Radiografía del Ipross: deuda, crisis y malestar

La obra social de Río Negro tiene un pasivo que duplica los ingresos anuales. La Provincia la asiste cada mes y se multiplican los retrasos de pagos y falencias en las prestaciones.

Estado de alerta en el Ipross. Su histórica fragilidad prestacional se agravó en la última época con el contexto económico-financiero. El componente más elocuente radica en la deuda acumulada, que supera los 8.700 millones, con obligaciones pendientes del 2019.

Los prestadores de la obra social estatal de Río Negro abandonan el reclamo y acentúan las limitaciones en los servicios para los afiliados. Por caso, hay cupos para las consultas médicas, que postergan los turnos por tres a cuatro meses, cada vez se naturaliza más el plus y los reintegros demoran más de lo pautado.

La inquietud de esos privados, poco a poco, se transforma en advertencia de cortes, como la notificación de la Fundación Intecnus de Bariloche que, ahogada por la deuda, dio plazo hasta junio para mantener el convenio para atender a pacientes oncológicos y de medicina nuclear (ver aparte).

En el caso de la atención médica, el presidente de Ipross, Alejandro Marenco, admite la demora de las respuestas aunque enseguida lo relaciona con una fuerte suba de las consultas. El promedio mensual del año pasado -recuerda- era de 80.000 y actualmente supera las 90.000 atenciones. El funcionario entiende que se trata de una “demanda insatisfecha postpandemia”.

Los actuales apremios en el Ipross se originan en las obligaciones pendientes, que ascienden a más de 8.700 millones. Ese monto representa la mitad de los ingresos anuales del organismo rionegrino.

Parte del crecimiento radica en la coyuntura, pero el Ipross mantiene un desequilibrio estructural, a partir de que los ingresos por afiliado son bajos y, últimamente, quedan aún más desfasados porque los aumentos de salarios aplicados se diluyen todavía más en sus transferencias al sistema previsional. Ocurre así porque no siempre las subas se liquidan como remunerativas.

Con el costo de los pasivos, los egresos del instituto -según sus cálculos- están por encima de los 28.000 pesos por mes, por afiliado, cuando los ingresos regulares no llegan a la mitad. La deuda es una consecuencia lógica.

En contrapartida, Marenco consigna la expansión prestacional -con coberturas plenas en los casos de discapacidad, diabetes y oncología- y, además, las subas permanentes de precios. Alude que los insumos -medicamentos, material descartables, prótesis- son la variable inmanejable frente a cierto poder de maniobra que dispone con la deuda y los honorarios, aunque admite que esta última ya tiene mucha presión por el contexto.

Explica que existieron acuerdos con la mayoría de los prestadores, con un 45%, pero acepta que su operatividad lleva unos tres meses y llegan desactualizados.

Marenco insiste en la dificultad con la provisión de insumos por la inestabilidad en el mercado. “Hay problema de accesibilidad y no hay precio de referencia”, remarcó. Los constantes aumentos acentúan el desfasaje del sistema prestacional.

El déficit mensual está en unos 700 millones”, manifestó el titular del Ipross. Esta necesidad duplica a la previsión de asistencia fijada por Economía en el presupuesto, que no siempre se cumple en término. Marenco admite la gravedad de la situación, que se analiza con la gobernadora Arabela Carreras y el ministro de Economía, Luis Vaisberg.

Esa carencia se transforma en el pasivo acumulado. El año pasado, las facturaciones sumaron 17.700 millones de pesos y se abonaron casi 14.700 millones, es decir, algo más de 3.000 millones de pesos figuran para pagar. El resto de la deuda pertenece a facturas anteriores al 2022.

Hay demoras también en reintegros, que llevan de cinco a seis meses formalizadas. Son servicios que abonan los afiliados y piden sus devoluciones al Ipross. Esas solicitudes de cancelación superan los 31 millones de pesos.

Los pasivos se incrementaron y, en consecuencia, la Provincia subió su subsidio para la obra social, que para el 2023 se prevé en 4.000 millones. La inquietud crece entre afiliados y también en los prestadores.


