La audiencia de las urgencias

Adrián Pecollo

Jefe de la Agencia Viedma. Nació en General Viamonte (Buenos Aires). Estudió Periodismo en la Universidad de La Plata. Trabajó en medios escritos y radiales de Buenos Aires y de Río Negro. Desde 1998 en Diario RIO NEGRO.

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Carreras se reunió con el Presidente para apurar la ley de Hidrógeno Verde y el envío de fondos. Temas ya comprometidos, pero cuyas marchas se complicaron.


La audiencia no fue suficiente para restaurar la ilusión que Nación cumplirá. Existen dudas y Río Negro tiene hoy parte de su rumbo ligado a acciones nacionales.

La gobernadora Carreras se reunió en Olivos con el presidente Fernández. Fue una de las pocas actividades oficiales del mandatario durante la semana que siguió al frenético sábado de la renuncia de Martín Guzmán.

La rionegrina pretendía dos garantías: apurar la presentación en el Congreso del proyecto del Hidrógeno Verde, y asegurarse que Río Negro en julio recibirá un aporte de 2.000 millones.

El Presidente renovó su compromiso original pero que requería de su confirmación luego que las marchas anteriores cayeron en la espesura interna. Las charlas con el ministro Eduardo Wado De Pedro no bastaron. Además, Carreras sumó en la audiencia al senador Alberto Weretilneck, que se quedó a cargo del laboreo parlamentario para la regulación de la industria del Hidrógeno. Se hizo de una función que, hasta ahora, había eludido.

Igual, el ex gobernador comenzó últimamente con una apertura en la cuestión cuando advirtió que, más temprano que tarde, tendría el patrocinio verde en el Senado. Eso explica su reunión con el exrugbier y hoy representante de Fortescue, Agustín Pichot, interiorizándose del estado del proyecto en Río Negro.

“Yo ya hice todo”, repite Carreras cuando reclama en Nación.

Su inquietud inmediata está en las finanzas. Expone, por primera vez, su preocupación y allí la necesidad del envío de fondos de Nación. Esa asistencia incomoda al gobierno y calla su mención. Publicitó, por caso, la larga nómina de las temáticas con el presidente. Nada se mencionó del auxilio.


La preocupación actual de la gobernadora está en lo financiero. Despejado lo político, Río Negro tiene una reciente ex funcionaria como viceministra de Economía.


Antes de la salida de Guzmán, Río Negro preveía esa transferencia para mediados de julio. Silvina Batakis, la flamante ministra, conoce bien del asunto, ella recibió el formal pedido de Río Negro y tramitó en Interior. Sabe también de los reparos que Carreras intenta sortear y apurar con su charla con el presidente.

El trámite tendrá actualización por el recambio ministerial pero, superado el dique político, todo se aceleraría en el nuevo equipo de la cartera económica. Ocurre que, además de Batakis, Río Negro tendrá otra fuerte vinculación en Economía: la viceministra Karina Angeletti. Ella fue, hasta fines del 2019, funcionaria rionegrina, puntualmente manejaba la Unidad de Financiamiento Externo de Río Negro. Fue incorporada en el 2018 por el entonces ministro Agustín Domingo y renunció para asumir en Interior, a cargo del Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional.

Aún así, la Provincia teme de los tiempos. El giro nacional es determinante para cumplir -en plazo- con sus próximas obligaciones. Iniciar, por ejemplo, con el depósito salarial de julio en la primera semana de agosto.

“Se trabaja en varias herramientas, pues siempre puede fallar o llegar más tarde”, declaró el jueves el ministro Luis Vaisberg en un diálogo radial.

Economía se ilusiona en otra inyección extraordinaria de la coparticipación federal, como ocurrió en mayo cuando se transfirieron 1.000 millones más que lo esperado.

Otra opción en reserva: la emisión de títulos, considerando que Economía dispone aún de un margen de autorización legislativa. Esa posibilidad no es sencilla en la presente incertidumbre, incluso Río Negro tendrá un primer desafío en el mercado con su pretendida renegociación de 1.500 millones. Son bonos que vencerán el 20 de julio y la Provincia buscará su renovación por un año.

Los privados intentan -últimamente- traspasar sus inversiones de pesos a dólares. Por eso, hasta el Estado Nacional tiene dificultad en negociar sus vencimientos y presiona a los bancos privados para que compren sus títulos. Es cierto también que pesos sobran en el mercado y, por eso, Vaisberg y los suyos sondean anticipadamente a potenciales inversores. No hay margen para sorpresas.

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