Piden absolución en Zapala: «¿Un padre lastima como lastimó Jara a sus hijos?»

El próximo jueves se conocerá el veredicto en el caso del joven que asesinó y decapitó a su padre. La fiscalía pidió que lo declaren responsable de homicidio atenuado.

Los alegatos de cierre en el caso del joven que asesinó y decapitó a su padre en Zapala fueron un afilado duelo verbal entre la fiscalía y la defensa, donde se puso en debate desde el rol del Estado hasta el manejo de las emociones bajo condiciones extremas de violencia.

En la última audiencia realizada ayer, Fernando Federico Jara habló por primera vez del caso que lo tiene como acusado.

Con voz temblorosa, el joven de 29 años dijo: «Hoy en día nos podemos reunir como una familia, sin miedo, dormir sin miedo a que algo malo nos pase, y saber que al otro día mi familia va a estar viva. Espero que este juicio termine rápido, para ir a mi casa y abrazar tranquilo a mi familia».

Fernando está en libertad, pero el fiscal Marcelo Jofré lo acusó de un delito que tiene una pena mínima de 8 años de prisión: homicidio calificado por el vínculo cometido bajo circunstancias extraordinarias de atenuación.

La defensa integrada por Gustavo Lucero y Silvina Fernández Mendaña, en cambio, planteó que el joven cometió el crimen bajo un estado de necesidad exculpante. «Nada se le puede reprochar penalmente a Fernando Jara, por lo que sencillamente no hay delito», dijeron.

El Tribunal, integrado por Carolina González, Bibiana Ojeda y Diego Chavarría Ruiz dará a conocer el veredicto el jueves 18 a las 13.


Tres días de declaraciones


Durante las tres jornadas del juicio oral los testigos declararon sobre la violencia que la víctima, Fermín Orlando Jara (55), descargaba sobre su esposa Hilda y sobre sus cuatro hijos: Fernando, Diego, Matías y Giuliana.

Por su parte, vecinos que presenciaron el hecho relataron cómo Fernando, en un estado de alteración, mató a su padre a golpes y puñaladas, para luego cortarle la cabeza y sacarle selfies que le envió a un amigo.

Peritos, psicólogos y psiquiatras se refirieron al estado mental del joven y los motivos por los cuales tuvo la violenta reacción.


«Un papá, un padre»


Marcelo Jofré, fiscal: «No voy a permitir que se justifique una muerte».

En su alegato, el fiscal Jofré se preocupó por aclarar que «no desconozco la violencia de la que era víctima la familia Jara, lo que no voy a permitir es que se justifique una muerte».

Describió al fallecido como «un papá, un padre», lo que le valió después una réplica de la defensora Fernández Mendaña: «¿un padre lastima como lastimó Jara a sus hijos? Si este es el concepto de padre que maneja el Estado a través del Ministerio Público Fiscal, es alarmante».

Fernández Mendaña enumeró las proposiciones fácticas probadas por la defensa.

Jofré afirmó que Jara nunca tuvo un arma en sus manos, ni de fuego ni blanca, y que la madrugada que lo mataron sólo quería alejarse de sus hijos. Señaló que Fernando tuvo oportunidad de tomar otras decisiones, distintas de la que adoptó.

No puso en duda los episodios de violencia familiar, pero destacó que solamente fueron mencionados por la esposa y los hijos de la víctima, pero ningún testigo fuera de ese círculo los presenció.

En el cierre de su alegato se dirigió a los Jara, que seguían la audiencia por Zoom: «ustedes no recibieron el apoyo y la contención del Estado que debieron tener. Espero, de corazón, que en esta circunscripción no volvamos a tener otra familia» que sufra como esta.


Instinto de supervivencia


La abogada Fernández Mendaña alegó que está probado que Fermín Orlando Jara amenazó de muerte a su familia; que Fernando estaba convencido de que su padre tenía un arma de fuego; que el joven estaba transformado emocionalmente, y que fue una cuestión de vida o muerte para él, su madre y sus hermanos.

Lucero, por su parte, afirmó que Jara «no dejó nada malo por hacer. Ejerció violencia física, psíquica y ambiental».

Gustavo Lucero pidió «no sumar más cuotas de dolor».

Añadió que «Fernando estaba convencido de que con el arma en su poder, el padre iba a matarlo a él y a su familia. No tenía capacidad de representarse las consecuencias de sus actos».

«No le pueden imponer que se deje matar, que prescinda del instinto de supervivencia», afirmó el abogado apoyado en un gráfico.

«Si el Estado decide que vaya preso, sumaremos más cuotas de dolor para él y su familia», dijo también.

Remarcó por último que «se está reconstruyendo, volviendo a vivir. Pedimos que se lo declare no culpable por no existir delito».


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