Los prestadores, entre el «plus» y los valores bajos


“Ya no debería llamarse ‘plus’, porque ese concepto habla de un complemento al pago principal. Y desde hace varios meses se revirtió la cuenta, con el monto más alto a cargo de los afiliados. El adicional es lo que reconoce la obra social. En síntesis, hoy el ‘plus’ lo está pagando el Ipross”.

La descripción corresponde a un profesional con amplia trayectoria dentro del ámbito de la salud privada, que ratificó ante RÍO NEGRO el escenario descripto por distintos especialistas consultados sobre el vínculo actual con la obra social del Estado rionegrino.

Es un descontrol. En el mes preelectoral pagaron diciembre del 2022, pero en la liquidación de este mes del Colegio vino ‘agosto 2022’. A 1.300 pesos por sesión. Sacá la cuenta sobre la inflación acumulada desde entonces y te da que en cualquier momento les tenemos que pagar nosotros para trabajar”, ironizó un kinesiólogo del Alto Valle.

Ese sector recibió una promesa de actualización de valores desde abril 2023, para llevar la sesión a 1.800 pesos. “Menos del 40% y sin saber cuándo lo vamos a cobrar”, completó el profesional.

Con las clínicas y sanatorios, la obra social tiene divididos los pagos. Una franja corresponde a la denominada “cartera fija”, que determina un monto global para garantizar la atención a los afiliados de una ciudad o región en los establecimientos de su zona cercana. El otro flujo llega por prestaciones a afiliados que llegan desde regiones más alejadas o prácticas de alta complejidad.

“En la cartera fija el atraso promedia los 60 días, pero en las otras prestaciones llegamos a los siete meses”, describió un directivo, quien detalló también el impacto que genera el Ipross en las finanzas de las instituciones. “Para los más grandes representa un 15% de la facturación y atención, por lo tanto es un perjuicio importante, pero que se puede manejar. Pero hay clínicas donde la atención a Ipross significa el 50% de la actividad. En esos lugares el impacto de la desvalorización de los aranceles y de los atrasos en los pagos, es muchísimo mayor”, indicó.

Con la Federación Médica de Río Negro también existe un esquema dividido entre cartera fija y pagos por prestación. Esa entidad es la que, en segunda instancia, cancela a los profesionales de cada ciudad los servicios brindados a cada afiliado al Ipross.

Según los datos aportados por representantes de un colegio médico del Alto Valle, el último pago de la obra social corresponde a enero de este año, con un valor de consulta actual de 865 pesos, que se extiende a 995 pesos para los clínicos y pediatras, que son los denominados “sin prácticas”, porque no cuentan con aparatología que otros especialistas utilizan, con la consecuente mejora en los ingresos.

Para tomar dimensión sobre el desfasaje, la misma fuente detalló que las obras sociales que mejor pagan están reconociendo actualmente valores cercanos a los 6.000 pesos por consulta.

De la misma forma que en clínicas y sanatorios, el otro aspecto central es la falta de actualización de los valores. En 2022 Ipross aumentó 15% en febrero, 10% en junio, 10% en julio y 10% en septiembre. En tanto, este año reconoció un 15% más en enero, 15% en febrero y 15% en marzo.

“Surge claro que recién ahora estamos equiparando la inflación del 2022. Este año estaríamos en cero, teniendo en cuenta también que las consultas de marzo las cobramos con suerte en junio”, completó el referente del sector médico.

Con las farmacias también hay atrasos, “pero van regularizando de a poco”, según explicaron fuentes del colegio que agrupa a los profesionales del sector.

“Se debería estar cobrando la segunda quincena de febrero y estamos cobrando la primera de enero”, ampliaron desde la institución.


El peregrinar de los afiliados


En toda la provincia las prestaciones del Ipross a los afiliados son deficientes en diversos aspectos y el origen de todo parece ser el mismo: la deuda.

