“Producimos muchas peras, pero nos falta exportar más tecnología”

Lo dice el economista Juan Carlos Del Bello, ex titular de la ciencia y tecnología de la Argentina y actual rector de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). Impulsa la investigación en problemas regionales, y la inclusión de las comunidades indígenas.

“Producimos muchas peras, pero nos falta exportar más tecnología. En las farmacias de la Ciudad de Buenos Aires se venden los snacks de manzanas que no son de la Patagonia”, advierte el reconocido economista Juan Carlos Del Bello, rector de la Universidad Nacional de Río Negro. “Cuesta mucho, pero la región tiene que salir a competir. Podemos ser productores de maquinarias para el sector de las frutas. Se podría agregar valor a la producción. Podría haber inversiones y apostar al territorio”.

En diálogo con RIO NEGRO, Del Bello repasó los logros recientes de la universidad pública, las conexiones que crecen con los institutos de investigación científica públicos y la transferencia del conocimiento para resolver problemas que afronta la Patagonia y el resto del país. Nació en Mar del Plata, y desde los 5 años, junto a su familia, se radicó en General Roca, Río Negro. Entre 1976 y 1984, se exilió en Costa Rica. Varios años después de su regreso, fue el primer secretario de Políticas Universitarias del país, y estuvo a cargo de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación entre 1996 y 1999 durante la Presidencia de Carlos Menem. Durante su gestión, se creó la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (que cambió de nombre el año pasado y hoy está a cargo de Fernando Peirano).

P-¿Cómo ve a la Patagonia con respecto a la investigación científica en general?

R-Tiene a Bariloche, que es la ciudad del país con mayor cantidad de científicos y tecnólogos cada 1000 habitantes, una ciudad fértil para hacer investigación. Bariloche tiene turismo pero es un mojón en la ciencia de Argentina, por la cantidad de investigadores, institutos y empresas como INVAP, que se destacan a nivel global.

P-¿Qué pasará en el futuro con la ciencia en la Patagonia?

R- Si hay políticas activas, la Patagonia es un lugar para el desarrollo de ciencia de primer nivel. Debe haber investigación asociada a las necesidades de la sociedad y del territorio, como estudios relacionados con los recursos naturales, hidrocarburos, el Mar Argentino, y el cambio climático. Debería haber un centro de investigación en diferentes energías. También hay organismos como el INTI que deberían regionalizarse más. Si queremos ser un país industrial, hay que aumentar el presupuesto con estrategia de regionalización como hizo Francia.

P-¿La investigación científica debería siempre orientarse a resolver un problema concreto de la gente o del ambiente?

R- Considero que la investigación orientada a la resolución de problemas es un camino. Yo disiento con que el Conicet tenga el 50 % de los ingresos a la carrera del investigador en temas libres, o sea no necesariamente orientados a los problemas nacionales. En regiones como la Patagonia, los investigadores están más preocupados por los problemas de su territorio sin descuidar las cuestiones globales. Por ejemplo, en la UNRN, trabaja e investiga Lucas Garibaldi, que sigue problemas locales, regionales y mundiales a la vez. En temas geológicos, se investiga en volcanes junto con investigadores de Europa de primer nivel.

P-¿Se hace investigación científica en las universidades?

R- El modelo universitario de Argentina tiene un predominio del perfil profesionalista. Está menos preocupado por la investigación científica. Pero hay algunas islas en las que sí se hace investigación científica. En la Universidad Nacional de Río Negro, adoptamos un modelo híbrido. Tenemos tres institutos con doble dependencia con el Conicet, y un centro de transferencia tecnológica con orientación en alimentos. Y hemos alcanzado logros significativos a nivel internacional.

P- ¿Cuáles?

R- Ocupamos la novena posición en el ranking Scimago (publicaciones internacionales con referato de la base Scopus) a tan solo 11 años de la creación. Radicamos investigadores en la provincia de Río Negro y hemos formado más recursos humanos.

P-¿Cómo se desarrolla el modelo híbrido?

R-Por un lado, damos respuesta a la demanda de carreras profesionales que hace la sociedad. Por ejemplo, en nuestra universidad tenemos la carrera de odontología más austral del país, y también hacemos investigación clínica. Hacemos una planificación institucional de las carreras universitarias. Están las carreras más tradicionales, pero también las más innovadoras.

P-¿Qué particularidades tiene la universidad?

R- Una de las particularidades es que contamos con políticas de inclusión de grupos poblacionales vulnerables: discapacitados, madres solteras, e indígenas. También atendemos con preferencia a jóvenes de la Línea Sur que no tienen oportunidades de educación universitaria en esa región. En Río Negro–de acuerdo al último censo-, tenemos el 7,1% de la población que se reconoce indígena. Se trata de 45.375 personas sobre un total de 638.645 habitantes. Ese porcentaje es casi el triple de la media nacional de 2,4%. No obstante se sabe que la participación de descendientes de pueblos originarios es muy superior, o sea que los censos poblacionales subregistran la realidad.

P- ¿Cuántos estudiantes hay que pertenecen a comunidades indígenas?

R- La Universidad tiene al día de hoy 575 estudiantes cuyos apellidos pertenecen a pueblos indígenas o se autoperciben como pertenecientes a los mismos, una cantidad que representa apenas el 5,7 % del total de su matrícula. Es decir, tenemos mucho por hacer para aumentar la inclusión de estudiantes de comunidades indígenas. Desde la universidades, hay profesores e investigadores que colaboran con estudios sobre tierras en conflicto, la recuperación de la memoria, y asesoran a diferentes institutos provinciales y nacionales.

P-¿Cuáles son las carreras más nuevas que ofrecen?

R- Tenemos las carreras relacionadas con alimentos, como las ingenierías en biotecnología y alimentos, enología, agronomía y agroecología. También está geología, una de las tres mejores del país, y entre las últimas en abrirse, se encuentran ingeniería electrónica y en computación.

Nuevas plantas piloto para producir alimentos sociales

En Villa Regina, la Universidad Nacional de Río Negro pone a punto una planta piloto de alimentos sociales. Recibió de la provincia una línea de producción que hacía muchos años que no se usaba y una donación de la Gobernación, con aportes de la Lotería de Río Negro, que será destinada a capital de trabajo para la producción de los primeros lotes de guiso de lenteja.

La planta piloto se puso en marcha para desarrollar líneas de alimentos para los sectores más vulnerables y para dar asistencia técnica a los productores locales. Ya opera al cien por ciento la línea de producción de sidra. Se está terminando el montaje de la línea de alimentos secos y ya están listas las instalaciones del Laboratorio de Propiedades Nutricionales, donde se brindan servicios a industrias regionales para hacer diferentes análisis.

Estamos ultimando los detalles operativos para el lanzamiento del primer producto alimenticio: guiso de lentejas. “Se aspira a proveer el guiso en comedores escolares y barriales, como parte de una dieta alimentaria nutritiva y saludable, en convenio con el estado provincial y los municipios. Otros productos están en fase de diseño”, dijo Juan Carlos Del Bello.

“En la ciudad de Viedma -remarcó- también se trabaja en alimentos con otra planta piloto para la producción de aceites de frutos secos y se diseñan diferentes aplicaciones informáticas para uso social”.

Alimentos sociales. En Villa Regina, la Universidad Nacional de Río Negro pone a punto una planta piloto de alimentos sociales.


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