Parió una clasificación

<b>El ciclo de Gallardo largó con sufrimiento ya que River tuvo que ir a los penales para vencer a Ferro.</b>

Temía seguir el mismo camino de Boca. No le ocurrió al River de Marcelo Gallardo, pero sí tuvo que sufrir más de la cuenta para doblegar a un rústico Ferro. El cotejo terminó 0-0 en los 90 minutos y el festejo millonario recién llegó en los penales, con la fórmula xeneize. Ahora, en octavos de final, enfrentará a Colón, verdugo de Lanús.

Por lo visto en los primeros 45’ en el ‘Padre Ernesto Martearena’ de Salta, los hinchas hubiesen estado en todo su derecho de pedir el libro de quejas. River se paró en campo rival, más por historia que por convencimiento. Gallardo probó a algunos juveniles, muchachos con una velocidad superior pero carentes de tranquilidad.

Se notó la falta de un “9” de área y después de ver el debut oficial del ciclo, es más que entendible el pedido de Gallardo para que la dirigencia le consiga a Lucas Pratto (ver aparte).

Ferro no se movió un ápice del libreto. Juntó las líneas, dio batalla en el medio de la cancha y buscó lastimar con alguna pelota parada. El cotejo comenzó emocionante porque a los 3’ casi marca River, pero Damián Albil tuvo reflejos de felino. Desde ahí el trámite fue un bodrio. El Millonario tuvo la posesión de la pelota y se paró en campo rival, pero ese “dominio” nunca se transparentó en ideas claras. El Verde sólo inquietó a Marcelo Barovero con un córner, sobre los 12, que ganó Pablo Frontini, y que no terminó en gol por la salvada de Funes Mori.

El primer cuarto de hora del complemento tuvo la misma tónica. River con la pelota, Ferro esperando, las ideas sin aparecer. A los 17’, el Millo tuvo una chance clarísima cuando el Malevo Ferreyra ejecutó un tiro libre, Funes Mori no alcanzó a cabecear y el rebote le quedó adentro del área chica a Andradra que le apuntó al cuerpo de Albil.

Ese fue el mayor problema de River durante todo el partido: resolver. Con sus limitaciones, fue dueño del trámite y contó con algunas buenas intenciones de sus jóvenes jugadores (sobre todo de Augusto Solari y Lucas Boyé), pero no estuvo justo ni acertado en la puntada final.

Probó Gallardo con el debut de Leonardo Pisculichi, con Ariel Rojas y con el regreso de Rodrigo Mora. Ferro siguió inmutable en su plan. Apretó más las líneas y esperó por alguna contra. River circuló la pelota pero en los últimos metros se le hizo imposible. Chocaba con la muralla Verde, atrincherada cerca de Albil.

Los últimos 15’ fueron un monólogo de River. Con Manuel Lanzini intentando destrabar con su gambeta el cerrojo del rival, y con Leo Pisculichi buscando hacerlo desde lo colectivo. Buscó River por afuera y adentro, con paredes y centros, pero Tuzzio, Satanás Páez y Cía le hicieron la tarea difícil, incómoda. La última fue casi a los 50’, cuando Pisculichi lanzó un venenoso tiro libre que no cabeceó Funes Mori de milagro. Respiró Ferro.

Así se fueron los 90’. Y así llegaron los penales, la tómbola de la suerte que poco tiene de suerte (ver aparte). Sufriendo, River pasó a octavos.

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