso al peronismo en su conjunto.

En este cuadro de profunda crisis, se advierte nítidamente la obligación que tiene la política de contar con un plan de desarrollo económico y social para sacar al país del estancamiento y de la pobreza. Pero como seguramente resultará muy difícil poder aplicar profundos cambios en estos difíciles momentos, es imperioso entender que no hay plan de desarrollo económico ejecutable sin unidad nacional.

La unidad nacional de ninguna manera implica renunciar a principios y valores que nos vienen de nuestra historia, que están incorporados en nuestra Constitución y que conforman pilares fundamentales de nuestra identidad nacional.

La democracia se fortalece con diálogo y reconociendo como valor a la “amistad cívica”, donde no se vea al que piensa distinto como un enemigo a abatir, sino como un compatriota con el que hay que buscar el bien común, más allá de las diferencias legítimas que se puedan tener.

Hay mucha conciencia en la dirigencia de JxC sobre la posibilidad de volver a conducir los destinos del país. Todos sus componentes ratifican permanentemente el compromiso de mantener la unidad interna y con distintos matices no dejan de asumir una sincera autocrítica por los errores cometidos.

La unidad demostrada hasta ahora por JxC permite generar fuertes expectativas de cambios en las elecciones del año próximo. Esta demostración de fortaleza de JxC en la Nación ha venido siendo muy distinta en nuestra provincia, ya que en 2021 JxC fue dividido a las elecciones de medio término y todo hacía pensar que volverían a ir divididos nuevamente en 2023.

La aparición de Rolando Figueroa procurando disputar la gobernación desde un nuevo espacio provincial y su diálogo con dirigentes del PRO tanto a nivel nacional como provincial con el fin de llegar a un acuerdo electoral para el 2023, potencian la posibilidad de cambios también en Neuquén, pero cambios que tienen que estar llenos de contenidos programáticos.

Algunos se preguntarán por qué también Neuquén necesita cambiar.

El modelo oficialista encarnado por el ex gobernador Jorge Sapag y por el actual gobernador Omar Gutiérrez se caracteriza por administrar un súper presupuesto que, basado fundamentalmente en impulsar un fantástico crecimiento del sector público, deja librado al impulso exclusivo del privado todo lo referente al desarrollo económico de los sectores agropecuario, minero, industrial y turístico.

No puede desconocerse el potencial de Vaca Muerta, pero al mismo tiempo lo doloroso que resulta ver cómo vamos perdiendo una nueva oportunidad de transformación de nuestra provincia al no asignarse las regalías a “obras productivas que constituyan beneficio permanente para la provincia de Neuquén y que favorezcan especialmente a la región donde se encuentre ubicada la respectiva industria extractiva”… (Art. 99 Constitución Provincial).

Hasta el año 2007, la provincia del Neuquén exhibía de la mano de Jorge Sobisch un vigoroso proceso de transformación en obras de infraestructura y comenzaba una fuerte reconversión productiva con nuevos emprendimientos como los vinos del El Chañar, las nueces de Picún Leufú, los olivares de Añelo, las cerezas de Vista Alegre, que si bien aún perduran, todo finalizó allí y nada nuevo puede mostrarse en estos últimos años. Otros hitos de aquella reconversión fue haber logrado una mayor producción de carne faenada en la provincia a través del programa de incentivo ganadero y un significativo aumento de la superficie forestada tanto pública como privada.

Tampoco puede dejar de mencionarse que se había comenzado la construcción de dos proyectos de infraestructura de riego que le iban a permitir a la provincia poner en producción más de 30.000 hectáreas. Ambos proyectos lamentablemente quedaron truncos en los gobiernos provinciales posteriores.

No obstante lo que ha venido pasando en estos últimos 15 años, la reconversión productiva de la provincia sigue siendo un sueño realizable para miles de neuquinos.

Un acuerdo político entre JxC y Rolando Figueroa abre la posibilidad de poner en marcha un nuevo modelo de desarrollo económico y social en la provincia y modifica sustancialmente el escenario electoral al potenciar la candidatura de Figueroa en una real opción de poder.

La profundidad de la crisis que vive el país torna inviable un cambio autónomo y exclusivo en cualquier provincia argentina. No pueden soslayarse los impactos que generan los desequilibrios macroeconómicos de la Nación en las economías regionales. Esta confluencia en Neuquén de JxC con Figueroa conjugaría el proceso de cambio nacional con la alternativa de liderazgo mejor posicionada en nuestra provincia, tal como lo indican todos los sondeos de opinión.

Si por el contrario, JxC opta por dividir la oposición, consciente o inconscientemente volverán a ser funcionales al actual oficialismo.


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