Hoy los odontólogos mantienen suspendida la atención al Ipross; hay dos turnos por mes para oftalmología para la totalidad de los afiliados de la ciudad; desde hace un año no hay prestadores en odontología infantil y hay cada vez menos cardiólogos y urólogos, por nombrar algunas especialidades.

Soyem Bariloche incluyó la situación del Ipross entre sus reclamos días atrás y pidió gestiones a Gennuso. Foto: Chino Leiva

En el sanatorio San Carlos, Hospital privado Regional (HPR) y distintos consultorios médicos se mantiene la atención, con matices.

Hay falencias en las prestaciones directas y en la modalidad por reintegro que demoran tanto, mucho más de 90 días, que el afiliado termina financiando a la obra social”, resumió Juan Ivanissevich, secretario de Actas, Previsión Social y Asuntos Sociales de Soyem, el gremio de los municipales de Bariloche que aporta unos 2.100 asociados a Ipross, que también tiene bajo su órbita a la mayoría de los empleados públicos provinciales.

Ivanissevich graficó que los afiliados de Bariloche padecen “castigos” de prestadores a la obra social porque fijan cupos de atención. “Cuando decís que tenés Ipross te dan turno a 2 o 3 meses, mientras que con otra obra social o prepaga te dan para el día siguiente. Los profesionales prefieren otras obras sociales porque les pagan”, relató el dirigente en alusión a la acumulación de deuda de Ipross con todos los prestadores.

Además “cada vez se cobra más plus, el coseguro que cobran los prestadores por fuera de la cobertura para atenderte, que va de 1.000 a 3.000 pesos. Esto es discrecional y es ilegal, pero el mecanismo de denuncia no funciona porque si sancionan, la obra social se queda sin prestadores”, advirtió.

El Soyem tiene un fondo de ayuda para quienes deban afrontar elevados costos para adquirir prótesis u otras prestaciones que la obra social no cubre de manera directa y cuando se otorga el reintegro se recupera.


La institución de alta complejidad de Bariloche que se cansó


Fundación Intecnus, el centro de radioterapia y medicina nuclear de Bariloche, que en los últimos años diversificó sus servicios, notificó mediante carta documento al Ipross que a fines de junio rescindirá el contrato actual debido a la acumulación de deuda, que representa, junto con el pasivo de la Provincia, el 20% de la facturación del último año.

No es más sustentable, damos un tiempo de diálogo para no afectar de manera inmediata a los pacientes, pero si no lo hacemos nos fundimos”, afirmó Luis Rovere, gerente general de Fundación Intecnus quien remarcó que la deuda “es muy grande” y el pasivo se acumula desde hace más de un año.

El convenio vigente de Intecnus con Ipross fue firmado hace dos años y tuvo una última actualización del 25% en 2022 -cuando la inflación promedio es del 100%-. Hoy aplica para todos los servicios de la institución. Una alternativa, en caso de continuar el vínculo contractual a futuro, sería el rediseño del convenio, “a valores mínimamente razonables”, acotando las prestaciones al Ipross solo al servicio de radioterapia y medicina nuclear, dos áreas de alta complejidad que no tienen otra opción disponible en Bariloche.

Rovere puntualizó que el convenio establece un plazo de pago en 45 días, pero “tardan entre 8 y 9 meses en procesar la facturación y de ahí pasa a tesorería a la espera de tener fondos”. Dijo que los últimos pagos recibidos fueron en cheques diferidos con valores del convenio de hace dos años.

“La situación es crítica, la falta de pago nos deja el saldo casi en cero y nos veda la compra de equipamiento”, afirmó el gerente general de Fundación Intecnus.

Un panorama opuesto tiene el Colegio Médico Bariloche que no registra deudas de Ipross aunque advierte que el convenio está atrasado en valores, lo que “precariza los honorarios médicos”.

Por eso plantean cambiar el convenio, “migrar del sistema de cápita a pago por prestaciones brindadas”, afirmó Elías Rodríguez, secretario gremial de la entidad que nuclea a 400 profesionales de la salud. Indicó que mientras tanto, se busca mejorar el valor de la cápita y agilizar los pasos administrativos para que se ejecuten los pagos.


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