Pedir a caballo

Pese al intento de relato oficialista para presentar el acuerdo con el FMI como resultado de su admirable resistencia, es poco probable que las posiciones originales del organismo hayan variado demasiado.

Por Julio Rajneri

Presidente Alberto Fernández y ministro Martín Guzmán.

Un autor argentino, creo que el inolvidable Atahualpa Yupanqui, decía que para pedir algo, era mejor pedirlo a caballo. “Porque cuando uno pide a caballo, no parece que está pidiendo, sino que está dando”, sostenía.


Luego de una sucesión de marchas y contramarchas, el gobierno nacional ha variado bruscamente la retórica encendida de sus más fieras vestales, incluida la propia Cristina Fernández y partiquinos menos estelares como Luis D’Elía y Lepoldo Moreau, para llegar -es de presumir- a un acuerdo que, según su versión épica, en lugar de aceptar las odiadas políticas de ajuste propias de ese organismo, contempla adecuadamente las necesidades nacionales de crecimiento y reconoce de alguna manera la culpabilidad del FMI, al haber otorgado un crédito por cifras extraordinarias a un país tan poco confiable como la Argentina. Una nueva versión de la célebre renuncia de Groucho Marx: “No puedo pertenecer a un club que acepta un socio como yo”.


Sin embargo, pese al intento del relato oficialista para presentar el caso como resultado de su admirable resistencia, es poco probable que las posiciones del Fondo hayan variado demasiado desde su propuesta original, más allá de aspectos menores. Los funcionarios encargados de las negociaciones seguramente han contemplado no solamente las cuestiones de naturaleza económica, que suponen proponer metas posibles que no terminen en un nuevo incumplimiento, sino también las políticas, lo que incluye entre otras cosas ignorar ataques y declaraciones de altos funcionarios de un gobierno que se presume las utiliza para consumo interno y para tratar de compatibilizar su ideología estridente con las realidades que debe enfrentar y resolver con una dosis mínima de sentido común.


Aunque no se conozcan todavía los detalles del acuerdo final, está claro que significarán el compromiso del gobierno por reducir el déficit fiscal, limitar gradualmente la emisión de moneda, ajustar las tarifas de los servicios públicos y combatir la inflación. Todas limitaciones a las fuertes tendencias instintivas del movimiento que encabeza la vicepresidenta y que han conducido, junto con la pandemia, a la catastrófica situación en que se encuentra el país.


La experiencia obliga a ser precavido con respecto a la voluntad con que el gobierno encare la difícil tarea de poner, no solamente las cuentas nacionales y provinciales en orden de acuerdo con las pautas convenidas, sino avanzar en medidas destinadas a permitir que la producción y las exportaciones cumplan su cometido de proveer recursos y divisas al desarrollo de la economía; pero es indudable que el anuncio despeja dudas respecto a la evolución de un gobierno que según las opiniones más pesimistas, parecía encaminarse a una nueva versión de Venezuela.


No es así, afortunadamente. Aun sin el acuerdo, las diferencias con la situación con aquel país hubiesen sido notables.


En Argentina hay una prensa vigorosa y libre que se ha mantenido sin vacilaciones en su rol fundamental. Hay un poder judicial independiente que, pese a que algunos jueces han dado inaceptables muestras de ser sensibles a las oscilaciones del poder, tiene una Suprema Corte y una mayoría de los tribunales que asegura el control de eventuales excesos en el poder.


Y tiene una mayoría creciente de sus ciudadanos que se alejan en forma gradual, pero claramente, de las fantasías que durante casi un siglo han dominado el escenario de la política nacional.


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios