Paul Auster: “No soy un filósofo, sólo cuento historias”

“4231” es la última novela de gran escritor neoyorquino que, desde ayer, puede conseguirse traducida al español en las librerías argentinas. Señalada como su mejor novela hasta la fecha, narra el paso de la niñez a la edad adulta en cuatro versiones distintas de un mismo personaje.

Qué habría pasado si hubiera elegido otra salida? Esa pregunta que todos nos hemos planteado más de una vez es el germen de “4321”, el ambicioso regreso del estadounidense Paul Auster a la ficción después de siete años. Y no, pese a los rumores, esta monumental novela de casi mil páginas no será la última.

“Cuando comencé a escribirla pensé que era algo que había necesitado hacer toda mi vida, pero no lo supe hasta que empecé”, contó ayer el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en una abarrotada rueda de prensa en Madrid.

Una vida, cuatro versiones

La escritura fluía “como en una danza”, pero al terminar, le invadió un sentimiento de agotamiento físico. “Recuerdo la última frase: me levanté del escritorio y casi me caigo al suelo”.

“4321”, que hoy llega a las librerías en español de la mano de Seix Barral, se publicó pocos días antes de que, el 3 de febrero pasado, Auster cumpliera 70 años. Y si entonces saltaron las alarmas cuando confesó que quizá no le quedaban fuerzas para escribir otra novela, ahora está deseando volver a embarcarse en un nuevo proyecto. “He empezado a escribir algo de no ficción y, después, me gustaría ponerme con una novela”, aseguró.

El estadounidense, que además de ficción, poesía, ensayos y memorias ha escrito guiones de cine -e incluso llevado a la gran pantalla uno de ellos: “La vida interior de Martin Frost”- sostiene que no suele buscar sus historias, sino que son éstas quienes lo encuentran. Por eso, sus novelas evolucionan lentamente, hasta que personajes y situaciones “dictan la forma”. Esta vez, en cambio, la estructura la eligió él.

Como si de un árbol se tratara, Auster narra en “4321” la vida de Archie Ferguson en cuatro versiones diferentes, pero que transcurren todas ellas entre los años clave de la niñez a la edad adulta.

“Entendí que lo que escribía era la historia del desarrollo humano, y lo más importante nos ocurre en los primeros 20 años, en los que nuestros cuerpos, mentes y almas evolucionan a lo que somos”, explicó.

Aunque Archie no es él, como subrayó en varias ocasiones, Auster sí comparte con su protagonista la Nueva Jersey en la que creció y la Nueva York que siempre lo fascinó. Además, como en la mayoría de sus novelas, también aquí aprovecha para trazar un retrato generacional de la juventud estadounidense, en una época -los años 50 y 60- marcada por el consumo de masas y la lucha por los derechos civiles.

No obstante, afirmó, “ese orden mundial en el que vivimos desde la Segunda Guerra Mundial se está tambaleando, o evolucionando a otra cosa”.

Y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca es sólo un ejemplo que le hace sentirse “miserable y frustrado”. En su país, sostuvo, seguirá habiendo racismo hasta que no se aborde “con honestidad” lo que sucedió con la esclavitud. “Rezo para que (Trump) no llegue a otro mandato”, confesó.

Eso sí, si él tuviera las respuestas a conflictos como el de la amenazadora Corea del Norte, que acaba de probar supuestamente una bomba de hidrógeno, “no escribiría libros, sino que trataría de buscar la paz mundial”.

Por eso tampoco le gustan las etiquetas de “postmodernista” o “escritor del azar” con las que la crítica lo define. “No veo interpretaciones místicas en mi obra, sólo contemplo cómo funciona el mundo y lo que le sucede a la gente”, explicó.

“Yo no soy un filósofo, sólo cuento historias”. Y las historias con las que ha lidiado a lo largo de su bibliografía tratan de lo que él define como “lo inesperado” o “las mecánicas de la realidad”, que no es más que las “cosas raras que nos suceden” y que pueden determinar -o no- la vida de cualquier persona. “Pero los seres humanos son capaces de tomar decisiones y hacer planes. Unas veces logramos llevarlos a cabo, aunque a menudo no lo conseguimos”.

