Pasó otra vez: no pudo despedir a su papá porque no lo dejaron ingresar

Esta vez pasó en Chivilcoy. Un hombre viajaba a ver a su padre agónico con la documentación requerida. Pero le bloquearon el paso. El padre murió.

Foto que tomó el mismo Parente en el ingreso a Chivolcoy.

La deshumanización de los controladores de la pandemia frente a ciudadanos en situaciones límite tuvo una nueva manifestación en el país.

Claudio Parente había viajado más de 200 kilómetros desde La Plata hasta Chivilcoy para ver a su padre, en grave estado con demencia senil, pero no lo dejaron. Iba con todos los permisos del Gobierno y el certificado médico que daba cuenta de la situación del papá.

Luego de varias horas y una gestión del intendente chivilconense, lo dejaron entrar, pero ya era tarde. Solo pudo verlo en el cajón.

En el momento más crítico del bloqueo, Parente alertó a todos en las redes sociales. Dijo: «Estoy parado en la entrada de la ciudad de Chivilcoy, con mi papá en grave estado y no me dejan entrar, con todos los permisos del Gobierno por 24 horas como el certificado de su médico. Y no me permiten entrar, hace más de 50 minutos que me tienen parado en la entrada de Chivilcoy».

El permiso que había sacado Parente.

El próximo posteo fue el sábado por la mañana, confirmando su muerte. «Falleció mi papá recién y no me dejaron despedirme de él porque no me permitieron el ingreso a Chivilcoy con todos los permisos en regla”,

Este trato indigno ocurre luego del caso Solange (el del papá de Plottier al que no lo dejaron ingresar a Córdoba para ver a su hija con cáncer terminal, que murió esperándolo), del caso de las hermanas de Tierra del Fuego que diez veces no les dejaron ingresar a San Luis para despedir a su padre agonizante, e incluso del último decreto nacional que habilitó al acompañamiento a pacientes internados «en sus últimos días de vida».

«Desde que fue internado llamaba todos los días al geriátrico hasta que el médico me dijo que estaba agónico, yo quería estar con todos los papeles en regla. Hablé con el comité de crisis de la municipalidad, que me mandó certificado. Saqué los permisos y puse que tenía riesgo de vida. Cuando entro, sobre la entrada de la confitería, me ponen a un costado y me dicen que no puedo pasar y un montón de cosas que no sé.», relató Parente en diálogo con TN.

«Estuve más de dos horas retenido. Fue lamentable, una cosa de locos. A mí no me quedaba tiempo. Me volví y llegando a la calle 44 de La Plata, tipo 22 horas, el intendente me llama y me dice que no sabía nada, que me mandaba un auto oficial para que volviera. Yo al otro día, 7.30, salí de nuevo para Chivilcoy y a las 830 me llama al doctor y me dice que falleció mi papá».

La garita en Chivilcoy, tomada por PArente.

Dijo que, tras ello, siguió manejando hasta llegar de nuevo a la entrada de la ciudad, ubicada al norte de la provincia de Buenos Aires, y que al arribar no lo controlaron. Ni le tomaron la fiebre, ni le pidieron ningún papel. Lo dejaron pasar sin más. «En la garita había gente comiendo y riendo. Como desayunando».

«A mi papá lo vi en una sala velatoria, en un cuartito, dentro de un cajón. No le pude dar un beso en vida», dijo llorando.


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