Río Negro y su campaña electoral con las costuras a la vista

Paso el tiempo de las sonrisas, los olvidos y las declaraciones neutras en pos de cumplir el mandato de armonía que se impuso desde Buenos Aires. Dos semanas antes de las PASO, la campaña rionegrina muestra las costuras de esos frágiles acuerdos, construidos con altas cuotas de necesidad y escasa convicción.

La mayor ficción de fines de junio fue protagonizada por Unión por la Patria y por eso es lógico que el peronismo y los partidos de su entorno sean los primeros en exhibir que no todos transitan el mismo camino rumbo a las urnas.

El lanzamiento de la mesa Massa Presidente, organizado el martes por el Frente Renovador, sirvió para conocer públicamente los límites del esfuerzo proselitista dentro del sector alineado con el ministro de Economía.

La formalidad indica que el primer precandidato a diputado nacional, Martín Soria, no fue convocado a esa reunión porque su boleta aparecerá tanto en la lista de Massa como en la de Juan Grabois, entonces se buscó evitarle cualquier tipo de expresión de parcialidad.  

La realidad, contada en voz más baja, marca un desinterés manifiesto de esos dirigentes por allanar y favorecer el camino del exintendente de Roca hacia el Congreso de la Nación.

Uno de los pocos que verbalizó ese distinto nivel de prioridades en la campaña fue el legislador Luis Albrieu.

Además de decir que “Massa es el Perón del 2023”, porque si el General viviera “pensaría” como el candidato presidencial del oficialismo, el intendente electo de Regina describió esta semana a Soria como un dirigente que responde a “un proyecto familiar” y sólo “de Roca”, por lo tanto él, su partido local y los vecinos que lo acompañan se sienten en libertad de acción para apoyar a cualquiera de los postulantes a diputados, incluidos los de otros partidos.

Juntos Somos Río Negro empieza a recibir retribuciones

Hay que detenerse en ese mensaje, porque no sólo está compuesto por el reproche al aislamiento que marcó la gestión pública y la conducta política de Soria durante los últimos años.

Las declaraciones de Albrieu llevan implícito un mensaje a Juntos Somos Río Negro y específicamente al gobernador electo, Alberto Weretilneck, que hizo mucho por el regreso del legislador a la Intendencia, al no presentar candidatos de su partido en los comicios municipales de abril.

Después del fracaso en la Justicia el intento por bajar a la lista legislativa del Partido FE, que estará adherida a la boleta presidencial de Javier Milei y aparece como una amenaza en la disputa de las tres bancas de diputados, el oficialismo rionegrino necesita más que nunca la retribución por esas gestiones de buenos oficios de principios de año.

Hay que recordar que ese corrimiento de JSRN no sólo ocurrió en Regina. En la mayoría de los municipios gobernados por referentes de Nos Une Río Negro sucedió lo mismo. Y varios de esos peronistas reelectos estuvieron esta semana en la reunión que garantizó apoyo pleno para Massa, pero donde poco y nada se dijo sobre Soria.

La gran incógnita es si será suficiente para el oficialismo con esos velados -y no tanto- apoyos externos, porque al mismo tiempo hay dudas sobre la cohesión de la tropa propia.

En una campaña donde todavía es muy difícil de insertar un mensaje proselitista en buena parte de la ciudadanía, las actividades públicas de los candidatos de JSRN se reforzaron esta semana con varias reuniones entre dirigentes, que sirven para replicar fotos en redes sociales pero son de nula incidencia entre los votantes indecisos.

Sumado a eso, cuentan dentro del partido que el encuentro del lunes, en Bariloche, entre el primer candidato a diputado, Luis Di Giacomo, y la gobernadora, Arabela Carreras, pasó por poco el umbral de la frialdad.

Nada para sorprenderse del lado del médico roquense, que semanas atrás reclamó públicamente a la mandataria que pase más tiempo en Viedma, gobernando, en vez de dedicar tanto tiempo a la campaña para ser intendenta.

Rencillas domésticas, pequeñas para el contexto electoral general, pero que inciden en un escenario donde los riesgos de perder una banca en el Congreso son reales.