Su vida con ella

Así, tras una rueda de prensa que comenzó con un homenaje a su fallecido amigo y poeta John Ashbery, Auster se despidió contando los dos “acontecimientos inesperados” de su vida. El primero, que recrea en “4321”, fue presenciar la muerte por un rayo de un niño en un campamento de verano. “Aquello me enseñó que el mundo en que crecí no es sólido, que a cualquiera puede sucederle cualquier cosa, y eso ha moldeado todo mi pensamiento”.

Y el segundo fue conocer a su mujer, la escritora Sidi Hustvedt, hace ahora 36 años. “En todo el mundo sólo teníamos una persona en común”, contó, y sucedió que precisamente acompañaba a Hustvedt a la misma lectura de poesía en Nueva York a la que Auster acudió.

“Empezamos a hablar, terminó la lectura y seguimos, pasamos la noche juntos y desde entonces no nos hemos separado”, contó. “Si no hubiera ido a esa lectura no la habría conocido, no habría nacido mi hija y mi vida sería diferente”. Lo inesperado, a veces, no tiene por qué ser malo.

“Lo más importante nos ocurre en los primeros 20 años”, sostiene el escritor acerca del momento en la vida de su último personaje.

“El problema es que los estadounidenses nunca han abordado honestamente la cuestión de la esclavitud. Por eso, el conflicto racista persiste”.

“No veo interpretaciones místicas en mi obra, sólo contemplo cómo funciona el mundo y lo que le sucede a la gente”,

Trump y su incapacidad

para leer libros, según Auster

Acaba de publicar su primera novela en siete años, pero el estadounidense Paul Auster tiene claro que “4321” no sería un buen regalo para su presidente: “No creo que (Donald) Trump sea capaz de leer libros, no le gusta como huelen”, afirmó.

Según Auster, que ayer presentó en Madrid esta ambiciosa novela de casi mil páginas publicada en español por Seix Barral, ese es el motivo por el que en la Casa Blanca “sólo le dan resúmenes de una página”. Tener un presidente así le hace sentirse “miserable y frustrado”.

El devenir de Estados Unidos a lo largo del siglo XX ha sido siempre una constante en la obra del Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Para el septuagenario Auster, el suyo es “un país complicado”, pues por primera vez los colonos se lo “inventaron”, algo que no hicieron en otras partes de América ni españoles ni franceses.

“Estados Unidos es una idea, y en su mejor cara es muy noble, inclusiva, permite entrar a todos y convertirlos en estadounidenses, ya sean amarillos, blancos o negros”, explicó. “Pero al mismo tiempo, está fundada en dos crímenes contra la humanidad: el genocidio indígena y la esclavitud, el veneno dentro del bello sistema que hemos creado”.

Para el autor de “La trilogía de Nueva York”, el problema es que los estadounidenses nunca han abordado “honestamente” la cuestión de la esclavitud. “Por eso, el conflicto racista persiste” y para un gran segmento de la población fue un shock que durante ocho años “hubiera un presidente negro en la Casa Blanca”.

Aunque sigue sin entender cómo pudieron votarlo tantos millones de compatriotas, especialmente tantas mujeres blancas, cree que la elección de Trump refleja ese “enfado” que sentía gran parte del país. Y ahora que tiene el poder, lo considera un “peligro”, no sólo para Estados Unidos, sino para el mundo. “Rezo para que no llegue a otro mandato”, añadió.

Aclamada por los medios estadounidenses como su mejor novela hasta la fecha, narra el paso de la niñez a la edad adulta en cuatro versiones distintas de un mismo personaje.

Para Auster, al actual presidente de los Estados Unidos sólo le dan resúmenes de una página para que lea, mo más que eso.

afirmó Paul Auster ayer en Madrid, donde presentó “4321”.

Datos

“El problema es que los estadounidenses nunca han abordado honestamente la cuestión de la esclavitud. Por eso, el conflicto racista persiste”.
“No veo interpretaciones místicas en mi obra, sólo contemplo cómo funciona el mundo y lo que le sucede a la gente”,
Para Auster, al actual presidente de los Estados Unidos sólo le dan resúmenes de una página para que lea, mo más que eso.

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