Venezuela. El Castro-Chavismo y el origen del colapso
La tragedia venezolana expone claramente los peligros de tomar a la ligera las mutaciones del socialismo, una ideología que ante sus sucesivos fracasos se ha reinventado en fantochadas como el caso de ‘’El socialismo del siglo XXI’’, como si una añadidura del calendario modificara la inviabilidad del sistema. En América Latina es Fidel Castro quien luego de la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética, canaliza los recursos y esfuerzos del Partido Comunista de Cuba, el Partido de los Trabajadores del Brasil, la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar -que reúne a las FARC y el ELN colombianos, el Frente Sandinista de Liberación de Nicaragua y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional de México en lo que se denominó el Foro del Sao Paulo.
La participación de Hugo Chávez se expresaba en el enrolamiento de su Movimiento Revolucionario Bolivariano 200 (MRB-200), quien había consolidado vasos comunicantes no sólo con el desmovilizado grupo guerrillero M-19 sino también con el guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero de Colombia. La idea del Foro era clara, había que abrazar los procesos electorales, un cambio de lenguaje para construir la ‘’vía pacífica al totalitarismo’’.
El triunfo electoral de Hugo Chávez en 1998 pasa a ser donde surge la nueva estrategia revolucionaria, la cual converge con las propuestas del Foro de Sao Paulo. El Castro-Chavismo, también se nutre de las ideas de Antonio Negri teórico de las Brigadas Rojas y su visión del poder constituyente, la cual definió como “la fuente de todo derecho’’. Otra influencia fue Norberto Ceresole, formado en la Escuela Superior de Guerra soviética y ex guerrillero del ERP en la Argentina. Este último en su libro de 1999, ‘’Caudillo, Ejército, Pueblo -el modelo venezolano o la posdemocracia’’explicaba que el pueblo venezolano había delegado su poder en un caudillo nacional-militar, para concentrar todo el poder en una “estrategia antisistema”.
La Asamblea Constituyente de 1999 permitió demoler con apariencia de legalidad las estructuras políticas y sociales de Venezuela. El gobierno, capturo los demás poderes públicos, particularmente el legislativo, el judicial y el llamado poder moral (Contraloría, Fiscalía y Defensoría del Pueblo). Las gobernaciones y alcaldías perdieron autonomía administrativa -financiera, sus recursos dependerían de la voluntad política, además la presión sobre televisoras y radios, y medios independientes fue asfixiante. En la fase final, la fuerza armada nacional bolivariana, paso a ser el eje de la consolidación del socialismo del Siglo XXI. La tesis denominada ‘’Nuevo pensamiento militar bolivariano’’ introduce las bases doctrinales socialistas para ejercer y afianzar su dominio absoluto sobre las Fuerzas Armadas Bolivarianas, ya que, al otorgarse atribuciones plenas como jefe militar, puede desplazar del mando orgánico a generales y militares cuando considere que está en riesgo la revolución.
Una de las mayores transformaciones de esta ofensiva ideológica fue la creación de las milicias bolivarianas ideadas sobre la hipótesis de una agresión externa proveniente de una potencia. El objetivo, además de dotarlas de armamento, fue imponerle a la población civil un régimen de defensa comunitario de la revolución, que realice tareas de inteligencia sobre los consejos comunales y eficientizar el control social ante cualquier tendencia ‘’contrarrevolucionaria’’ que amenace el proyecto del presidente Hugo Chávez. Por último, el control territorial para la defensa, constituyo una parte troncal en la consolidación del gobierno socialista. El presidente tiene el poder de establecer las regiones, zonas y áreas de defensa integral bajo control de las fuerzas armadas bolivarianas -Ejército, Armada, Aviación y Guardia Nacional-.
Una delimitación militar que al superponerse a la organización político-administrativa de Venezuela debilito el poder que legalmente tienen gobernadores y alcaldes. Esta estructuración del sistema de defensa y seguridad interna ideado por Chávez son pivotes estratégicos para la permanencia del poder de Maduro y Diosdado Cabello en la actualidad.
Este veloz avance totalitario de Hugo Chávez sobre la democracia venezolana se explica también por una abundante disponibilidad de recursos, producto del Superciclo de ‘’commodities’’ de inicios del S.XXI, el cual beneficio a Venezuela por su característica de país petrolero.
Durante el periodo 1999- 2006 Chávez recibió gracias al petróleo y el endeudamiento entre 175.000 y 225.000 millones de dólares. Tan solo los ingresos fiscales provenientes del crudo (1999-2006) superaron los recibidos por todos los gobiernos anteriores juntos. Chávez durante el periodo mencionado recibió USD 99.242 millones. Si sumamos la totalidad de los ingresos fiscales de las presidencias de Jaime Lusirchi (1984-1988), Carlos A. Pérez (1989-1993) y Rafael Caldera (1994-1998) la suma asciende a USD 91.109 millones. La consultora EcoLatina destaco que entre 1999 y 2016, Venezuela recibió por ingresos petroleros unos USD 960.589 millones. Hoy en Venezuela el 79,3% de los venezolanos no tiene como cubrir la canasta de alimentos. Sumergida en un caos, con graves violaciones a los derechos humanos como han constatado Amnesty International (AI) y Human Rights Watch (HRW).
El exilio es la única salida, la ONU estima en más de 6,5 millones el número de migrantes venezolanos, son niveles similares a la guerra civil en Siria. El origen del colapso muchas veces suele ser olvidado ante el vértigo de la actualidad, un grave error a la hora de realizar la autopsia de la dictadura Chávez-Maduro.
(*) Magister en economía política/Lic. RR.II
Fundación Progreso y Libertad
La tragedia venezolana expone claramente los peligros de tomar a la ligera las mutaciones del socialismo, una ideología que ante sus sucesivos fracasos se ha reinventado en fantochadas como el caso de ‘’El socialismo del siglo XXI’’, como si una añadidura del calendario modificara la inviabilidad del sistema. En América Latina es Fidel Castro quien luego de la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética, canaliza los recursos y esfuerzos del Partido Comunista de Cuba, el Partido de los Trabajadores del Brasil, la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar -que reúne a las FARC y el ELN colombianos, el Frente Sandinista de Liberación de Nicaragua y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional de México en lo que se denominó el Foro del Sao Paulo.
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