Preocupación por el aumento de muertes de ballenas en Península Valdés

RAWSON.- La aparición de 41 cadáveres de ballenas en lo que va del año en distintos puntos de la costa que rodea la Península Valdés derivó en un pedido de informes por parte de un diputado y en la denuncia de un prestador turístico que señaló que «hay un acoso permanente de las embarcaciones que hacen el avistaje» sobre los ejemplares.

Jorge Borboroglu, pionero en la actividad turística de la zona, indicó también que «se sabe de casos en los que la madre está amamantando a su cachorro mientras está rodeada por cinco o seis lanchas cargadas de turistas, que le hacen un cerco al animal para que no se vaya y así poder mirar mejor el espectáculo».

De acuerdo con Borboroglu, «se está privilegiando el interés económico por sobre la preservación de la especie que está en riesgo», acusó, al tiempo que denunció la aparición de animales muertos en la costa con heridas en la cabeza provocada por las embarcaciones de avistaje. Las ballenas arriban desde junio a los golfos San José y Nuevo que rodean a Península Valdés y permanecen hasta diciembre para cumplir en las aguas mansas de esos accidentes geográficos el ciclo reproductivo y el adiestramiento de las crías.

«Desde mediados de año vienen apareciendo sistemáticamente ejemplares muertos y nadie explica por qué ocurre este nivel de mortandad», sostuvo por su parte el diputado provincial Alejandro Papaiani, quien además se quejó de la promesa de estudios sobre los cadáveres cuyos resultados nunca se conocen.

Papaiani anunció que presentará un pedido de informes sobre la mortandad de ballenas francas del sur, porque «algo tiene que estar pasando para que ocurra un número de muertes tan grande, y que seguramente es mucho menor que el real porque se supone que hay más animales muertos cuyos restos no fueron encontrados».

El legislador de la oposición remarcó que «sin duda no es culpa del gobierno lo que está ocurriendo, aunque sí debemos exponer que evidentemente el Estado no está presente en el control de la actividad como debería». Borboroglu, quien propició la actividad de avistaje desde sus orígenes, se quejó del «espectáculo lamentable» que significa «ver cómo salen corriendo las lanchas cargadas con turistas hacia el lugar de los avistajes y cómo vuelven con la misma rapidez para cargar más gente». «En el camino si hay un cachorro de ballena lo pasan por arriba, e incluso una vez un buzo casi es alcanzado por la lancha», acusó Borboroglu.

Desde la fundación ecologista Patagonia Natural se minimizó el hallazgo de ballenas muertas y si bien se reconoció que son muchas más que el año pasado, explicaron que la razón se debe a que en el golfo hay más ejemplares que antes. «Es cierto, en años anteriores se encontraron entre 13 y 15 cuerpos varados y sin vida y ahora se superó el número de 40, pero esto es porque hay una población mucho mayor este año», explicó la bióloga Luciana Musmeci que participó en la ablación de órganos que se practicó al último cadáver encontrado.


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