Ola de calor, energía y oportunidades

Federico Aringoli

Editor responsable. Nació en 1982 en General Roca, Río Negro. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). Realizó tareas de investigación académica entre 2005 y 2007 como becario de la UNCo. Luego se formó en periodismo digital. En RÍO NEGRO fue editor de la sección Energía (2017-2018), jefe de la agencia Neuquén (2018-2022) y Prosecretario de Redacción (2020-2022). Reside actualmente en Neuquén capital. En Diario RÍO NEGRO desde 2005.

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Neuquén fue la tercera provincia con mayor recuperación de empleo interanual 5,9% y lideró los registros del sector privado en los últimos cinco años.


La ola de calor que arrasó con los termómetros esta semana recuperó un tema estratégico para el país y sensible para Neuquén: la energía. Si bien la cuestión quedó entrampada en el maniqueísmo de tarifa vs. la inversión, debido a los cortes que sufrió centralmente Capital Federal y el AMBA -y con una leve réplica en Neuquén-, Argentina vuelve a tener una oportunidad en la coyuntura mundial. Una vez más habrá que ver si la va al libro de las buenas prácticas o termina en el de los fracasos.

Según los últimos datos que se conocen, del mes de octubre de 2021, Neuquén fue la tercera provincia con mayor recuperación de empleo interanual 5,9%. Sin embargo, en los últimos cinco años es la única con resultado neto positivo: 4,9%. En el análisis 2020-2021 Catamarca y San Juan encabezan el ranking, provincias vinculadas al desarrollo de la minería.

El caso neuquino está atado a Vaca Muerta, sobre la que algunos sectores políticos aún tienen dudas según el signo político que gobierne, que viene rompiendo récords de producción y exportación de hidrocarburos. En casi una década -se cumple este año- se convirtió, por encima de cualquier provincia, en el principal productor de petróleo dentro de una industria que tiene 114 años en el país.

Los niveles récord de extracción y los mejores indicadores laborales no resolvieron la desigualdad social en Neuquén, y si bien cabe la duda de si es una responsabilidad de la industria, las proyecciones trazadas -como la exportación en firme de crudo a Chile desde noviembre- indican que sería contraproducente a cualquier fin anteponerle discusiones que dilaten los abreviados tiempos de la transición energética.

Esto reflota la discusión, alterada por cierto, sobre el off-shore en el mar argentino donde la publicidad negativa llegó antes que la positiva.


El país destinó el año pasado 10.900 millones de pesos en subsidios energéticos durante 2021 y, como se sabe, son subsidios sin distinciones.


Basta con mirar lo que ocurre en el primer mundo donde los elevados precios de las energías verdes y la alta demanda por el recrudecimiento de inviernos y veranos, llevaron a reinstalar las viejas, baratas y contaminantes energías de siempre, principalmente el carbón. Ayer Alemania usaba carbón para generar casi el 50% de su energía.

Claro que no inhabilita una discusión racional sobre la afectación del Medio Ambiente, pero honesta y, de nuevo, sin maniqueísmo.

El sistema eléctrico nacional no pudo soportar esta semana los récord de consumo por las altas temperaturas y tuvo cortes masivos en sectores de Capital Federal y AMBA. A diferencia de otros años, la generación hidroeléctrica estuvo muy limitada por la sequía que afecta al país desde hace décadas y se profundizó en el último tiempo.

Sin embargo, reducir -como pasó en la rosca política- la cuestión de los cortes a las tarifas congeladas es, como dirán los fact checking, engañoso. El país destinó el año pasado 10.900 millones de pesos en subsidios energéticos durante 2021 y, como se sabe, son subsidios sin discriminación de poder adquisitivo. Las tarifas son necesarias para mantener un sistema saludable, pero tampoco son sinónimo de inversión en infraestructura como lo demuestra un excelente trabajo de datos del diario La Nación que muestra la evolución de cortes del servicio desde 2016, incluso en épocas de recesión industrial.

Tarifas y subsidios, son un tema a atacar y resolver. Pero parecen algo menor ante la oportunidad de generar energía.

Además del futuro inmediato de Vaca Muerta, Neuquén -y también Río Negro- tiene por delante la discusión por el fin de las concesiones de las represas hidroeléctricas y, como quedó evidenciado en el mega apagón de 2019, varias de ellas ya tienen congelados sus costos de mantenimiento. En un mundo donde la centralidad de la energía -y su diversificación- es clave, los políticos deberán ser interpelados sobre la oportunidad de gobernar superando las coyunturas y deseos cortoplacitas para recuperar una visión estratégica y de largo plazo. Una vez más, saber si irá al libro de las buenas prácticas o termina en el de fracasos.


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