La puñalada que mató y destruyó el sueño de Carlos en Neuquén: el relato de su hermana

Carlos Joel Limache fue asesinado de una puñalada la noche del 10 de febrero pasado en la ciudad de Neuquén. La angustia que vive la familia, que reclama justicia.

Carlitos tenía un sueño. Anhelaba con el alma convertirse en jugador profesional y vestir la camiseta de su amado River Plate.

Desde muy pequeño su pasión por el fútbol lo movilizaba. Ocupaba el centro de su universo. “Apenas desayunaba agarraba su pelota y se iba a patear a la canchita del barrio”, recuerda Paola Guanuco, la hermana mayor. Carlitos era el menor de los diez hermanos, que llegaron tiempo atrás procedentes de la provincia de Jujuy. Se radicaron en Neuquén capital, como miles de familias, con el desafío de salir adelante.

El chico (Carlos Joel Limache) estaba muy ilusionado cuando empezó febrero, porque con su club barrial Borussia, del sector Z1, ubicado en cercanías de Cuenca XV, tenía que viajar en marzo para probar suerte en algunos clubes de Buenos Aires. Era su obsesión.

Pero el sueño de Carlitos se derrumbó. Su vida se apagó. La muerte lo sorprendió la noche del sábado 10 de febrero. Un adolescente de manera inexplicable le clavó una puñalada en un hecho confuso que la fiscalía investiga. La sangre derramada provocó su muerte. Tenía apenas 13 años. Desde aquella noche dramática, sus hermanos y hermanas no encuentran consuelo.

Paola relata que extraña mucho las ocurrencias de Carlitos. Su sonrisa. Sus bromas y anécdotas. Nada ni nadie podrá llenar el vacío que dejó su hermano.

Cuenta que Carlitos había finalizado séptimo grado en diciembre pasado, en la Escuela 366. Este año comenzaría la secundaria.

Paola valora los mensajes de docentes, directivos y compañeros de la escuela primeria que la llamaron conmovidos por la noticia de la muerte de Carlitos.

El día de la tragedia, Paola rememora que su hermano se levantó temprano. Feliz. “Lavó su ropa, sus zapatillas. Estaba contento como nunca”, explica. Estaba entusiasmado porque conocería a Callejero Fino, que se presentaría en la Fiesta de la Confluencia.

Salió de la casa después del mediodía hacia el hotel donde se hospedaba el cantante, porque quería verlo con otros fanáticos. “Me llamó como a las 14 o 14.20 emocionado porque lo había visto a Callejero Fino y hasta le había tocado la mano”, dice Paola en diálogo telefónico con Río Negro. Después, fue al concierto, con una de sus hermanas, el novio de la joven y otros amigos y conocidos.

Paola no fue. Estaba pendiente de otras cosas. Su celular sonó esa noche. “Me llamó mi hermana, desesperada, diciéndome que necesitaban dadores de sangre para Carlitos”, señala. Ella no entendía nada y quedó perpleja. Desconcertada.

Cuando llegó al hospital Castro Rendón su hermano más chico ya había muerto. A partir de ese momento, la angustia se apoderó del corazón de Paola. Y la impotencia.

Carlos Joel Limache tenía la ilusión de ser jugador profesional de fútbol. Gentileza

Comenta que cuando finalizó el recital, Carlitos, su hermana, con su novio y el hermano de este se fueron del predio donde se desarrolla la fiesta.

Pasaron a comprar pan y fiambre a un negocio, ubicado en la avenida Olascoaga y Esquiú. Afuera había un grupo de jóvenes, pero a varios metros. Hubo un cruce de palabras con el hermano del novio de su hermana por causas que desconoce. Y el grupo cruzó la avenida en dirección al negocio. “En ese momento, sale Carlitos por detrás para ver qué pasaba y un chico lo ataca” con un cuchillo, explica Paola.

“¡Pier ya no te vas a hacer tan el atrevido!”, le advirtió el agresor tras apuñalarlo, según le contaron a Paola. Su hermano estaba indefenso. Y no había peleado con nadie. Todo fue confusión. Gritos. El agresor escapó corriendo, junto a otros muchachos que lo acompañaban.

Días después, los investigadores pudieron aprehender a dos sospechosos. Y todo indica que capturaron al supuesto autor del homicidio, según testigos que lo identificaron en una rueda de reconocimiento.

Paola y sus hermanos recién comenzaban a recuperarse tras la muerte de su madre, que ocurrió hace dos años. Ahora, otra vez viven una tragedia. “La verdad que no sé de dónde saco fuerzas”, expresa.

Dice que en la fiscalía de Delitos Juveniles le explicaron que los dos detenidos sospechados por el homicidio de su hermano son menores de edad. Por eso, tienen un régimen penal especial.

Admite que siente bronca porque saldrán en libertad pronto. A uno de los imputados por participar del homicidio, el juez le impuso 10 días de arresto excepcional. Al principal sospechoso, 15. Pero están exentos de la prisión preventiva.

Quiero justicia. Quiero que pague lo que tenga que pagar el que mató a mi hermano”, afirma. Explica que tuvieron que contratar a un abogado para tratar de impulsar la causa como querellantes.

No comprende por qué mató a su hermano, si ni siquiera lo conocía. “Me duele mucho porque mi hermano tenía toda una vida por delante”, asevera. Sostiene que su hija de 8 años lo extraña mucho a Carlitos. El chico alternaba días en la casa de Paola, que tiene tres hijos. Y también se quedaba en la vivienda de otra hermana.

Hoy, a Paola solo la embarga el dolor. Sufre porque nunca podrá volver a abrazar a Carlitos, que soñaba con crecer y convertirse en goleador de River.


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