“¿Para qué sirven mis audífonos?”
Me motivó a escribir la carta del Sr. Cristian Giovanni Díaz, profesor de sordos e hipoacúsicos. Tengo hipoacusia neurosensorial bilateral, mi pérdida es del 84%. Aclaro que tengo certificado de discapacidad. Sufrí un accidente cuando tenía cuatro años, por lo que es una sordera poslocución. A partir de los nueve años los audífonos forman parte de mi vida cotidiana; aclaro esto porque hay gente (profesionales) que sin saber del tema trata mi sordera de “relativa”. ¡El ignorante pensará que un día soy sordo y al día siguiente no! Hoy tengo 49 años, así que después de 45 años de hipoacusia creo que sé algo del tema. Cuido de mis oídos, procuro tener una audición que roce el 100% y les hago el mantenimiento cada seis meses. Sufrí muchas discriminaciones en la vida, pero la que más me dolió ocurrió en junio. Me ofrecieron un puesto de trabajo que requería tener licencia profesional. El municipio de Cipolletti me otorgó la licencia, en la cual se menciona la siguiente observación: “debe conducir con audífonos”. Se acordó con el Departamento de Tránsito que me presentaría dos veces por año con los estudios pertinentes y actualizados para demostrar que mi audición con los audífonos es más que satisfactoria. Después de obtener la licencia profesional, fui a la Capeac (Cámara Patagónica de Empresas de Transporte de Cargas) en Cipolletti y allí me informaron que debía rendir el examen psicofísico en el Centro Médico de la CNRT para cumplimentar todos los requisitos de la licencia nacional habilitante para cargas generales y transportes. En abril me presenté a rendir el examen psicofísico, el cual dio como resultado que soy apto en todos los ítems, menos en la prueba de oídos. En ese momento llevé una audiometría tonal, logoaudiometría y estudios de rendimiento con instrumentos auditivos (audiometría realizada con audífonos) actualizados a la fecha. Lamentablemente me comunicaron que ellos tenían como regla aceptar a personas con “cierto grado de pérdida auditiva” (¿?). Pedí inmediatamente que se reviera mi caso. En junio me dieron un turno en la clínica Amanecer de Bariloche, por lo que allí me realizaron nuevamente estudios de audiometría y logoaudiometría, negándose la fonoaudióloga a hacerme el estudio de rendimiento con instrumentos auditivos. Según me informó, no estaba contemplado en el pedido de reevaluación auditiva. Con el uso de los audífonos mi rendimiento auditivo en ambiente cerrado es del 100% y en ambiente ruidoso, del 88%. Me negaron la oportunidad de conseguir ese puesto de trabajo aduciendo que como “soy sordo” no resulto apto para tener la licencia de cargas generales y transportes. Lo peor del caso es que los estudios realizados en Bariloche fueron a Buenos Aires, donde se hizo la junta médica, a la cual no fui convocado como parte interesada. Sólo recibí un telegrama diciendo: “no apto”. En ningún momento se me dio la oportunidad de verme como una persona normal y me sentí discriminado por esa actitud. Para finalizar, quiero compartir con los lectores un hecho contradictorio y anecdótico, tanto en el Centro Médico de la CNRT (Neuquén) como en la clínica de Bariloche: hay unos afiches que dicen, entre otros requisitos, “si usa anteojos”, “traer anteojos para leer”. Quiero entender que ante la igualdad de derechos yo podré llevar mis audífonos para escuchar, ¿no les parece? Flavio Darío Mastrocola DNI 16.692.677 Cipolletti
Flavio Darío Mastrocola, DNI 16.692.677 Cipolletti
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