Puente 83: pelea contra la contaminación y por tener gas

El barrio tiene alrededor de 40 años y todavía pelea por cuestiones básicas. Está en Cipolletti, casi en el límite con Fernández Oro. Para colmo no pueden usar el centro deportivo del que podían disfrutar los niños. Esperan respuestas desde el comienzo.

La vida a un costado del canal suele ser “difícil”, señalan los vecinos que habitan Puente 83. Muchos llegaron cuando no había nada, tuvieron que levantar sus casas y su barrio. Organizados sostienen el reclamo de años por el servicio del gas y luchan contra la contaminación.


Con más de 40 años de existencia, el barrio Puente 83 está ubicado dentro de Cipolletti en el límite con Fernández Oro. Su territorio se extiende a lo largo de 6 kilómetros de la costa del canal de riego del Alto Valle del Río Negro. Se encuentra dividido por la Ruta 65 en dos sectores, hacia el sur hasta la Ruta 22 y en el norte terminando en Puente Madera. Con el crecimiento poblacional, las ciudades que lo rodean están cada vez más cerca.


Según el censo del 2001, unas 1287 personas son las que habitan en el vecindario que está compuesto por alrededor de 300 viviendas. La cotidianeidad de los vecinos del 83 se desarrolla entre casas construidas de material, con cercos de maderas, alambres y una larga calle de ripio en la que se observa una gran cantidad de perros. Abundan las carencias.

El camino de tierra que recorre cada vivienda es regado con frecuencia por algunos para controlar la tierra que se levanta. Una vecina contó que “de alguna forma se convirtió en una rutina debido a la poca frecuencia con la que pasa el camión regador”.

Otro de los problemas son los vehículos que pasan a grandes velocidades y al circular en simultáneo por los dos sentidos se vuelve angosto el tramo.
Camila vive junto con su hija hace 6 años en el barrio y señaló que “los niños no pueden jugar en sus veredas porque es muy peligroso, y el centro deportivo con el que contaban dejó de funcionar”.

Los que no cuentan con rodado se movilizan en transporte público que pasa cada una hora. Otros deciden circular en bicicleta, en moto o a pie por una pequeña huella entre la hierba crecida a un costado.

La contaminación dentro del canal es histórica y nada indica que se vaya a resolver, al menos en el corto plazo. “La gente suele tirar de todo al agua, por más de que lo limpien se vuelve a juntar basura y con el calor hay chicos que igual se bañan”, mencionó Camila.

Con las tormentas se generan micro lagunas productoras de focos infecciosos. “Estamos un poco mejor cuando llueve pero igual se llena todo de barro”, manifestó la joven.

“Los niños no pueden jugar en sus veredas porque es muy peligroso, y el centro deportivo con el que contaban dejó de funcionar”.


Manuel y Dora, llegaron hace más de 25 años a Puente 83, sus hijos crecieron junto con la cantidad de familias que forjaron las bases del vecindario. De oficio albañil, construyó su vivienda de material y participó en varias obras de otros vecinos.

Manuel y Dora construyeron parte de su vida junto con la historia del barrio. (Foto: Florencia Salto)

La pareja recuerda que desde un comienzo tuvieron que pelear por los servicios públicos. “Cuando llegamos el agua la teníamos que ir a buscar a una canilla cerca de la ruta porque no había agua potable”, explicó el Manuel.

Un reclamo que continúa es el de la instalación del gas. En invierno el modo de calefaccionarse depende, en la mayoría de los casos, de la leña. Por ese motivo, el insumo se transformó en algo fundamental. “Las bolsas que nos entregan del Plan Calor no alcanzan para nada, por eso terminamos saliendo en pleno frío a recolectar o si tenemos unos pesos a comprar más”, comentó el vecino.

En los grandes temporales de lluvias que cayeron sobre Cipolletti, uno de los sectores más afectados fue el del este. “Fue muy doloroso, nos tuvimos que ir una semana por la cantidad de agua que entró a la casa, se quedó una sola persona para cuidar porque aprovechaban para robar”, aseveró Dora.

Los canastos llenos de bolsas de basura son una postal que se repite en cada domicilio. La vecina indicó que se debe a que los camiones recolectores pasan cada tres días. “Por cosas como estas sentimos que desde hace un tiempo dejaron de tenernos en cuenta”, remarcó.
Por esto, los vecinos mantienen su reclamo y no pierden las esperanzas de contar con el servicio primordial.

El concepto que abunda es que no son prioridad para ningún gobierno y por eso esperan que los tengan en cuenta. Cuando eso ocurra seguramente llegarán los servicios tan esenciales como el gas.

Talleres municipales para terminar con la contaminación

En el Centro Comunitario a través de personal dependiente del municipio cipoleño se brindan talleres de gestión ambiental para informar a los habitantes sobre los cuidados de los espacios.

El asistente social del municipio, Javier Sánchez informó que “se llevan contenedores, se educa sobre la importancia del canal de riego para prevenir que se tire basura y pasan máquinas para limpiarlo”.

Los programas de prevención intentan combatir en verano las infecciones provocadas por plagas de mosquitos que se ubican en las aguas estancadas.
También planean hacer talleres de armado de canastos comunitarios, buscando la promoción del cuidado del medio ambiente, para prevenir enfermedades. “En el canal se puede ver a chicos bañándose y se torna peligroso para su salud”, consideró.

En su mayoría la población que habita en el barrio es mayor y le siguen las parejas jóvenes que son padres. A los grupos en situación económica de vulnerabilidad se los asiste en la atención de la salud y también alimentariamente.

El pedido de ayuda alimentaria es constante y se responde a través de módulos. A su vez existen familias que asisten a los comedores Manantial de Sonrisas y Carita de Ángel. De todos modos, hay muchas carencias en el sector.

El eterno reclamo por un servicio básico

El barrio cuenta con gran parte de los servicios públicos como agua y luz que fueron instalados a medida que crecía la cantidad de familias que se establecían en el lugar. Sin embargo todavía continúan con el pedido de la instalación del gas. Uno de los mayores problemas cuando llega el invierno.

Las maneras de calefaccionarse ante las bajas temperaturas suelen ser mediante estufas eléctricas o a través de la leña con salamandras. Los que optan por la segunda opción deben salir a buscar leña o comprarla. Más allá del factor económico se coloca en foco la cuestión de la salud.

En entrevistas realizadas desde la Municipalidad se visibilizaron casos de afecciones respiratorias. Desde el área de Salud de la ciudad informaron que el humo obligó a algunos vecinos a utilizar inhaladores.

El dato

40
años de existencia tiene el barrio cipoleño. El colectivo pasa por ahí cada una hora. El regador pasa poco.

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