Quién piensa la formación docente
En el debate actual, no hay lugar a nuevas propuestas, sino la exigencia de adecuarnos a los marcos y lineamientos político-pedagógicos de las líneas educativas del gobierno nacional.

(Valentina Bencharski, Laura Santillan, Alan Rocha, Mario Figueroa también contribuyeron a esta nota)
A pedido del Ministerio de Capital Humano, se está emprendiendo en Río Negro la reforma del Diseño Curricular de los Institutos de Formación Docente Continua (IFDC). Algunos docentes venimos trabajando en esto -desde 2024- y realizando aportes sobre distintos lineamientos provenientes de la Resolución N° 476/24, del Consejo Federal de Educación.
Desde la Dirección de Educación Superior de Río Negro se nos ha convocado a trabajar partiendo de esos lineamientos ya establecidos para la educación pública. Este encuadre ha incidido en que los aportes construidos desde los Institutos no sean siempre considerados en las definiciones que se adoptan. Aun así, como profesoras y profesores de quienes estarán mañana en las aulas, hemos elegido seguir aportando nuestros saberes y experiencias respecto a lo que necesita: una educación que no pierda de vista su propuesta emancipadora. Durante este último mes se conformaron mesas de trabajo jurisdiccional con docentes de los diferentes IFDC de la provincia para concretar el trabajo.
La tarea de participar de la confección de Diseños Curriculares siempre ha sido considerada un trabajo que requiere compromiso, tiempo y seriedad, por lo que se debe relevar de sus funciones a quienes trabajan en ello. En otras provincias -y en otras épocas- se dan licencias especiales o adscripciones a los docentes para realizar esta tarea.
En este caso, si bien la misma Resolución 476/24 afirma que se brindarán los recursos financieros necesarios para desarrollar los diseños en cada provincia, en lo concreto nos encontramos realizando un trabajo no pago, a lo que se suma la gravedad de que diseñar un plan de estudios en menos de un mes no es, de ninguna manera, una tarea que pueda realizarse con seriedad. En los hechos, muchos de los docentes que participamos en las mesas de trabajo hemos ido “abandonando” por la imposibilidad material de sostener la participación, principalmente por la falta de tiempo en épocas de cierre de cursadas y exámenes.
Por otra parte, ante nuestras inquietudes en relación a si lo elaborado en las mesas de trabajo se va a volcar en el nuevo Diseño, no hemos recibido información precisa. Desconocemos el procedimiento con el cual se definirá su versión final, así como los criterios con los que se retoman -o se descartan- las sugerencias realizadas. Esta falta de transparencia nos preocupa porque contamos con un conocimiento situado, construido a lo largo de sucesivas reformas educativas, que da cuenta de una práctica reiterada: se convoca al trabajo y a la producción docente sin que luego exista claridad sobre el destino de esos aportes, a pesar del tiempo de estudio y de las horas de escritura que implican.
Vemos en estos procedimientos un ataque a la autonomía de los docentes de los IFDC en cuanto a la autoridad pedagógica e intelectual en la formación docente. Aquella conquista de la reforma universitaria del 18 paulatinamente se nos está quitando, ya que se nos ubica como meros aplicadores de políticas unilaterales y centralizadas. De hecho, no hay lugar a nuevas propuestas, sino la exigencia de adecuarnos a los marcos y lineamientos político-pedagógicos de las líneas educativas del gobierno nacional.
Por todo lo expuesto, y ante la falta de respuestas claras sobre el destino de los aportes realizados, consideramos necesaria la extensión de los plazos y el reconocimiento de la labor docente, no paga y realizada a contraturno, que estas instancias exigen. La ausencia de condiciones materiales, de información precisa y de reconocimiento institucional no solo dificulta la participación: expresa un profundo desprecio por la tarea docente y una sistemática invisibilización del trabajo intelectual que sostiene la formación docente. En este marco, algunos educadores hemos decidido retirarnos de las mesas de trabajo, decisión que fue oportunamente comunicada a los equipos jurisdiccionales.
Las reformas pedagógicas y didácticas no están desligadas de las políticas educativas en que se enmarcan y las reformas educativas responden a marcos políticos más globales. En el contexto actual, se trata de una educación regulada por el mercado, que es para unos pocos y que se encamina a la privatización.
Estos mecanismos atentan contra la concepción de la educación como un derecho social, enfatizando la tarea del docente como “gestor” de recursos humanos, cuya identidad profesional está marcada más por la mejora constante que se exige en las evaluaciones empresariales, que por el desarrollo del pensamiento crítico, ético y político inherente a la tarea docente.

(Valentina Bencharski, Laura Santillan, Alan Rocha, Mario Figueroa también contribuyeron a esta nota)
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